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Rescatados de la Lista Roja del patrimonio aragonés

El castillo de Pozondón, en obras, abandonará la relación de monumentos amenazados de Hispania Nostra, un camino que han seguido otros edificios aragoneses.

Base de torreón aparecida en la excavación del castillo de Pozondón
Base de torreón aparecida en la excavación del castillo de Pozondón
H. A.

Las obras de consolidación del castillo de Los Ares de Pozondón, una fortaleza en ruinas del siglo XII que destaca por su color rojizo, empezaron el pasado agosto y avanzan a buen ritmo. Son el primer paso para la redacción de un plan director destinado a la restauración integral del monumento, que, desde 2021, figura en la Lista Roja de Hispania Nostra como un patrimonio cultural en peligro de desaparición por su grave deterioro.

La actuación iniciada, con un presupuesto de 156.997 euros, incluye trabajos de rejuntado y consolidación de las estructuras existentes, además de un refuerzo en la base del principal elemento arquitectónico que se conserva -aunque derrumbado parcialmente-, una torre circular de piedra roja de rodeno. La financiación procede del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite), que aporta 120.000 euros, mientras que el resto lo costea el Ayuntamiento.

Con esta intervención, el castillo de Los Ares abandonará el catálogo de monumentos amenazados de Hispania Nostra -entidad declarada de utilidad pública que vela por la conservación del patrimonio artístico español-, un camino que en los últimos cinco años han seguido otros seis edificios históricos aragoneses que han pasado a la Lista Verde, que incluye "los bienes que han sido retirados de la Lista Roja al desaparecer el riesgo que presentaban".

Los monumentos salvados

Las obras de restauración y consolidación han servido para que en el último lustro la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Monreal de Ariza, la ermita de Nuestra Señora de Gañarul en Agón, la iglesia de San Esteban de Villarrué, la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena, el convento de los Monjes Servitas de Cuevas de Cañart y los Lavaderos de Lana del Jiloca de Calamocha hayan sido rescatados del inventario de la desidia patrimonial.

Uno de los últimos monumentos rehabilitados son los Lavaderos de Lanas de Calamocha. Esta instalación preindustrial se construyó en el siglo XVIII junto al río Jiloca para depurar las lanas que se producían en la sierra de Albarracín y en el Jiloca antes de su comercialización. Funcionó hasta el siglo XIX. El Centro de Estudios del Jiloca destacó en 2012 la "singularidad" de esta instalación y también su "inexplicable" desprotección.

En 2020, el alcalde, Manuel Rando, celebraba que, tras la restauración, el histórico edificio entraba en la Lista Verde y resaltaba que Calamocha "es un municipio orgulloso de su historia y tradiciones". La Fundación San Roque y el Ayuntamiento limpiaron la finca, consolidaron los restos y procedieron a su cubrición parcial.

El lavadero no cuenta con ninguna figura legal de protección, al igual que la iglesia románica de Villarrué, mientras que el convento servita de Cuevas de Cañart es Bien de Interés Cultural (BIC), al igual que la Cartuja de Nuestra Señora de Las Fuentes y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La ermita de Nuestra Señora de Gañarul está declarada Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.

El proyecto en marcha en el castillo de Pozondón -que también goza de la consideración de BIC-, ejecutado por Arcoiberica S. L. y con cuatro meses de plazo, contempla el relleno de las juntas abiertas entre la mampostería de los muros con la utilización de mortero de cal y arena fina. Prevé utilizar pequeñas cantidades de tierra para dar al mortero el color deseado. En las fisuras más profundas, se inyectará el mismo material de consolidación.

Especifica también que, en los casos en que se detectan "lagunas" por falta materiales que ponen en peligro la estabilidad de los restos del castillo, se reintegrarán las pérdidas con mampuestos de la propia fortaleza. En los segmentos en que la muralla se ha "abombado" por su falta de consistencia interior, se introducirá también mortero de cal. El mismo material se utilizará para rejuntar y proteger los remates de los muros al igual que para sellar las grietas del único torreón superviviente.

Previamente a los trabajos de consolidación, se procedió a eliminar la vegetación que crece en la fortaleza y en su entorno más inmediato, lo que incluye varios árboles de pequeño porte. También se limpiarán dos zonas donde se han acumulado materiales de derrumbe. La retirada de escombros se hará bajo supervisión arqueológico y se almacenarán los restos que pueda reutilizarse en la futura restauración.

Una de las labores incluidas en el proyecto es la realización de excavaciones arqueológicas en tres zonas del castillo para conocer sus características originales y planificar la restauración integral. La información obtenida servirá de base para elaborar un plan director para la conservación del conjunto fortificado. Una de las zonas a excavar podría localizar el aljibe.

La intervención sacará al castillo de la Lista Roja de Hispania Nostra, que considera a esta fortificación en "ruina total" y que advierte de que "si no se actúa pronto, corre el riesgo de desaparecer por completo".

