vivienda

Madres solas que comparten piso: "Tenía que pedir que me adelantasen el sueldo para llegar a fin de mes"

Aumenta el número de familias monoparentales que deciden compartir su piso con otras madres solas con hijos por necesidad económica ante el aumento de los precios de los alquileres.

Verónica Velasco, con sus dos hijos, en el piso que comparte con otra familia monoparental.
Verónica Velasco, con sus dos hijos, en el piso que comparte con otra familia monoparental.
V.V.

El aumento continuado de los precios de los alquileres de viviendas  ha sacado a la luz en Aragón una nueva práctica de supervivencia que no existía antes en nuestra comunidad, o si lo hacía, era algo anecdótico y puntual.

Muchas familias monoparentales han comenzado a buscar una alternativa habitacional al alquiler tradicional ante la imposibilidad de asumir, con una sola fuente de ingresos, los gastos que ocasiona el pago mensual de un piso. Así, se han lanzado al modelo que históricamente estaba reservado a los más jóvenes: el piso compartido.

Es el caso de Verónica Velasco, una vecina del barrio de Torrero, que tiene dos hijos -un niño de 16 años y una niña de 6- a los que intenta sacar adelante ella sola. “Antes vivía en un piso de alquiler en Monzalbarba y siempre habíamos podido vivir los tres en nuestra casa, pero desde hace unos años, solo con mi sueldo no llegaba a fin de mes”, dice Velasco, que trabaja como auxiliar de geriatría en una residencia de personas mayores de un barrio rural de Zaragoza.

Verónica Velasco es una madre sola con dos hijos que ha decidido alquilar una habitación del piso que tiene alquilado a otra madre sola ante las dificultades para llegar a fin de mes con un único sueldo.

“No podía pagar el alquiler, hacer frente a las facturas y a los gastos diarios que origina una casa con dos niños”, continua esta mujer de 40 años. “Vivíamos gracias a los adelantos que tenía que pedir continuamente en mi trabajo”, asegura. “Ya había pensado en alguna ocasión en compartir el piso, porque el nuestro era de tres habitaciones y podíamos habilitar una para otra persona, pero no me atrevía a dar el paso por seguridad. Con niños en casa hay que tener cuidado de a quién metes a vivir contigo”, señala Velasco.

“Entonces, me decidí a pedir la ayuda al alquiler y acudí a Amasol -una fundación que trabaja para ayudar a las madres solas de Aragón- para que me la tramitasen. Al contarles mi situación, me ofrecieron la posibilidad de compartir mi piso y alquilarle una habitación a una mujer sola que tenía un bebé de corta edad y necesitaba alojamiento con urgencia”, explica Velasco. 

Verónica Velasco, que comparte piso con otra familia monoparental, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Verónica Velasco, que comparte piso con otra familia monoparental, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
M.O.

“Dije que sí y comenzamos a compartir piso hace algo más de un año”, recuerda esta madre sola. Al poco tiempo, “decidí mudarme a Torrero, porque mi hermano y mi cuñada viven allí y así podía estar más cerca de mi familia y Paula -nombre ficticio de su compañera de piso, que no quiere revelar su identidad- se vino también con nosotros a la nueva vivienda”, apunta. 

“La convivencia con ella ha sido buena desde el principio y ha supuesto un alivio económico para ambas. Vivimos en un piso de 60 metros cuadrados y tres habitaciones, un baño, cocina, salón y terraza. El alquiler está a mi nombre y pago 500 euros. Paula aporta 200 y la comida y los gastos diarios los pagamos entre las dos”, informa esta vecina de Torrero.

"Pagamos 500 euros de alquiler y mi compañera de piso aporta 200. Me ha supuesto un alivio".

Además de repartirse las tareas del hogar, “nos ayudamos mutuamente con el cuidado de los niños y así facilitamos nuestra conciliación laboral porque Paula trabaja por las mañanas en el sector de la limpieza y yo por las noches en la residencia de personas mayores”, añade Velasco.

