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Absueltos dos policías a los que un conductor novel denunció por "venganza" en Zaragoza

La jueza dice que es "indudable" que el denunciante actuó movido por un "obvio sentido de venganza".

Imagen de archivo de coche y agente de la Policía Local de Zaragoza
Imagen de archivo de coche y agente de la Policía Local de Zaragoza
Heraldo

Aplicando el sentido común y las reglas de la lógica, la titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza acaba de absolver a dos policías locales a los que un conductor consiguió sentar en el banquillo por una presunta agresión. Tras analizar las pruebas y ponderar las antagónicas versiones de las partes, la magistrada ha llegado a la conclusión de que el denunciante actuó movido por un «obvio sentido de venganza», ya que los municipales acababan de multarle por circular sin la placa que debía identificarle como conductor novel.

La defensa llegó a proponer en el juicio que se investigara al denunciante por un delito de falso testimonio, dado que este tipo de causas acarrean un evidente perjuicio a los agentes. «Al fin y al cabo, son trabajadores. Y no solo se cuestiona su profesionalidad, sino que se les obliga a afrontar unos gastos sin razón alguna», alegó el abogado Enrique Esteban Pendas.

Sin embargo, la juzgadora entiende que no cabe emprender acciones contra el conductor que acusó a los policías. A la hora de dictar sentencia, la jueza reconoce que la denuncia fue interpuesta «con notable ligereza» y llega a tildar de «abusivo» su ejercicio de la acción penal. Pese a ello, no aprecia dolo y atribuye la denuncia a la «ignorancia jurídica» y «errónea percepción del incidente» del denunciante.

Los hechos que dieron lugar a la causa se remontan a la madrugada del pasado 7 de enero, cuando una patrulla de la Policía Local de Zaragoza que circulaba por la calle de Mariano Barbasán se cruzó con un turismo que llevaba la música excesivamente alta y podía estar molestado a los vecinos. Al dar el alto al conductor y comprobar que circulaba sin la ‘L’ obligatoria para noveles, los agentes le informaron que iban a denunciarlo. Y ahí empezaron los problemas, ya que, como indica la magistrada en el apartado de hechos probados, el varón que iba al volante «comenzó a hacer aspavientos, a falta al respeto y a mostrar una actitud muy alterada y agresiva».

Una patada en la puerta

Cuando formuló la denuncia contra los policías, el conductor aseguró que al ir a bajarse del coche el varón –la otra funcionaria era una mujer, contra la que finalmente retiró los cargos en el juicio– le pegó una patada a la puerta y le causó una erosión en la rodilla izquierda. Y si bien es cierto que existe un parte médico que acredita la existencia de esta «pequeña erosión», la magistrada no encuentra pruebas que permitan deducir que esa erosión fuera producida por el acusado. Explica además, que de ser así, bien podrían haberlo declarado las personas que viajaban con el denunciante en el coche. Por todo ello, acaba dictando una sentencia absolutoria.

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