prisiones 

Los 1.150 presos de la cárcel de Zuera se quedan en manos de un solo médico con contrato temporal

Los dos facultativos que quedaban en la plantilla se jubilan dentro de dos semanas y el sustituto ha sido contratado por la cárcel. 

Vista exterior de la cárcel de Zuera
Vista exterior de la cárcel de Zuera
Guillermo Mestre

El centro penitenciario de Zuera, uno de los más poblados de España con 1.150 presos (a los que se suman otros 150 de los centros de inserción social de Huesca y Zaragoza), acaba de contratar a un médico temporal de una empresa privada, que hará una jornada en la prisión de 9 a 14 los días laborables. Su llegada es la alternativa que ha buscado la administración de la cárcel para intentar garantizar la asistencia sanitaria de los reclusos, ya que en los próximos días se jubilan los dos últimos médicos titulares de la prisión.

Este centro penitenciario ha llegado a tener ocho médicos titulares, pero la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias insiste en que la única alternativa es traspasar la sanidad penitenciaria a las autonomías como hizo con Navarra en 2021 (se sumaron posteriormente Cataluña y País Vasco, que tienen la competencia de prisiones) para aplicar una ley de 2003. Aunque se abrieron negociaciones con Aragón para incluir las cárceles en su plan sanitario, no se llegó a un acuerdo, como ha pasado en otras comunidades como Baleares y Galicia.

Los sindicatos penitenciarios (CSIF, Acaip-UGT y Tu Abandono me Puede Matar) consideran que la contratación de este médico privado y temporal, con un presupuesto de unos 55.000 euros a cargo de la prisión, “es una mala solución” y “un parche” para la asistencia sanitaria de los internos.

Visita la Enfermería, que está colapsada 

Hace unos días el nuevo facultativo acudió a la cárcel para conocer al personal de enfermería, que está colapsado con los internos que demandan tratamiento o los traslados al hospital Miguel Servet, y a los médicos titulares que se van a jubilar en dos semanas para que le ayuden a aclimatarse a esta población muy singular, que presenta muchos problemas psiquiátricos, entre otras patologías.

"En la prisión puede acabar agobiándose porque es una tarea inabarcable"

Un portavoz de Acaip-UGT detalla que “se trata de un contrato por horas o a la carta, que ha autorizado la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, pero el médico lo compagina con otras funciones  en la sanidad privada. En la prisión puede acabar agobiándose porque es una tarea inabarcable”, señala el funcionario de Acaip.

Esta situación se extiende por las prisiones españolas (salvo las de Cataluña y el País Vasco, que tienen sus competencias) porque si debería haber 500 médicos titulares, apenas quedan 170. En una oposición que convocó recientemente Instituciones Penitenciarias para 80 plazas, apenas se aprobó a seis, detalla el portavoz sindical de Acaip. Agrega que los salarios medios que reciben estos facultativos son 600 euros inferiores a cualquier plaza en la sanidad pública.

Fernando Alcolea, nuevo director de la prisión de Zuera.
Fernando Alcolea, nuevo director de la prisión de Zuera.
Delegación del Gobierno de Aragón

Alternativa del director 

El nuevo director de la prisión de Zuera, Fernando Alcolea, que tomó posesión en el puesto el pasado mes de marzo tras sustituir a su antecesora Carmen Gambarro, no ha dejado de buscar alternativas para suplir esta carencia y ha llegado como solución a un expediente de contratación pública para el nuevo médico. De hecho, se presentaron dos empresas y una de ellas es la que va a enviar a este facultativo.

El intento de que Sanidad de la DGA asuma las competencias no ha dado resultado, ni siquiera intentando una reunión con la consejera Sira Repollés en el Ayuntamiento de Zuera o después de trasladar la problemática a la Delegación del Gobierno y a la Guardia Civil.

Fuentes penitenciarias señalaron que esta problemática se trasladó recientemente al presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y al lugarteniente del Justicia de Aragón, Javier Hernández, quien dio una charla a los internos recientemente. Asimismo, conocen la situación también los abogados del Servicio de Orientación Penitenciaria.

Javier Hernández, lugarteniente del Justicia de Aragón, en Palacio de Armijo, sede la institución.
Javier Hernández, lugarteniente del Justicia de Aragón, en Palacio de Armijo, sede la institución.
Guillermo Mestre

Javier Hernández explica que trasladará en los próximos días la problemática de la carencia de los médicos en la prisión de Zuera al Defensor del Pueblo, ya que es de su competencia, porque coincidirán en una reunión en Vitoria. “Conozco los problemas de un caso de hemodiálisis que llevan de la prisión al hospital San Juan de Dios o la asistencia por telemedicina para los presos cuando están con las enfermeras”, agrega el lugarteniente del Justicia de Aragón.