 “Toda mi familia la hemos ayudado mucho cuidando del niño. Yo me lo llevo en el carro a buscar a mi hija al colegio o a las actividades extraescolares y mi hijo mayor lo ha aceptado muy bien”, explica. “Lo único que le pido es que no traiga a ningún hombre a casa, por la seguridad de los niños”, confiesa esta mujer.

"Lo único que le pido es que no traiga a ningún hombre a casa, por la seguridad de los niños".

Ante la pregunta de si este modelo de convivencia entre sus dos familias es a largo plazo, Verónica duda. “Me gustaría que en el futuro nuestra situación económica mejorase y que ella se pudiese independizar y buscar un hogar propio con su hijo, que es a lo que aspiramos todas las familias”, dice, esperanzada.

Un 15 % más de familias interesadas en compartir

El caso de Verónica y Paula no es algo aislado y en Amasol han visto un gran crecimiento de la demanda de este servicio que ofrecen desde hace años a las familias a las que atienden. “Desde hace dos años hay más demanda que oferta. Hay más familias que lo piden y no tenemos tantas que ofrezcan su casa para esta posibilidad. No estamos pudiendo dar respuesta a todas”, lamenta Diana García, responsable de proyectos de la fundación Amasol.

"La demanda de familias monoparentales que quieren compartir piso ha aumentado un 15% desde 2022..

De hecho, desde el año pasado las peticiones de alquiler de piso compartido a esta asociación han aumentado un 15%. No solo eso, en 2020 y 2021, no hubo ninguna solicitud de este servicio. Y es que “para las familias, compartir una vivienda no es lo óptimo y en ese momento había otras alternativas y más facilidad para acceder a viviendas de alquiler, los precios estaban más bajos y las condiciones eran menos estrictas que en la actualidad”, explica Irina Vera, trabajadora social de Amasol. 

La situación cambió en 2022 cuando "comenzamos a recibir solicitudes que no han parado de crecer. En 2023 llevamos ya más del doble que el año anterior. Si seguimos a este ritmo, a final de año estas cifras se pueden duplicar”, avisa la trabajadora social. De ser así, estaríamos hablando de que 3 de cada 10 familias monoparentales querrían compartir piso al no poder pagar un alquiler.

 “Hay que pensar que las familias monoparentales tienen un único ingreso y que el precio del alquiler ha aumentado y se han endurecido los requisitos para acceder a viviendas. Ahora piden nóminas de 1.500 euros, contratos indefinidos o avales bancarios. Si estas familias reciben además algún tipo de prestación social, ya no pueden alquilar”, informa Vera.

Aumentan los pisos que se alquilan por habitaciones

“Esta situación no es la más idónea para las familias porque pierden su intimidad, comparten la misma habitación madres con hijos y hacen vida en el dormitorio. No es lo más adecuado para los menores porque no tienen el espacio adecuado para desarrollarse”, añade, y avisa de que esta situación está siendo utilizada por algunas agencias y propietarios para sacar al mercado más viviendas en alquiler por habitaciones.

Algo que también corroboran los agentes inmobiliarios: “Hemos detectado que han aumentado el número de anuncios de pisos que se alquilan por habitaciones y que han surgido empresas especializadas que se dedican solo a este tipo de alquileres”, dicen desde el Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Aragón (Coapi Aragón).

Y es que, tanto en redes sociales como en las inmobiliarias, se nota este cambio de modelo: “Ultimamente vienen a preguntarnos más por la posibilidad de alquiler un piso entre dos familias. Sobre todo desde principios de año. El otro día se acercó una mujer que estaba interesada en un piso de dos habitaciones con dos baños para alquilarlo junto a su amiga. Ambas estaban solas con un hijo cada una”, confirma Elma Bayona, de la agencia inmobiliaria API Bayona,

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión