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De Zaragoza al Anayet: “Ni loco pensaba que iba a poder hacer este viaje solo y a pie”

El zaragozano Sergio Tapia ha empleado sus vacaciones en superar un reto personal y ha pasado una semana en ruta por diferentes caminos naturales de Aragón hasta llegar al pico Anayet.

Sergio Tapia, que ha hecho una ruta desde Zaragoza hasta los Pirineos, el día del comienzo de su viaje en el GR 234.
Sergio Tapia, que ha hecho una ruta desde Zaragoza hasta los Pirineos, el día del comienzo de su viaje en el GR 234.
S.T.

Cada verano son muchos los que deciden dejar atrás las tradicionales vacaciones en la playa o la montaña, los viajes al extranjero o las visitas a los lugares más turísticos para optar por otra forma de relajarse en sus días de descanso estival.

Las rutas a pie por los caminos naturales o las excursiones por algunos de los cientos de senderos que posee Aragón son una alternativa cada vez más demandada. “El senderismo tiene cada vez más adeptos y cada año se va a más y hay muchísimas personas que pasan sus vacaciones haciendo rutas por el Pirineo, el Camino de Santiago en Aragón o por la ruta del Cid, por ejemplo”, dice José María Gállego, presidente de la asociación Os Andarines de Aragón.

“Se estila cada vez más este turismo y nosotros lo vemos en la alta participación que tienen nuestras actividades. Este año han salido con nosotros 20.000 personas y cada año superamos al anterior”, afirma Gállego, que se encuentra de camino para iniciar una ruta que saldrá de Panticosa hacia los ibones. 

Para este experto senderista, las razones del éxito de esta actividad es que “la puede hacer todo el mundo porque se puede adaptar a mayor o menos dificultad y a más y menos kilómetros. La pueden hacer montañeros expertos, que suelen elegir destinos de alta montaña, y también gente que no tiene experiencia ninguna. De hecho, es habitual coincidir con personas que salen por primera vez a hacer una de estas caminatas”, continua.

Subir el Anayet

El zaragozano Sergio Tapia es uno de estas personas que se han sumado a esta tendencia y ha decidido emplear una semana de sus vacaciones para hacer una ruta desde Zaragoza hasta el pico Anayet, en Formigal. “La verdad es que tenía proyectadas otras vacaciones, pero por diferentes circunstancias no han salido adelante y tuve que buscar una alternativa”, dice este vecino del barrio de la Jota de 53 años.

Sergio Tapia, que ha hecho una ruta desde Zaragoza hasta los Pirineos, en el camping de El Temple en Huesca.
Sergio Tapia, que ha hecho una ruta desde Zaragoza hasta los Pirineos, en el camping de El Temple en Huesca.
S. T.

“Desde hace ya varios años tenía en la cabeza hacer el GR 234 ‘Camino de la Jorgeada’ -un sendero natural que enlaza la plaza del Pilar con la ermita de San Jorge en Huesca- pero también tenía pendiente subir al pico Anayet”, apunta. “Lo intenté hace 4 años, pero entonces pesaba 104 kilos y solo llegué hasta los ibones. No me vi con agilidad para continuar y me dio miedo alcanzar la cumbre. 

En esta ocasión quería conseguirlo”, explica Tapia, que ha documentado todo su viaje a través de su página de Facebook, ‘Destino Anayet’ en la que ha subido durante todos estos días fotos y videos de sus avances, pero también sus reflexiones sobre las etapas concluidas.

Así pues, estas vacaciones se han convertido para él en un reto personal de superación. “No soy un senderista experto aunque hago rutas esporádicamente, pero sí que salgo a correr y hago deporte”, señala este zaragozano que trabaja en una empresa de electrodomésticos. “Quería ver si era capaz de hacer este viaje solo y caminando”, dice, a punto de llegar a su destino. “He tenido momentos en que lo dudaba, sobre todo los dos primeros días en los que casi luchaba conmigo mismo porque me daban ganas de volverme a casa”, confiesa Tapia.

Su viaje comenzaba el pasado martes 4 de julio en Zaragoza. A las 5 de la mañana emprendía su ruta por el GR 234 hasta El Temple donde pasó su primera noche en el camping del la localidad. En su mochila, un saco de dormir, una tienda de campaña, ropa de abrigo, un hornillo, un cazo, un sobre de café, embutido, dos teléfonos móviles, una batería de repuesto y algún otro elemento que finalmente dejó atrás por el camino. “Me vine arriba al hacer la mochila y, como pesaba mucho, tuve que descargar. Dejé 5 kilos en el camping de El Temple”, desvela. Desde allí “abandoné el Camino de la Jorgeada y tomé un sendero hacia Ayerbe pasando por Gurrea, Marracos, Artieda y Biscarrués”, enumera.

Ruta de viaje hasta Anayet

Ruta del viaje de Sergio Tapia desde Zaragoza hasta el pico Anayet.
Ruta del viaje de Sergio Tapia desde Zaragoza hasta el pico Anayet.
B.M.

“Esos dos días fueron los más duros: Hice 40 kilómetros cada jornada, pegaba mucho el sol y me salieron ampollas y rozaduras, Los últimos 11 kilómetros hasta Ayerbe se me hicieron eternos”, recuerda Tapia. Una vez allí ,”tenía pendiente subir a los Mallos de Riglos hasta el pantano de La Peña y la ermita de Santa María. Al llegar, después de cuatro días tan duros decidió recurrir al apoyo de un transporte para llegar a Sabiñánigo. “No quise forzar la máquina y preferí recuperarme un poco y estar en condiciones de subir el Anayet, así que tomé un autobús”, continua.

"No quise forzar la máquina y prefería recuperarme un poco y estar en condiciones de subir a Anayet".

La siguiente jornada también fue tranquila e hizo la ruta que va desde Piedrafita a Escarrilla para volver, de nuevo en bus, a Sabiñánigo y prepararse para la etapa final de su viaje que comenzaría en Formigal. “La idea es salir este martes desde allí hacia el ibón de Anayet, subir al pico, hacer noche en el ibón y bajar al día siguiente por Canal Roya hasta Canfranc Estación, desde donde regresaré a Zaragoza el miércoles en autobús”, relata el senderista, que preparó el viaje concienzudamente antes de salir. 

Me documenté, miré las rutas, las descargué en el móvil e incluso hablé con un guía de montaña”, señala. Además, “he ido por rutas GR y PR, totalmente señalizadas y no me he metido por sitios raros”, asegura Tapia.

En total, este zaragozano ha hecho más de 125 kilómetros a pie y toda una semana de viaje que le han servido, además, para ordenar su cabeza “tras un año duro, de mucho trabajo y estrés”, asevera Tapia. “Necesitaba un tiempo para estar solo y pensar, hablar conmigo mismo y me ha servido para coger fuerzas y aclarar mi mente", apunta. 

"De hecho, al volver voy a cambiar algunas cosas en mi vida y voy a dar prioridad realmente a lo importante”, afirma el senderista. “Ni loco pensaba que podía hacer algo así. Para mi, hacer este viaje ha sido un logro, un sueño cumplido”, concluye.

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