Bancalé derriba el convento de Jerusalén para construir un complejo asistencial frente a La Romareda

La demolición ha comenzado este miércoles y se alargará un mes, mientras la propiedad busca un operador y redacta el proyecto, dirigido a mayores y sanitarios, con la previsión de inaugurar en 2026.

Derribo del convento de Jerusalén, junto al estadio de la Romareda.
Derribo del convento de Jerusalén, junto al estadio de la Romareda.
José Miguel Marco

El grupo inversor aragonés Bancalé ha iniciado este miércoles el derribo del convento de San Juan de Jerusalén con el objetivo de despejar la manzana frente al estadio de La Romareda para construir un gran complejo asistencial. Si se cumplen las previsiones, levantará una residencia para mayores, con pisos tutelados asociados, y otra específica con estudios para sanitarios en formación en Zaragoza. La inversión ronda los 80 millones y será una realidad para principios de 2026.

La Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de demolición el pasado 17 de julio y la primera máquina retroexcavadora ha entrado esta mañana. La empresa especializada que se ha contratado, Ardetec, empleará cerca de un mes en derribar 2.775 metros construidos, concentrados en varios edificios junto a la avenida de Isabel la Católica. En concreto, el propio convento, con 2.392 m2, unas viviendas anexas que suman 246 m2 y tres pequeños almacenes de 137 m2. Las instalaciones, que datan de 1936, están sin uso desde hace nueve años.

Este será el primer paso de un proyecto que la propiedad reenfocó hace un meses y que está pendiente de redactar. De hecho, la idea que tiene el equipo de Bancalé es diseñarlo en otoño a la medida del operador que se haga cargo finalmente de su explotación. Aunque ha habido contactos previos e interés por parte de distintas empresas, la negociación se ha lanzado realmente ahora, una vez conseguidos los permisos tras ganar la batalla en los tribunales. 

Como ya informó este diario, la pretensión inicial era levantar una residencia de mayores de mucha más capacidad, que superaba las 200 plazas, pero no se pudo avanzar hace dos mandatos porque un informe encargado por ZEC apuntaba la idoneidad de proteger el convento. La siguiente corporación, con el PP y Cs al mando, pidió otro a la comisión municipal de Patrimonio que concluyó que no había nada que catalogar. Ambos fueron elevados a la DGA, que defendió que la competencia era exclusivamente municipal. Y como no se avanzaba, la propiedad acabó hace más de un año por recurrir a los tribunales, que le dieron parcialmente la razón.

Con los cambios normativos en material asistencial, las residencias no pueden superar las 120 plazas, lo que llevó al grupo inversor a replantearse el modelo. Y han apostado por ajustarse a ese número y sumar un edificio anexo de hasta 90 apartamentos para residentes válidos, que contarán con los servicios de la residencia anexa para hacer más sencilla y cómoda su vida: lavandería, restauración, ocio o atención médica.

La manzana que ocupa el convento, en la confluencia de la avenida de Isabel la Católica con la calle de Jerusalén, tiene 9.296 metros cuadrados de superficie y su edificabilidad ronda los 14.000 m2, que no se agota con el complejo destinado a personas mayores. Y por ello se ha previsto un bloque de hasta 200 estudios para sanitarios, dotados igualmente de servicios y espacios comunes. En su caso, dispondrán de cocinas y zonas complementarias de restauración, salas de ocio multimedia dotadas con pantallas gigantes, zonas de estudio, gimnasio y lavandería.

Su inclusión viene dada por la demanda existente de médicos y enfermeros en formación (MIR y EIR, respectivamente), ya que cada año acuden cerca de 300 sanitarios a formarse a los hospitales de Zaragoza. Y su competitividad está fuera de toda duda gracias a su emplazamiento junto a los dos principales centros sanitarios de Aragón.

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