¿Qué es una tormenta torrencial y por qué la supercélula descargó sobre Zaragoza?

La precipitación del jueves sobre la capital aragonesa fue torrencial y desató el caos en apenas unos minutos. El medio rural está mejor preparado que las ciudades para afrontar este tipo de episodios.

Vecinos y trabajadores de poblaciones próximas a Zaragoza como Alagón y Figueruelas han visto este viernes cómo una nube de las denominadas supercélulas sobrevolaba sus cabezas y tomaba forma de hongo nuclear. Desde Alagón, grabó el vídeo Eduard Macovei: "Ha sido increíble de ver, al principio nubes como algodón de azúcar y luego parecía que habían lanzado una bomba nuclear, el centro era de color turquesa con rayos. El granizo ha caído 5 o 10 minutos, primero como garbanzos y luego como guisantes".
Una supercélula sobrevolando Alagón y FIgueruelas, este viernes, 7 de julio, por la tarde

Continúa la alerta por tormentas a orillas del Ebro. No se augura otra gran tromba torrencial, pero las supercélulas siempre pueden hacer de las suyas... Según informa la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en el barrio de Valdespartera cayeron la tarde del jueves 54 litros por metro cuadrado en apenas una hora. Sin embargo, analizando la frecuencia diezminutal (que casi permite ver los datos en tiempo real) hubo momentos en los que se generaron 117 milímetros/hora, según la información de Rafael Requena, delegado territorial de Aemet en Aragón. Esta cifra demuestra que la precipitación fue torrencial y, además, se prolongó durante más tiempo del esperado en el sur de la ciudad, donde pese al diluvio no hubo que lamentar daños personales.

Vecinos y trabajadores de poblaciones próximas a Zaragoza como Alagón y Figueruelas han visto este viernes cómo una nube de las denominadas supercélulas sobrevolaba sus cabezas y tomaba forma de hongo nuclear. Desde Alagón, grabó el vídeo Eduard Macovei: "Ha sido increíble de ver, al principio nubes como algodón de azúcar y luego parecía que habían lanzado una bomba nuclear, el centro era de color turquesa con rayos. El granizo ha caído 5 o 10 minutos, primero como garbanzos y luego como guisantes".

¿Qué sucedió la tarde del jueves? Según los expertos, las condiciones medioambientales fueron las idóneas para desencadenar tormentas organizadas de larga duración. "Lo que ocurrió fue consecuencia de una supercélula, de las que tanto estamos hablando este verano", comenta el meteorólogo Eduardo Lolumo. "Se trata de tormentas que se van desplazando pero, a la vez de su movimiento rectilíneo, giran en torno a sí mismas provocando grandes precipitaciones y granizo", dice el hombre del tiempo de la televisión autonómica.

Los términos meteorológicos en función de la intensidad de las precipitaciones.
Los términos meteorológicos en función de la intensidad de las precipitaciones.
Aemet

Este tipo de tormentas se han ido dando por toda la geografía aragonesa desde mitades del pasado mes de mayo, pero en esta ocasión ‘el Gordo’ recayó en el sur de Zaragoza. "No es lo mismo que caiga esta cantidad de precipitación en un pueblo que en una capital. El medio rural es capaz de afrontar todo estas situaciones porque tienen un desarrollo urbanístico mucho más amable con la naturaleza que les rodea. Zaragoza, como todas las ciudades, ha transformado mucho el medio físico donde está asentada con calles, hormigón, asfalto, paredes verticales… Esto hace que se tapen desagües y torrenteras naturales del paisaje desnudo. Así, cuando se ponen en marcha los barrancos no hay vegetación que impida que esas aguas bajen rápidamente", comenta Lolumo.

