El premio Nobel de los vértigos visitó Zaragoza hace cien años

Hace un siglo, Robert Barany pasó doce días en Zaragoza impartiendo conferencias y prácticas. Sus descubrimientos sobre el oído siguen vigentes.

Los profesores de Anatomía Jaime Whyte y Ana Cisneros, junto al otorrino Jesús Fraile (derecha), han investigado la visita de Robert Barany a Zaragoza en 1923.
Los profesores de Anatomía Jaime Whyte y Ana Cisneros, junto al otorrino Jesús Fraile (derecha), han investigado la visita de Robert Barany a Zaragoza en 1923.
Oliver Duch

Zaragoza fue visitada por tres premios Nobel en 1923: el físico alemán Albert Einstein (Nobel de Física en 1921), el escritor español Jacinto Benavente (de Literatura en 1922) y el neurólogo austriaco Robert Barany (de Medicina en 1914, por la fisiología y patología del aparato vestibular). Un siglo después, Ana Cisneros, profesora de Anatomía e investigadora principal del grupo Medical and Genetics del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón, cree que en la memoria de los aragoneses solo ha quedado la llegada del científico Einstein, el investigador más famoso del siglo XX con su Teoría de la Relatividad, pero su estancia en la capital aragonesa fueron 50 horas. Mientras tanto, Cisneros apunta que el neurólogo Robert Barany pasó doce días impartiendo conferencias y varias prácticas en la Facultad de Medicina, situada en el actual Paraninfo universitario, y además llegó a dejar simiente en Zaragoza entre los alumnos de Medicina que acudieron a esos eventos, que se hacían en francés. El investigador Rafael Lorente de No (Zaragoza, 1902-Tucson 1990), discípulo del premio Nobel aragonés Santiago Ramón y Cajal para publicar su primer estudio, fue invitado por Robert Barany a la Universidad de Upsala (Suecia) entre 1924 y 1927, después de haber compartido de manera intensa su visita a la Facultad de Medicina de Zaragoza.

La llegada del neurólogo Barany (Viena, Austria, 1876-Upsala, Suecia 1936), de origen judío, fue fruto de su amistad con el otorrino zaragozano Víctor Fairén, quien le invitó con una carta personal tras contactar con él en Zúrich (Suiza). El equipo que lidera Ana Cisneros, donde hay anatomistas y otorrinolaringólogos, ha documentado esta visita casi olvidada en Aragón y la recordarán el próximo viernes con cuatro conferencias que tendrán lugar en el Paraninfo.

En su opinión, "de las tres visitas de premios Nobel a la capital aragonesa en 1923, la de Barany fue la más completa, por la duración y la huella formativa que dejó, aunque ha sido casi olvidada", proclama Ana Cisneros. "En la actualidad, todavía se hacen en urgencias sus pruebas vestibulares sobre el equilibrio que todos tenemos que tener en el oído y en las clínicas de otorrino se les siguen llamando las pruebas Barany". El otorrinolaringólogo Jesús Fraile y el profesor de Anatomía Jaime Whyte precisan que el investigador austriaco, que luego se nacionalizó sueco, fue el "padre de la neurotología", una de las especialidades médicas que fueron consolidándose en Europa junto la oftalmología, la dermatología, la otología y otorrinolaringología. Gracias a sus estudios se describieron signos y síndromes e ideó pruebas para analizar la función vestibular y su relación con el cerebelo. De hecho, con su preparación quirúrgica describió procedimientos contra la otoesclerosis.

El otorrinolaringólogo Jesús Fraile apunta que Robert Barany era neurólogo y descubrió "la patología vestibular del mareo y el vértigo, y la exploración que se debe realizar para detectarlos; todavía hay pruebas que se llaman de Barany". "¿Cómo había que tratar a pacientes que tuvieran vértigo? Lo hizo a partir de la anatomía y la fisiología. Los problemas de vértigo están en el oído porque está interconectado con el cerebro y refleja los reflejos de equilibrio. Y él fue el primero que entró en ello", describe sus hallazgos tan actuales para los enfermos del oído. "La sociedad Barany incluye a médicos de todo el mundo que se ocupan del vértigo y mareos. Está en Upsala (Suecia), en cuya universidad desarrolló su trabajo después de ganar el premio Nobel".

El neurólogo Robert Barany visitó Zaragoza en 1923.
El neurólogo Robert Barany visitó Zaragoza en 1923.
The National Library of Medicine

"Le gustó la verdura en Aragón"

Al recopilar todo el material sobre lo que hizo en Zaragoza Robert Barany en los doce días de visita en Zaragoza, Ana Cisneros añade que acudió a la misma aula magna del actual Paraninfo que utilizaron para recibir a Albert Einstein (en recuerdo de su visita se ha instalado una placa). Como anécdota, "le encantaron las verduras que no encontró en su país". "Además, destacó que en España podían utilizar entonces animales de experimentación más que en otros países de Europa, que lo prohibían, porque teníamos una normativa más laxa", agrega la anatomista zaragozana.

