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El molino de Sestrica, un bien de interés ambiental escondido en la cara oculta del Moncayo

Es el único de viento que se conserva en la comarca del Aranda y de los pocos que todavía se mantienen en pie en todo Aragón.

El molino de Sestrica se encuentra a las afueras del pueblo y es el único de viento que se conserva en el Aranda.
El molino de Sestrica se encuentra a las afueras del pueblo y es el único de viento que se conserva en el Aranda.
Comarca del Aranda

Declarado como bien de interés ambiental, el molino de Sestrica es uno de los principales recursos turísticos de la comarca del Aranda. No en vano, para la entidad supramunicipal ésta es una de las prioridades y foco de inversión para rehabilitar la estructura. Situado en la citada localidad zaragozana, es uno de los pocos molinos de viento antiguos que ha sobrevivido en Aragón y, además, forma parte del escaso patrimonio industrial del Aranda, siendo la única construcción así de la zona.

Otro de sus atractivos es que se ubica en la conocida como cara oculta del Moncayo, por ser, como su propio nombre indica, la zona menos visitada de este popular monte zaragozano. Al molino también se le conoce como el Palomar, ya que en su tejado anidaban palomas, y está ubicado a las afueras del pueblo, en la parte occidental. En concreto, se encuentra en unas eras donde antaño se trillaba el trigo que después se molía en el interior.

Su existencia rememora el pasado reciente del Aranda por lo que garantizar su continuidad es importante. De hecho, desde la entidad supramunicipal plantean la posibilidad de poder albergar en su interior un museo etnográfico, haciendo más atractiva la visita al lugar.

Antes de su deterioro, el molino de Sestrica no tenía nada que envidiar a los que inundan los característicos paisajes de Castilla-La Mancha. En origen se construyó como un molino harinero de viento, aunque ya no conserva sus aspas. Lo que ha llegado hasta la actualidad es una construcción circular que en tiempo tuvo un tejado a dos aguas cubierto con teja árabe. La puerta de acceso se encuentra al sudeste y sobre ella hay una especie de ventana que está cegada. Se conserva otra puerta en el lado contrario, pero también está tapiada.

Quienes se acerquen hasta el molino de Sestrica podrán contemplar de cerca la construcción de mampostería, con muro de 70 centímetros de grosor. Actualmente no se puede acceder al interior pero sí se sabe que en origen contaba con una escalera de caracol para acceder a la maquinaria del molino. Ya no se conserva y el uso del molino también ha cambiado. Durante muchos años fue de titularidad privada y se empleaba para almacenar leña.

Recientemente, el molino fue comprado por la administración pública y es ahora cuando se ha podido intervenir y empezar a acometer las obras de rehabilitación necesarias para que la construcción no termine por hundirse. Con el paso del tiempo, el viento y las lluvias las paredes se encontraban muy dañadas y ya no se conserva nada del tejado. Con los trabajos, se va a adecentar la estructura y también se quiere volver a dotar de aspas a la construcción.

Otros molinos de viento antiguos en Aragón

Pese a su deterioro, el de Sestrica es uno de los molinos mejor conservados de Aragón, al menos en lo que a estructura se refiere, y también de los más modernos. Entre todos, destaca el de Malanquilla, localidad de la comarca Comunidad de Calatayud, que fue rehabilitado y hoy es el monumento más representativo de la población. Es uno de los pocos que quedan en pie en Aragón y su origen se remonta al siglo XVI.

Otro caso similar es el del molino de Ojos Negros. La localidad turolense conserva una de las pocas construcciones de este tipo con características del modelo mediterráneo en Aragón. Además, mantiene su maquinaria original, siendo el vivo ejemplo del patrimonio industrial de la comarca del Jiloca.

De aspecto más similar al de Sestrica es el molino de viento de Tabuenca, situado en la comarca de Campo de Borja. Fue construido en 1600 y se localiza a las afueras de la localidad. Aunque ya no se conservan las aspas, en origen estaba cubierto con un tejado de madera móvil donde se colocaban las mismas, y se adecuaba a la dirección del viento. En 2003 lo adquirió el Ayuntamiento y se acometieron varias reformas hasta obtener su aspecto actual.

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