Cómo hacer que una feria medieval no parezca un mercadillo de Disney

Este mes se celebrarán en Aragón una veintena de mercados ambientados en el medievo. El de Zaragoza, del 16 a 18 de junio, aspira a mejorar sus recreaciones históricas.

XX Feria Medieval de Daroca. Autor: MACIPE, JESÚS Fecha: 27/07/2019 Propietario: Colaboradores Aragón Id: 2019-1389986 [[[HA ARCHIVO]]]
La feria medieval de Daroca, a mitad de julio, es una de las más esperadas.]
Macipe

El pasado fin de semana Calatayud vibró con sus Alfonsadas. En apenas seis días en Tarazona se volverá a recrear la coronación de Carlos V. Para entonces en Zaragoza ya se estarán empezando a desplegar banderolas y pendones de cara al fin de semana de los días 17 y 18. La ‘sobredosis’ medieval regresa por todo Aragón con más fuerza si cabe que antes de la pandemia y a las citadas ferias aún aguardarán las de Canfranc, Torrellas, Daroca… ¿Por qué tiene tanto gancho y tirón este viaje al pasado? ¿Por qué se regresa al siglo XIII exclusivamente en verano? ¿Cuáles son los pecados capitales y errores más comunes de las ferias medievales?

Organizadores, montadores y hasta los propios artesanos lo tienen claro: la ambientación es clave. Los vendedores llegados de hace ocho siglos no deberían estar todo el rato pendiente de sus iPhone ni apostados en un puesto en el que se sirvan frescos mojitos. Es inevitable que se tomen algunas licencias (ay, esas Nike, ay, esos relojes de pulsera) pero también es cierto que las ferias más profesionales cada año exigen una mayor fidelidad en lo referido a las recreaciones históricas. En el Mercado de las Tres Culturas de Zaragoza hace ya casi una década que se pusieron las pilas. De inventarse escudos y sagas familiares más propias de ‘Juego de tronos’ que de la rica historia aragonesa, se pasó a hacer recreaciones de acontecimientos como el Compromiso de Caspe, la entrada de Alfonso I ‘el Batallador’ en Saraqusta y un pasacalles que viajó a 1492 para recordar la figura de Juan de Coloma.

En los pliegos de condiciones de la feria de este 2023 se insiste en que "la decoración ha de recrear la época medieval (pendones, heráldica, señalización) evitando anacronismos y proyectando idearios de convivencia que superen los enfrentamientos y/o descréditos entre culturas". También pide el Consistorio zaragozano que el concesionario preste especial atención "a la decoración propuesta para el puente de Piedra" y le recuerda que "no podrán realizarse operaciones que deterioren el dominio público ocupado con la instalación de anclajes y similares" (…) y queda terminantemente prohibido colocar clavos en los muros de la Seo e, incluso, tapar con decoración su paño mudéjar.

Como en las ediciones anteriores, la cita durará tres días, llegará hasta el Balcón de San Lázaro y está previsto que se abran unos 140 puestos de artesanos así como 6 tabernas. La decoración de las mismas siempre ha traído de cabeza a los organizadores, desde que en 2012 saltara la polémica por haber vestido las calles con blasones ficticios de cabezas de perros y unas flores de lis que poco (o nada) tienen que ver con la historia medieval aragonesa. Ya entonces hubo mociones en el pleno del Ayuntamiento para que la feria no pareciera "un mercadillo de Eurodisney" y "se exigiera mayor rigor histórico frente a símbolos inventados y sonrojantes".

Inauguración del Mercado Medieval de la feria de las Tres Culturas de Zaragoza. Autor: MARCO, JOSÉ MIGUEL Fecha: 15/06/2018 Propietario: Heraldo de Aragón Id: 2018-1980932 [[[HA ARCHIVO]]]
Faunos, juglares y criaturas de todo tipo, en la plaza del Pilar en la edición de 2019.
J. M. Marco

Para ver cómo ha explosionado la oferta (y la fiebre) relacionada con el medievo basta con echar un ojo a la web mercadosmedievales.net, donde se reúnen cientos de fechas y ‘flyers’ de citas con la cota de malla y los juglares por toda España. Ahí aparece, por ejemplo, el Lancelot del próximo fin de semana de La Muela y se puede ver también la feria que tuvo lugar el pasado en María de Huerva. En esta última se esforzaron por que los campamentos y las músicas tuvieran auténtica impronta medieval e, incluso, actuaron los Mañowar, especialistas en combates medievales. Miguel Ángel Pantaleón, uno de los integrantes, explica que lo que practican es "un deporte de contacto, todo ello reglado y con mucha seguridad". No se trata de recreaciones sino de combates de verdad, aunque rara vez suele salir alguien herido. Los caballeros portan un yelmo de acero que absorbe los golpes de mazas de un kilo y armaduras que pesan más de 30 kilos. A las armas más contundentes se les quita el filo y se eliminan también las puntas para que no sean dañinas.

