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Crimen de Fago: Santiago Mainar estudia cómo seguir su 'retiro' cuando salga de prisión

Se cumplen 17 años del asesinato de Miguel Grima, y el condenado por aquel crimen sigue en la cárcel, rodeado de libros y sin querer usar ningún beneficio penitenciario para salir en libertad.

El guarda forestal, con un perro que le acompañaba en Fago, en 2007.
El guarda forestal, con un perro que le acompañaba en Fago, en 2007.
Juan Carlos Arcos

El guarda forestal Santiago Mainar cumple hoy 69 años, de los cuales lleva 17 en el centro penitenciario de El Dueso, en Cantabria, cumpliendo condena como autor del asesinato del alcalde de Fago, Miguel Grima, un crimen que hizo tristemente famoso al pueblo del Pirineo aragonés en todo España y toda la Unión Europea. 

No quiere pedir la libertad condicional, a la que podría acceder al ser un preso septuagenario, dado además su buen comportamiento. Desea cumplir la condena íntegra, que se extinguirá en febrero de 2027.

Su hermana Marisa lo ha visitado hace unos días en la prisión, después de haber pasado tres años sin verlo por el efecto de la pandemia. Dice que lo ha visto con “buen carácter”. Aunque ella reconoce que no puede discurrir por su hermano cuando salga libre, señala que una alternativa que ellos barajan es que puede “retirarse al Monasterio de La Oliva, con la orden de los trapenses”, que se ubica en Navarra. Santiago, que no querría volver a vivir en Aragón, conoció este monasterio gracias a que su padre lo llevó allí y “convivió con los monjes” para preparar unas oposiciones. “Es algo que también apuntó mi madre como salida para mi hermano”, agregó Marisa.

Santiago Mainar ha defendido siempre que “nunca ha solicitado un beneficio penitenciario” en las cárceles en las que ha estado, Zuera y El Dueso, porque no le interesa. De esta manera pretende “cuestionar el sistema de prisiones”.

De hecho, un funcionario de prisiones retirado que lo conoce bien reconoce que “es uno de los pocos internos de España que ha renunciado a su derecho a acceder al tercer grado” para cumplir la pena fuera de la prisión. "Santiago defendía que se convirtió en el 'ángel salvador' del pueblo de Fago cuando ocurrió el crimen", agrega el funcionario.   

De hecho, el preso aragonés “ni siquiera ha aceptado las salidas a la calle” durante 36 días al año una vez que había superado dos tercios de la pena. “Solo ha aceptado participar en salidas terapéuticas en Cantabria, como ha hecho alguna vez para ir a una biblioteca de Santander para buscar libros o al museo del Altamira para visitar las conocidas pinturas del arte rupestre”, incide el funcionario.

Una de las pinturas que 'chirriaban' con la antigua datación
Una de las pinturas que 'chirriaban' con la antigua datación
EFE

El interno, nacido en Zaragoza el 10 de enero de 1954, tiene muy claro que esperará a cumplir toda la condena de 20 años por el asesinato, que le impuso el Tribunal Supremo por el crimen ocurrido el 12 de enero de 2007, y otros nueve meses por el delito de tenencia ilícita de armas. En junio de 2011, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias decidió trasladarlo desde la cárcel de Zuera a la de El Dueso, después de que llevara varias semanas haciendo ayuno y comiendo solo manzanas.

El hecho de que la cárcel situada en Santoña (Cantabria) tuviera hasta una zona de vacas, ligada a la zona del Pirineo donde vivió (estuvo trabajando en el Aula Dei en Zaragoza y luego en Fago de guarda forestal), y esté ligada al mar Cantábrico le llevó a Mainar a aceptar este traslado. Al principio tuvieron que atenderle en el hospital Valdecilla de Santander, incluso permaneció en la Unidad de Acceso Restringido.

Visita de su hermana y celda individual 

Su hermana Marisa cuenta que vio a Santiago “bien”, “arrugado por el paso del tiempo”, “delgado y con el pelo sin canas”. Bromea que parece haberlo visitado en el hotel Waldorf Astoria, aunque en realidad ha ido a la prisión situada en la localidad cántabra de Santoña pegada al mar Cantábrico.

“Nos ha dicho que le cambiaron de celda a una individual desde la que puede ver la llegada del amanecer por su ventana”, detalla su hermana. “Están haciendo obras de reforma porque el edificio de la prisión es antiguo, y Santiago se comprometió con el director a no dar problemas a cambio de no tener que convivir con otro interno”.

Santiago Mainar, durante el juicio en la Audiencia de Huesca, en 2009.
Santiago Mainar, durante el juicio en la Audiencia de Huesca, en 2009.
Javier Blasco

En su celda acumula libros y libros, de hecho ha regalado diez estas navidades a su familia, sobre todo ligados con la historia. “Creo que se gasta la mayor parte de la paga de 450 euros (no contributiva del Estado) en comprarlos. Es muy generoso. Lleva media vida en prisión”, sostiene Marisa Mainar. “También es muy cabezón y no se puede discutir con él. Espero que cuando salga, dentro de tres años, pueda vivir en una burbuja parecida a la que tiene ahora, como puede ser el Monasterio de La Oliva, y además le miren lo de su jubilación”.

Sus amigos en la prisión, un profesor de inglés que lo acompañó en la celda y el asistente social Bernardo que lo trató, ya no están con él porque uno salió libre y el otro se jubiló. “Bernardo siempre me dijo que Santiago era muy respetado en la prisión por su dignidad. Ahora lo lleva otra asistente social, Pilar, que también es muy maja”, agrega.

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