El bloque de la derecha gana por 22.708 votos en Aragón y la pugna se mantiene de cara al 23-J

La inapelable victoria en las urnas del Partido Popular en las elecciones autonómicas del domingo deja un escenario franco para que su líder en Aragón, Jorge Azcón, conforme un gobierno de cambio tras ocho años de mandato del socialista Javier Lambán. Con 28 diputados, y la muleta de Vox aportando otros 7 a la espera de los términos de la negociación, la derecha vuelve al Pignatelli, de donde salió en 2015 con Luisa Fernanda Rudi. El resultado, no obstante, arroja una lectura menos catastrofista para las formaciones de la izquierda, que se ven penalizadas por la fragmentación de sus siglas. La diferencia entre bloques fue este 28-M de 22.708 votos, apenas 3,5 puntos, lo que mantiene la pugna abierta de cara a la nueva contienda que aparece en el horizonte, las generales del 23 de julio.

La estrategia diseñada por Azcón para conquistar el centro, en plena crisis en la Comunidad, ha dado resultado. Alcanza 230.924 votos, 91.264 más que hace cuatro años gracias al retorno de quienes en su momento vieron en Cs una alternativa al PP. Esta reunificación, junto a la campaña de captación de apoyos entre el aragonesismo y los desencantados del ‘sanchismo’, llevan al líder conservador a obtener el 35,56% de los sufragios y 28 diputados.

Es el segundo mejor resultado de los conservadores en la Comunidad, solo superado por el de Rudi en 2011 (con 269.729 votos y 30 escaños), pero en un contexto actual mucho más fragmentado y competido. De hecho, si la mejora del PP ha reactivado a la derecha (crece un 65,3% respecto a 2019), aún ha sido mayor, en proporción, el impulso que le ha otorgado Vox (se dispara un 79,9%).

La formación de Santiago Abascal, liderada en Aragón desde Teruel por Alejandro Nolasco, aporta 73.157 papeletas al bloque conservador y siete diputados. Fuercen o no su entrada en los gobiernos autonómicos y municipales, el resultado supone un espaldarazo en el ámbito regional y local para una formación, hasta ahora, de predicamento nacional.

Si a los dos grandes triunfadores del domingo se les suman los exiguos sufragios de Cs (8.309 votos y cero escaños) y del PAR (13.565 y un diputado), la derecha aglutina el 50,17% de las papeletas, un total de 325.955, es decir, apenas 44 más que hace cuatro años. La cifra, de hecho, no se distancia mucho de los 303.247 obtenidos por la izquierda, con el 46,6%. Y eso ubicando en el lado conservador las papeletas de la formación aragonesista, que en la última legislatura gobernó de la mano de PSOE, Podemos y CHA.

A estas cifras se agarra la izquierda para afrontar la nueva exigencia electoral a la que les va a obligar la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las generales al 23 de julio. En el PSOE, que se deja en el camino 14.768 votos respecto a 2019 pero apenas cede un punto porcentual (del 30,8% al 29,5%), reconocen que el resultado del domingo es «duro» pero ven brotes verdes.

Duele la pérdida del Pignatelli, de las capitales, del área metropolitana de Zaragoza y de la provincia de Huesca, uno de sus bastiones, pero el músculo electoral no se ve seriamente dañado en medio de un «tsunami» nacional favorable a la derecha. Se muestran «contentos» en municipios como Maella, Quinto o Cariñena. Y hablan de «descalabro, pero no tanto».

Concentración

Entre otros motivos porque la sangría se sitúa a su izquierda. La falta de acuerdo entre Podemos e IU pasa factura. La formación liderada por Maru Díaz consuma su declive y tras los 14 escaños obtenidos en 2015 se queda solamente con uno. Suma 25.842 votos (3,97%), es decir, 28.410 menos (-52,3%) que hace cuatro años. Mientras, Álvaro Sanz confirma que los comunistas conservan una base de electorado fiel, pero también salen perjudicados de la cita con las urnas. De los 22.229 votos de 2019 (3,3%) bajan a 20.195 (3,1%). Ambos confían en recuperar terreno con una posible alianza múltiple de cara a las generales.

Por su parte, CHA tampoco logra capitalizar su paso por el Pignatelli, pese a gestionar áreas afines a su ideario político. Baja de 41.879 votos (6,2%) a 33.113 (5,1%), en parte por la irrupción de Aragón-Teruel Existe. La formación de Tomás Guitarte entra en el parlamento aragonés con 3 diputados tras recibir 32.465 papeletas (5%), según los estudios, procedentes del espectro aragonesista y de izquierdas.