Lo mismo explica el arquitecto Carlos Martín La Moneda que cree que "si a las tres o cuatro horas hubiera venido otra lluvia torrencial igual, lo que vimos ayer se hubiera convertido en una tragedia". "Las grandes riadas que vimos en calles principales se debe a la excesiva pavimentación impermeable de una ciudad que debe implementar un plan de emergencias frente a las lluvias torrenciales, analizando la nueva hidrología, identificando los puntos críticos de acumulación, y aplicando criterios de urbanismo sostenible". A su juicio, son fundamentales las zonas verdes drenantes y la recuperación de las redes hidráulicas naturales e históricas de la cuidad, como la red de acequias existente, para redirigir los flujos de agua fuera de los viales y zonas humanas”.

La tarde del jueves las mayores precipitaciones se dieron en la parte sur de Zaragoza: Valdespartera, Cuarte, María de Huerva, Cadrete…También en las zonas despobladas, donde según los expertos debió llover más de lo que indican los registros de la Aemet: por todo lo que recogían los barrancos parece que los 54 litros medidos en Valdespartera se quedan cortos. Es por esto que el llamado Barranco de la Muerte se activó, que hubo que rescatar hasta diez personas, que Parque Venecia y el cinturón Z-30 parecían ríos y que zonas como la avenida de Navarra quedaron anegadas e inundadas.

Los servicios de Movilidad Urbana del Ayuntamiento de Zaragoza reparan y colocan los semáforos arrastrados por la tormenta en Parque Venecia.
Los servicios de Movilidad colocan los semáforos arrastrados en Parque Venecia.
HA

Tormentas históricas

La alcaldesa Natalia Chueca habla de “cifras históricas” en lo que a volúmenes de precipitación se refiere, si bien algunos vecinos recordaban que ya en 2018 se produjo una intensísima tormenta que, en aquella ocasión, castigó más a los barrios del norte. Entonces fueron 17 litros por metro cuadrado los que cayeron, pero con categoría de lluvia torrencial por el escaso tiempo en el que se acumularon. El agua, además, llegó acompañada por rachas de viento que alcanzaron los 100 kilómetros.

Lolumo, con registros históricos en la mano, admite que "no estamos acostumbrados a semejantes cantidades en la ciudad" e informa de que para dar con el récord en un mes de julio hay que irse a 1941, cuando cayeron 67 litros por metro cuadrado. También guarda el meteorólogo recortes de hemeroteca con otras lluvias torrenciales en julio de 1967, cuando “pegó una granizada increíble en la margen izquierda, que aún es visible en algunas persianas”, y en septiembre de 1933.

Vehículos atrapados en grandes balsas de agua, andamios caídos, árboles, garajes inundados... Estas estampas se dieron el jueves en Zaragoza, que protagonizó el arranque de varios informativos con impactantes imágenes. “La tormenta afectó a muchísima gente al darse en la capital. Pero estos mismos litros o más han caído en Santaliestra o en Alcalá de la Selva y las consecuencias no han sido tan atroces”, explican los meteorólogos, que -por cierto- reseñan que en Herrera de los Navarros se recogió granizo gigante de 11 centímetros de diámetro, uno de los mayores registrados en la historia de España.

Extremas e intensivas

La pregunta que se hacen muchos ciudadanos es si está aumentando la frecuencia o la intensidad de las precipitaciones extremas. Un estudio de Peio Oria Iriarte, miembro de la Aemet, con análisis de datos en el Mediterráneo, señala que las precipitaciones extremas y las consecuentes inundaciones en cauces y torrentes aumentan su probabilidad de ocurrencia, sobre todo, en otoño. Los expertos también descartan que estas supercélulas sobre la península tengan nada que ver con fenómenos como el Niño que ahora se desarrolla en el lejano Pacífico tropical, si bien sí que admiten que se generan con más facilidad como consecuencia del cambio climático. El catedrático de análisis geográfico Jorge Olcina también ha estudiado "la gestión de impactos por precipitaciones extremas o intensivas" y considera que en España están cambiando los patrones de lluvia: llueve menos días al año y lo hace con más intensidad. Olcina remarca la necesidad de adaptar los territorios a la nueva realidad pluviométrica mediante, entre otras, un cumplimiento estricto de la ley de suelos y su prohibición a la construcción en zonas peligrosas.

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