Los profesores de la Universidad de Zaragoza no podrán echar por ley a los alumnos que copien a un compañero
Los alumnos que usen chuletas, audífonos o móvil sí podrán ser expulsados y los sancionará el rector. La nueva normativa entra ya en vigor en la Universidad de Zaragoza con la época de exámenes
Más de 29.000 alumnos de la Universidad de Zaragoza inician el periodo de exámenes ordinarios que se prolonga hasta el próximo 7 de junio. Y lo hacen con algunas nuevas normas de evaluación. Una de las novedades que más llama la atención es que a partir de ahora los estudiantes que sean sorprendidos en un examen intentando copiar a un compañero o hablando con él sobre temas del ejercicio (una conducta que se llama "copia espontánea") no podrán ser expulsados del aula, como sí se podía hacer de forma automática hasta ahora en base a una normativa de diciembre de 2010. Sí se podrá echar a los que copien utilizando chuletas, audífonos, móviles o dando ‘el cambiazo’, entre otros trucos que se consideran un "fraude académico" y que están tipificados como una falta grave.
Este cambio responde a la aplicación de la Ley de Convivencia Universitaria que se aprobó en Consejo de Ministros en febrero de 2022 y que derogó el reglamento franquista de 1954 sobre disciplina académica. El pasado 30 de marzo de 2023, el Consejo de Gobierno del campus público dio luz verde al reglamento de normas de convivencia de la institución que se ha aplicado a las disposiciones sobre la evaluación.
Esta adaptación ha sido acogida con opiniones contrapuestas. Algunos profesores han mostrado su malestar por la sobrecarga burocrática que puede suponer la tramitación, ya que tienen que levantar actas y recoger evidencias, y porque consideran que pierden autoridad.
Unas quejas que comprende, pero a las que responde el presidente de la recién creada Comisión de Convivencia de la Universidad, Luis Miguel García Vinuesa. Entiende que había un "vacío legal" y el nuevo «sistema es más garantista» del que venía funcionando. Esta comisión acaba de comenzar a andar, se constituyó el 5 de mayo.
La nueva regulación establece que ante una "copia espontánea" el responsable de la vigilancia puede levantar acta para dejar constancia de los hechos, y adoptar medidas como cambiar de sitio al alumno, retirarle la parte del examen que ha hecho hasta entonces o cualquier otra "que no suponga la pérdida de evaluación".
El relato de lo ocurrido se tiene que comunicar al centro y si el profesor considera que el alumno se merece suspender, el caso se remite a la Comisión de Convivencia y la Inspección General de Servicios. Estos órganos resolverán si se abre una mediación o se inicia el procedimiento sancionador que recae, en última instancia, en el rector. No obstante, los docentes coinciden en la dificultad de demostrar y valorar el grado de lo copiado aunque se comparen dos exámenes.
En caso de "fraude académico", en el que existe "premeditación" e "intencionalidad" y es mucho más evidente, señala García Vinuesa, se puede echar o no del examen al alumno. La documentación con lo ocurrido llega también a la comisión y a la Inspección General de Servicios. Como falta grave el rector puede expulsarle hasta un mes o perder el derecho a la convocatoria ordinaria.
Más allá de la letra pequeña y las opiniones encontradas, García Vinuesa defiende que la gran mayoría de docentes actúan "con sensatez" y "de forma proporcionada" ante estas situaciones.
En este curso desaparece también la recuperación de septiembre. Por ello, la ‘repesca’, la convocatoria extraordinaria de exámenes, se celebrará del 21 de junio al 7 de julio. Unas fechas que han obligado a reducir el calendario lectivo y hacer un esfuerzo extra para acabar con los temarios.
