ZARAGOZA
La trastienda del Belén gigante que ya ha comenzado a montarse en la plaza del Pilar
No se inaugurará hasta dentro de un mes, pero Parques y Jardines ya trabaja en 1.200 metros cuadrados del salón de la ciudad. En el portal hay pastores, pero también fotocélulas.
Hace unos días volvía a guardarse en las naves municipales de Cogullada la Virgen de poliéster y 1,5 metros de altura que durante la Ofrenda presidió la plaza del Pilar. En los almacenes, a su lado y entre plásticos de burbujas, el palacio de Herodes aguardaba su turno. No tardará en regresar a la calle.
Aunque aún ni siquiera ha pasado Todos los Santos, dentro de unos días todas esas estructuras belenistas volverán a montarse en la plaza del Pilar, donde ya se ha delimitado el perímetro que ocupará el Nacimiento este año. Son más de 1.200 metros cuadrados, en los que ya se va definiendo por dónde pasarán los caminos que circundan el lago y llevan hasta el portal. Las figuras, obviamente, será lo último en colocarse y se mudarán a la plaza del Pilar pocos días antes del 1 de diciembre, que es cuando está previsto que se encienda el alumbrado municipal y se inaugure el mercadillo navideño.
¿Por qué es tan complicado montar el mastodóntico Belén que se precisa más de un mes para instalarlo? Explican desde el Ayuntamiento que en las tareas de montaje se requiere la coordinación de distintos servicios municipales como Parques y Jardines, Zaragoza Cultural y brigadas de Arquitectura, así como personal de FCC. Es Parques y Jardines quienes llevan la voz cantante en los primeros días y en una "fase intermedia" ya se incorpora el resto. "Apenas ha comenzado a delimitarse el perímetro y aún no se ha decidido siquiera qué plantas del vivero municipal decorarán la escena", explicaban ayer fuentes del Consistorio.
Este año no se prevén muchas novedades y la pequeña aldea nómada con sus pastores y alfareros volverá a desplegarse en forma de abanico o de manto. A lo largo de las décadas ha ido variando el diseño estructural y, de hecho, antaño se colocaba pegado a la fachada de la basílica y no se podía recorrer por su interior. "Era más humilde, mucho más recogido y poco interactivo", explican. También hubo una época en el que el Belén más popular de la ciudad se instalaba en la plaza de España, en lo que hoy sería la sede de la DPZ, pero desde 1972 se trasladó al Pilar y, poco después, se reforzó con toda la oferta del mercadillo.
Los movimientos de tierra que se ven estos días corresponden a los casi 400 metros cuadrados de arena con los que cuenta el montaje, que se verán suavizados con 250 de césped. Por el camino los visitantes irán encontrando hasta 56 figuras, algunas a tamaño real (incluso más, con un toque de gigantismo), así como ovejas, patos, cabras, perros…
Aunque ya cuentan con experiencia, estos días se estudian y perfeccionan también los "trucos", las bambalinas y todo aquello que no se ve a simple vista pero que sirve para que el Belén funcione como una atracción. Tras medio centenar de piedras falsas de cartón se esconden focos que ensalzan la iluminación a partir de las seis de la tarde y en algunas casetas aparentemente ‘random’, hechas de madera y de corcho, se camuflan los altavoces que hacen que los ángeles y los pastores canten. Por los caminos se trata de tapar todo el cableado y se buscan remedios también para que la voracidad de las palomas no afecten al pan o las legumbres -reales- de las canastillas que portan los comerciantes del zoco. También hay una pequeña obra de ingeniería en la noria, que genera el movimiento del agua. De hecho, aunque el sistema resulta casi imperceptible, la noria cuenta con unos elementos de seguridad que evitan accidentes: se trata de una fotocélula situada al borde del estanque que, si detecta algún cuerpo, frena automáticamente el aparato.
Porcelana y fibra de vidrio
Como la escenografía no ha dejado de crecer, entre en el Portal y el Zoco de Mercaderes se van dando cita figuras de factura más clásica y personajes algo más modernos. Entre los primeros, quienes se cobijan en el portal (el niño Jesús, la Virgen María y San José) hay elementos de 1990 facturados en porcelana. Entre los segundos, el carpintero y su ayudante son de los más recientes y están hechos de fibra de vidrio, lo que permite resaltar su realismo. El alfarero con su torno, la familia de la matacía y el artesano de mimbre fueron todos "fichados a la vez" y ya han tenido que pasar por algún retoque de chapa y pintura. "Cuando se recogen se llevan a los talleres, donde los barnizadores, pintores o escultores las repasan. Luego se envuelven en papel de burbuja y se guardan en los almacenes municipales", explican los guardianes del portal.
Es curioso también que el Niño Jesús tiene ‘un suplente’, es decir, existe una figura de repuesto en caso de que los vándalos la tomen con él. Aunque en la plaza del Pilar durante la Navidad hay seguridad privada, otros años se han sufrido ‘secuestros’ de figuras y eso hace que el Niño no descanse toda la noche en el pesebre (se custodia en la ‘sala de máquinas’) y que haya una réplica para salvaguardarlo de los ‘graciosos’.
La escena del Nacimiento, por cierto, intentará este 2023 alinearse visualmente con el conjunto escultórico diseñado por Pablo Serrano en la fachada de la basílica. Se resaltará así la obra del turolense universal (su altorrelieve en piedra de Caravaca pesa 80 toneladas y fue un alivio en la Ofrenda pandémica de 2020) y se pondrá el acento en la espiritualidad del Belén, que en ocasiones se desvirtúa por toda la escenografía y el ansia de espectáculo.