A la hora de recibirlo, estuvieron el rector Ricardo Royo Villanova, el médico que luego dio nombre al hospital de la margen izquierda del Ebro, y el decano de Medicina, Patricio Borobio, quienes facilitaron esta visita propiciada por la amistad del otorrinolaringólogo Víctor Fairén. Todos se entendían con Barany en francés y las conferencias y prácticas se hicieron en ese idioma. La mañana del 1 de diciembre de 1923 tuvo lugar la recepción de las autoridades de la Universidad de Zaragoza. A las 17.30 se estrenó ante las alumnos, investigadores y responsables con su primera conferencia, titulada ‘Historia del descubrimiento de la función del aparato vestibular’, su relación con el equilibrio quedó establecida gracias a sus aportaciones.

Premio Nobel en la Guerra Mundial

De las cuatro conferencias que impartió en el edificio que ahora acoge al Paraninfo universitario, junto a los casos clínicos y la aplicación práctica, en la última abordó el ‘Tratamiento de las heridas del cerebro y del cráneo por la excisión en su sutura primaria según mi método’. En realidad, Robert Barany trasladó a los alumnos zaragozanos y a los investigadores la experiencia que había vivido en la Primera Guerra Mundial porque fue detenido en 1915 por los rusos y trasladado hasta el Turquestán. Además, en esa etapa contrajo el paludismo, pero se requirieron sus servicios de médico para atender tanto a enfermos rusos como austriacos. Durante este periodo fue sorprendido con la comunicación de la noticia de que le habían concedido el premio Nobel y así lo recordó en sus memorias publicadas en 1915: "En mi camino de regreso a casa, un oficial ruso me entregó un telegrama... y un camarada que entendía ruso, al leerlo exclamó: ‘¿Cómo, es acaso esto posible?, ¡has ganado el premio Nobel!".

En 1916 fue puesto en libertad tras la intervención del príncipe Carlos de Suecia y de la Cruz Roja. Regresó a Viena, pero sus colegas le recibieron muy fríamente, reprochándole que no había mencionado los nombres de otros colegas en cuyos trabajos se había basado para hacer sus propias investigaciones, hasta el punto de acusarle de plagio y de omisión científica. La Academia sueca hizo investigaciones y llegó a la conclusión de que las acusaciones que habían vertido los colegas de Viena eran infundadas. Esta situación en su país, le llevó a irse a Suecia, tras cambiar su nacionalidad de austriaco por la de sueco; en la Universidad de Upsala crearía el Instituto Otológico de Suecia. Siete años después, vendría de visita a Zaragoza.

El encuentro con Rafael Lorente de No

Entre los detalles más importantes que han podido descubrir los investigadores de la visita del premio Nobel a la Facultad de Medicina está su encuentro con el entonces recién licenciado Rafael Lorente de No, zaragozano que había abierto su carrera investigadora con los hermanos Ramón y Cajal (Pedro y Santiago). "Al dar unos datos en la primera conferencia, el zaragozano Lorente de No le contradice en su exposición, pero Barany le demuestra que se pueden extraer los músculos extraoculares sin lesionar el globo ocular", relata Ana Cisneros, "y le sorprende por su maestría a nivel quirúrgico". "De No buscaba un aparataje pero como no lo había en Madrid, Barany le invita a ir con él a la Universidad de Upsala, y así fue como empezó Lorente de No a salir a Europa". Luego vuelve como otorrinolaringólogo al Hospital de Valdecilla de Santander, pero al estar cerca la Guerra Civil, cuando le ofrecen irse a un laboratorio de Estados Unidos, acepta. "Luego intentó regresar a España pero las condiciones no eran favorables, tuvo un hermano militar al que invitaron a dejar el Ejército", apunta la investigadora aragonesa que prepara con el mismo equipo una gran exposición del investigador zaragozano que podrá verse en el Paraninfo desde octubre de 2024 hasta enero de 2025. "Al ser un destacado seguidor de Ramón y Cajal, estuvo propuesto al menos seis veces en cuatro años para el premio Nobel. En la muestra vamos a contar su historia, que incluye desde su infancia en Zaragoza hasta la relación con los hermanos Cajal (en la universidad trabajó con Pedro y al acabar la carrera empieza el doctorado y colabora con Santiago)".

Además, estas relaciones tan estrechas que entablaron Robert Barany y Rafael Lorente de No en su encuentro en la capital aragonesa en estos doce días de diciembre de 1923 le abrieron la puerta de la Universidad de Upsala (Suecia). Además, se estableció una nueva la relación entre dos ganadores del Nobel (Robert Barany, en 1914, y Santiago Ramón y Cajal, en 1906) porque, después de haber estado aquellos 12 días en Zaragoza, acudió a Madrid e incluso colaboró con la revista "muy selecta" del científico aragonés. "Como Ramón y Cajal se dedicaba al sistema nervioso también colaboran con Barany, porque el sistema vestibular del cerebelo es también infraencefálico, como parte del sistema nervioso", detalla la anatomista Ana Cisneros.

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