Hasta 1990 apenas había recreaciones medievales en España. El 'boom' actual se antoja imparable

Los combates, si no los llevan a cabo profesionales, son siempre de lo más discutible de las ferias medievales (algunos son casi hasta circenses) y lo mismo sucede con los talleres, que los espectadores juzgan repetitivos pero -en el caso de Zaragoza- se explicita en el contrato que los haya de oficios tradicionales como caligrafía, herrería, cantería, vidrio… Todo ello, a sus buenos 35 grados. Por cierto, que en Aragón todas las ferias medievales se hacen en verano, pero hay algunas de las más destacadas a nivel nacional que demuestran que en invierno también funcionan: véase la de Córdoba que es en enero o la de Ávila, en septiembre.

"A veces se abusa en exceso de los tópicos, porque nuestros antepasados no estaban todo el día ni guerreando ni danzando, como es natural”, dice la historiadora Juana Marín. A su juicio, habría que estudiar bien, por ejemplo, los ropajes de los que se hacía uso entonces a orillas del Ebro en verano porque "hay muchos atuendos que se ven que no cuadran con el clima mediterráneo". En unos días se celebrará la localidad turolense de Cutanda una muestra medieval en la que se recrea el decisivo combate de 1120 entre las tropas de Alfonso I el Batallador contra los almorávides. La asociación recreacionista Conca prevé montar en el Centro de Interpretación Batalla una muestra sobre la moda en los siglos XII y XIII que contradice algunos de los clichés en torno a las recias capas, túnicas e, incluso, las finas sedas exclusivas de la Corte.

De lo que menos había en la Edad Media era carne, pero en las ferias prolifera el chorizo y el cerdo asado

En Tarazona también hilan mucho más fino que en otras ferias y, de hecho, ellos califican su cita como ‘renacentista’ y no tanto medieval. La concejal de Turismo, Waldesca Navarro, insistía este lunes en que uno de los objetivos de las jornadas (además de fomentar las visitas) es "acercar el hecho histórico y poner en valor la belleza del magnífico friso de la fachada del Consistorio". La edil hace referencia a un conjunto escultórico que representa la entrada en Bolonia en 1530 de la comitiva para la Coronación de Carlos I de España. En él pueden verse hasta al Papa y a los miembros más destacados del protocolo imperial, que serán evocados de forma fidedigna.

Inauguración, primera jornada del mercado medieval, Mercado Medieval de las Tres Culturas en Zaragoza. Autor: DUCH, OLIVER Fecha: 17/06/2022 Propietario: Heraldo de Aragón Id: 2022-1874282 [[[HA ARCHIVO]]]
El mercado de las Tres Culturas regresará el día 16 a Zaragoza
Oliver Duch

La doctora Marín explica que las fiestas medievales comenzaron a emerger en la España de los 90 y no han dejado de expandirse hasta casi convertirse en un subsector del ocio y la recreación histórica. "La fórmula es sencilla porque a los ayuntamientos les vale con ceder el espacio público y, a cambio, una empresa -de mayor o menor rango- se ocupa de la actividad y la animación", explica. "Es por esto que a veces los mercados son un poco chapuceros o pueden parecer vulgares si se contratan gaiteros o malabaristas ‘random’, pero -claro- tampoco se pueden poder ‘revisores del gusto medieval’ cada pocos metros", añade. Como ejemplos de 'anacronismos', los expertos citas que en muchas ocasiones se llevan a las ferias máquinas de tortura de la Inquisición (una institución que no existió en la Edad Media peninsular) y que los puestos de comida están repletos de chorizo y cerdo asado cuando en aquella época lo que menos se comía era carne.

Si estos ‘tacañones’ existieran, seguro que pondrían el grito en el cielo con pequeños y discordantes detalles como que suene por megafonía ‘Nochentera’ en una ambientación propia del siglo XIII o que desde las catapultas infernales se lancen globos de agua. Curioso es también, por cierto, que -por contrato- las atracciones para entretener a la chavalería tengan que ser 100% ecológicas: eso se traducen en una docena de ponis de madera y una noria manual de escasa altura. 

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