La Confederación de gasolineras anticipa una "subida moderada" por la mayor demanda en vacaciones

Su presidente, Jorge de Benito Garrastazu, confía en que haya muchos desplazamientos: «La gente tiene ganas de salir». El sector no ha recuperado aún la facturación prepandemia, advierte.

Jorge de Benito Garrastazu es presidente de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEES).
Jorge de Benito Garrastazu es presidente de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEES).
Rubén Losada

A mayor demanda, subida en el precio del carburante». Es la matemática aplicada por Jorge de Benito Garrastazu, presidente de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEES), que estuvo la pasada semana en una jornada organizada por Mobility City en Zaragoza, para explicar que «este verano pasará como el pasado, que el combustible subirá», aunque, anticipó, «la subida será moderada».

«No me atrevo a concretar cuánto porque no se ha cumplido ninguna de las previsiones que dimos desde el sector para este invierno». Bien es verdad, añadió el responsable de la patronal de estaciones de servicio, «que ni la demanda de China ha sido la esperada ni tanto el frío del invierno, lo que ha hecho que la necesidad en otros países tampoco aumentase, y los precios afortunadamente no sufrieran esa subida tan importante que se veía venir».

«Ojalá se mantenga esta tendencia de precios en verano», apostilló: «A las estaciones de servicio nos convienen los precios bajos. La gente se anima a gastar más y las estaciones ganan por litro vendido. No tienen un porcentaje en función del precio».

Pese a que «sí está habiendo bastantes desplazamientos por ocio -la gente tiene muchísimas ganas de salir y disfrutar-», las gasolineras no han recuperado aún las cifras de ventas prepandemia. «Va a ser muy difícil», advirtió. «La covid nos ha hecho cambiar muchos hábitos de vida y los desplazamientos por motivos de trabajo se han restringido. Las empresas han descubierto que se pueden hacer cosas sin tanto viaje y las videoconferencias han venido para quedarse», apuntó.

Por eso, prefiere pensar que este vaya a ser un buen verano. «El sector lo necesita. Al no haber alcanzado niveles prepandemia, atraviesa una situación delicada dado que no existe la demanda que tendría que haber». 

En un sector que suele ser el termómetro de la economía, conformado en un 70% por autónomos, «volver a la cifra de negocio de 2019 va a ser complicado», recalcó el presidente de la CEES, que confesó estar muy preocupado. «Los motores son mucho más eficientes ahora, con lo que consumen menos, y si a eso se une que en este país se siguen abriendo estaciones de servicio todos los años, da como resultado que la media en ventas hace quince años de una gasolinera era de 3,8 millones y ahora se sitúa en 1,6 o 1,7 millones».

Incorporar nuevos servicios

Ante este panorama, no queda sino diversificar para tratar de salvar este negocio, sobre todo en los pueblos pequeños, donde cumplen un papel vertebrador, e incorporar, junto con los surtidores, más servicios. «Llegué en el año 1995. No soy un histórico del sector, pero mi primera estación de servicio en Asturias ya tenía tienda y vendíamos de todo desde lotería a comida y bebidas», comentó. 

Ahora esta es la tónica general: «Cada vez más estaciones de servicio, entre un 25% o 30%, ofrecen restauración. Hay que aprovechar que somos un punto de encuentro para dar también este servicio», indicó.

E insistió en el mensaje de que las gasolineras, pese a lo que suele pensar el ciudadano, «no son las petroleras ni tienen un pozo debajo». Su situación, incidió, es complicada en plena transición: «Vamos hacia un futuro multienergético en el que las estaciones de servicio tendrán que aprovechar todas las oportunidades siempre y cuando sean rentables». 

En la apuesta por la descarbonización, hizo hincapié en que no todo es electromovilidad. «No nos podemos quedar solo con un huevo en la cesta. Los eco y biocombustibles tienen mucho desarrollo y no podemos cerrarnos a nada». Puso el ejemplo de Francia: «En el 85% de las estaciones de servicio ya se está vendiendo bioetanol, un producto derivado del alcohol que se puede utilizar en los coches de gasolina con una pequeña adaptación que vale 200 euros, y el motor funciona exactamente igual y la reducción de emisiones es importantísima».

En opinión de Benito Garrastazu no conviene «hacerse trampas». «Hay que analizar la contaminación desde la cuna a la tumba y si el futuro va a ser eléctrico, perfecto, pero habrá que ver qué tipo de electricidad, si es verde o derivada del carbón como sucede aún en varios países de Europa como Alemania». comentó. Y lo mismo con el hidrógeno, señaló, «porque hay muchos tipos diferentes». Y ante todo, recalcó, «hay que dar cabida a todas las posibles fuentes energéticas, ver qué coste tiene eso, y verificar que realmente sean cero emisiones netas».

Al Gobierno que salga de las urnas solo le pidió que «les dejen trabajar» y apuesten por la «neutralidad energética permitiendo el desarrollo de toda la tecnología que contribuya a una movilidad sostenible.

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