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¿Por qué nadie quiere el tambor de Buñuel?
La familia del artesano Tomas Gascón, que lo hizo y se lo regaló al director de cine, no ha conseguido que lo adquiera ninguna institución.
El tambor de Luis Buñuel, que fabricó el artesano calandino Tomás Gascón Virgos, fue puesto en venta en Aragón por una familiar del autor el pasado mes de febrero, debido a su precaria situación económica. Ocho meses más tarde, la hija de Gascón Virgos no ha conseguido que ninguna institución de Aragón lo compre para poder exhibirlo en algún museo como el Centro Buñuel de Calanda.
El abogado zaragozano Carlos Moreno, representante de la hija de Tomás Gascón, se ha quedado “muy sorprendido” de que este bombo que es “icónico” en la historia del director de cine aragonés, que ganó el Óscar a la Mejor Película Extranjera en 1972 con ‘El discreto encanto de la burguesía’, no haya sido comprado por el Gobierno de Aragón o las diputaciones provinciales.
De hecho, el letrado relata que había mantenido contactos por correo electrónico y la oferta de María Ángeles Gascón, de 40 años, quien perdió a su madre y a su hermano, llegó los 4.000 euros en mayo pasado. Pero ni entonces la DGA llegó siquiera a responderle, tras haberle exigido que le propusiera un precio al tambor a la propietaria.
“Nos hemos sorprendido de una forma muy desagradable por el escaso interés mostrado por las instituciones aragonesas, desde las municipales como el Ayuntamiento de Calanda a las diputaciones y el Gobierno de Aragón, al que se le ofreció por 4.000 euros dada la situación personal en la que estaba la propietaria, siendo además una pieza única y no tuvo una respuesta alguna. Nos dejó en el más absoluto silencio y eso nos ha sorprendido”, denuncia el letrado de la hija de Tomás Gascón, quien ha mejorado su coyuntura y ha optado por dejarle el bombo a su hija.
Los correos entre el abogado y una representante de la DGA empezaron el 9 de febrero de 2023 y ante la insistencia de la Administración para que pudiera un precio del producto de Luis Buñuel, el letrado relata que “no había una tasación” y “no tenía un precio”.
El abogado zaragozano relata que en estos ocho meses mantuvo contactos con anticuarios de Zaragoza, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y con instituciones francesas (el consulado de Francia en Zaragoza) y mexicanas (el Instituto Cultural de México en España), pero la respuesta fue bastante pobre. “Los mexicanos contestaron al menos que no podrían adquirirlo por no tener fondos, pero fueron los únicos”, señala.
Asimismo, le llegaron mensajes indirectos de que podría haber interés desde el ayuntamiento de Albalate del Arzobispo, pero no se confirmaron, y desde el de Calanda no hubo contactos.
En estos momentos, la situación económica de la mujer ha mejorado y “ya no tiene ninguna necesidad de vender el tambor, que tiene un valor para ella incalculable”. “Seguirá en la familia y lo pasará a su descendiente de mayor edad cuando la dueña fallezca, que era la costumbre entre ellos, y se seguirá como hizo la madre de la propietaria actual, quien lo recibió de su marido Tomás Gascón".
En principio, el tambor se quedará en el domicilio de la dueña, salvo que alguna institución quisiera exponerlo o utilizarlo y se pusieran en contacto con la propietaria, señala el letrado.
“La sorpresa es que no haya instituciones de Aragón interesadas. Buñuel, como Goya y Fleta, es de los aragoneses más grandes, pero la actitud de las administraciones ante una pieza icónica es criticable”, recalcó Carlos Moreno. “La foto de Buñuel en Calanda con el tambor es universal, pero ahora se guardará en un cajón”.
La imagen del cineasta saliendo por las calles de Calanda en Semana Santa a finales de los 60, cuando ya había dirigido películas como ‘Bella de día’ (1967), 'Viridiana' (1961), 'Nazarin' (1959), ‘El perro andaluz’ (1929) o ‘Las Hurdes, tierra sin pan’ (1933), ha dado la vuelta al mundo.
El tambor, de unos 38 centímetros de interior y 40 centímetros exterior, fue donado por el hijo del cineasta, Jean Louis Buñuel, al mismo Tomás Gascón como si fuera una devolución, una vez que falleció su padre el 29 de julio de 1983.
Esta devolución aparece en una escritura notarial. Aun así, estas entregas no tenían un título escrito de la donación, como reconoce el notario y añade una decisión fundamental: “Manifiestan ambas partes (Jean Louis y Tomás Gascón) que conocen tal circunstancia, señalando que saben perfectamente la procedencia del mencionado tambor y doña María Rosario Royo Ordovás reconoce el carácter privativo de la propiedad de su marido”.