La solución alternativa: la telemedicina  

De hecho, la llegada del director al centro penitenciario coincidió con la puesta en marcha de un servicio de telemedicina que aportó Instituciones Penitenciarias para tratar con médicos de otras cárceles  a los internos por videoconferencia. Este medio está operativo todos los días laborables de 16 a 21 horas, pero surgen dificultades bien de comunicación bien con enfermedades complejas de atender así como problemas de “oído, intestinales o abdominales”, como detalla un funcionario.

Una trabajadora de la enfermería de la prisión detalla que la solución de la telemedicina es “un parche” a una situación en la que han llegado a pasar hasta cien presos en un día (casi el 10% de la población) por esa dependencia de la prisión para reclamar consultas médicas, urgencias o diversas atenciones.

Estamos al límite, entre las pastillas que se reparten todo el día (desayuno, comida y cena), las curas de las heridas o hasta el tratamiento psiquiátrico. Viene más gente a la enfermería que nunca. Aquí hay ingresados 46 presos (31 son enfermos y 15, cuidadores). Muchos quieren que los saquemos al hospital”, dibuja la funcionaria una situación “muy complicada” en la prisión de Zuera. 

“Apenas hay 20 enfermeras y hay más quejas de los internos porque hay colapso y las esperas para recibir atención se alargan. Podemos hacer analíticas de sangre y orina, curas y suministrar la medicación. Pero los dos médicos que quedan ahora solo ven urgencias. ¿Qué pasará cuando haya solo uno?”, se pregunta.

La falta de atención médica del centro penitenciario, como describe un funcionario de Acaip-UGT, provoca episodios como avisar a una ambulancia por una urgencia, que suba un médico, atienda a un preso en Zuera y luego no sea trasladado al hospital Miguel Servet. También se han realizado traslados de internos en un furgón de la Guardia Civil a un centro hospitalario, como alternativa, donde los atienden y luego los recogen tras haber recibido atención.

3 de octubre. Detenido en la estación intermodal de Zaragoza Benito Ortiz Perea, el preso fugado de la cárcel de Zuera el 29 de agosto
3 de octubre. Detenido en la estación intermodal de Zaragoza Benito Ortiz Perea, el preso fugado de la cárcel de Zuera el 29 de agosto
CNP

El traslado del preso Benito con problemas de asma

Hace unos días, uno de los presos que reclamó su traslado al Hospital Miguel Servet fue Benito Ortiz Perea. Ortiz Perea tiene problemas de asma, porque es un fumador compulsivo y hay momentos en los que se queda sin respiración. Lo singular es que este preso de 65 años, que está en el módulo 10 de la cárcel y comparte la celda con su hermano Pedro, se hizo famoso en 2018 cuando se fugó de la cárcel de Zuera durante un traslado al centro hospitalario en una furgoneta de la Guardia Civil. El recluso se escapó cuando iban a introducirlo en las dependencias penitenciarias.

Con sus antecedentes, fuentes penitenciarias relataron que Benito Ortiz no se quedó ingresado en el centro hospitalario y, después de su recibir atención médica, fue trasladado de nuevo a la prisión de Zuera, donde se ha convertido en un interno histórico. Aunque su precaria salud le lleva a necesitar de compañeros que le ayuden a subir a la primera planta, donde está su celda, la atención médica no se prolonga en el hospital.

En su historial como delincuente figuran un atraco y un secuestro, con su hermano Pedro, en una armería de Huesca el 23 de mayo de 2016. El dueño del negocio recibió un disparo en las piernas y su mujer fue secuestrada en Zaragoza para quitarle el coche. Posteriormente, la abandonaron en Villanueva de Gállego.

Tras haber pasado 36 de sus 60 años en prisión, Benito Ortiz Perea optó por fugarse por el río Gállego en una neumático y permaneció 35 días por Zaragoza perseguido por la Policía y la Guardia Civil hasta que lo detuvieron. Al regresar a la prisión relató a este periódico que huyó y no se lo pensó dos veces: “Estaba muy malo, recién operado y me dejaron flojas las esposas, así solo tuve que empujarlas hacia abajo. Sabía que el de la ambulancia era nuevo, porque le oí preguntar cómo se iba a la cárcel de Zuera. Y cómo me pareció que en la garita de la Guardia Civil no había nadie, abrí la puerta lateral y salí corriendo”.

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