El torreón original de Los Ares

El alcalde, Mario Cáceres, explicó que la aportación municipal para completar la consolidación ha supuesto un notable esfuerzo para el Ayuntamiento de una localidad con solo medio centenar de habitantes. Cáceres resaltó el potencial turístico de la fortaleza de Los Ares, pero señaló que las siguientes fases de restauración, marcadas por el plan director, deberán optar a ayudas de otras Administraciones para poder realizarse.

El alcalde resaltó que en la primera semana de trabajos de limpieza y desbroce se localizaron estancias de la fortaleza hasta ahora desconocidas y sillares correspondientes a la base de la antigua "torre principal del castillo", contigua al torreón superviviente. Son, según dijo, "joyas ocultas" que han aflorado con los trabajos.

La lista de monumentos salvados de la desaparición en el último quinquenio recoge siete casos en Aragón -incluido el castillo de Los Ares, en obras-, un balance pobre frente a los 133 que siguen en la Lista Roja. Afortunadamente, ningún edificio monumental aragonés figura en la Lista Negra de Hispania Nostra, que cataloga "los bienes que han sido retirados de la Lista Roja al haber desaparecido o haberse alterado sus valores esenciales de manera irreversible."

Antes y después de la iglesia de Nuestra Señora de Gañarul de Agón
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Nuestra Señora de Gañarul de Agón

Esta ermita es una construcción gótico-mudéjar del siglo XV que entró en la Lista Roja de Hispania Nostra el 29 de enero de 2008 por el derrumbamiento de la cubierta y el expolio de su interior. Las obras de restauración garantizaron la permanencia del monumento, que salió del listado de patrimonio amenazado el 10 de enero de 2019. Este pequeño templo, construido con ladrillo -el mismo material utilizado en su decoración geométrica- y con tejado a doble vertiente, se ubica cerca del despoblado de Gañarul, en el municipio de Agón.

Lavadero de lanas de Calamocha
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Lavadero de lanas de Calamocha

La factoría preindustrial se construyó en el siglo XVII para acondicionar la lana que se producía en la Sierra de Albarracín y en la comarca del Jiloca. En el siglo XVIII, se amplió con una gran noria que elevaba aguas del Jiloca. El complejo, situado cerca del puente romano -declarado BIC-, funcionó hasta finales del siglo XIX. El lavadero, que no tiene ninguna figura de protección, sufrió hundimientos de la techumbre y un deterioro generalizado. Entró en la Lista Roja el 15 de octubre de 2012 para abandonarla el 10 de diciembre de 2020.

Convento de los Monjes Servitas de Ladruñán
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Convento de los Monjes Servitas de Ladruñán

Construido en el siglo XVIII para alojar a los monjes servitas de la cueva de San Miguel de Ladruñán, una pedanía de Castellote. De estilo barroco, fue destruido durante las Guerras Carlistas. Fue objeto de una restauración para acondicionar un museo sobre la historia de los frailes servitas. Entró en la Lista Roja el 2 de diciembre de 2007 para dejarla y pasar a la Lista Verde el 31 de marzo de 2023. Es el último monumento aragonés en abandonar la relación de edificios de interés artístico en peligro de desaparición que elabora Hispania Nostra.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Monreal de Ariza
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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Monreal de Ariza

Iglesia construida entre los siglos XII y XIII que forma parte del conjunto de Mont Regal. De estilo románico, fue ampliada en el siglo XVII. Se incorporó a la Lista Roja el 15 de abril de 2008 ante el grave peligro de hundimiento que presentaba debido a la aparición de grietas en los muros y a los desprendimientos de las bóvedas. Suponía, además, un peligro para la población. Una inversión cercana al millón de euros permitió consolidar el templo, que pasó a la Lista Verde de Hispania Nostra el 13 de diciembre de 2018.

Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena
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Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena

Construida en el siglo XVIII en estilo barroco, sufrió daños durante la Guerra de la Independencia. Entró en la Lista Roja el 29 de octubre de 2012 debido a su estado ruinoso y de abandono. Registró hundimientos y presentaba grietas que amenazaban su estabilidad, así como humedades. Partes de sus pinturas interiores se pedieron. Pasó a la Lista Verde el 29 de abril de 2019 tras las obras de rehabilitación integral de las cubiertas y el inicio de la reforma del edificio de la portería para convertirlo en centro de visitantes.

Iglesia de San Esteban de Villarrué
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Iglesia de San Esteban de Villarrué

Templo románico del siglo XII en la parroquia de Villarrué, del municipio de Laspaúles. Entró en la Lista Roja el 18 de julio de 2013 porque sufría hundimientos y tuvo que ser apuntalado para evitar que se desmoronara. Hispania Nostra, que también cuestiona la existencia de un edificio posterior pegado que impide contemplar la iglesia, la rescató de la relación de monumentos amenazados el 4 de junio de 2019 tras las obras de restauración realizadas en el edificio, que eliminaron el riesgo de derrumbe hasta el punto de que pudo reabrirse al culto.

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