3 años del INICIO DEL confinamiento por Covid

Los 100 días que nos cambiaron la vida: así somos ahora

El 14 de marzo de 2020 daban comienzo en España 100 días de confinamiento para el que no estábamos preparados. 

Gente con mascarilla en las calles de Zaragoza
Gente con mascarilla en las calles de Zaragoza
Oliver Duch

Este martes, 14 de marzo, se cumplen tres años del inicio del estado de alarma en España. Un día antes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo anunciaba en directo en un comunicado que siguió todo el país a través de la televisión. 

Tras ese anuncio, el país se paralizó. Se cerraron las escuelas y universidades, las instituciones, las fábricas y los negocios. Se sucedieron los ERTES, los que seguían trabajando, lo hacían desde sus casas, salíamos a la calle únicamente a comprar y cada día nos lanzábamos al balcón para los aplausos de las 20.00

La cara oscura fueron los miles de muertos que se produjeron en esas fechas, el parte diario de contagios y fallecimientos, los entierros en soledad, las UCIS colapsadas, los trajes EPIS de los sanitarios o la soledad de muchos ciudadanos. Fueron más de tres meses de confinamiento, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio: en total, cien días de encierro.

Cuando pudimos salir a la calle, lo hicimos con restricciones, mascarillas, aforos y limitaciones en todos los ámbitos de la vida. Tres años después, echamos la vista atrás para ver cómo nos afectó y para analizar si la pandemia nos ha cambiado como sociedad y como individuos

Más desconfiados

“Podemos apreciar un cierto incremento de la desconfianza hacia situaciones de contagio tras la pandemia”, dice Juan David Gómez, profesor de sociología de la Universidad de Zaragoza. “Hay personas que ya no se saludan con dos besos, otras siguen usando mascarilla y no asisten a eventos multitudinarios o evitan cierto contacto físico porque la pandemia ha causado dolor”, explica Gómez “Pero es pronto para saber si esos cambios se convertirán en estructurales y perdurarán en el tiempo”, señala el sociólogo.

"Hay personas que ya no se saludan con dos besos y otras siguen usando mascarilla".

“Las personas tomamos decisiones en función de varios elementos, la experiencia suele ser el principal aspecto. Si esa experiencia ha sido dolorosa y traumática va a costar mucho más confiar en el contacto físico y en la exposición pública”, continúa el sociólogo. “Si la situación sanitaria mejora y se vuelven a generan relaciones de confianza, esos temores se irán disipando con el paso de los años”, afirma.

Más tecnológicos y solidarios

Sí que hay otros cambios que se han convertido ya en estructurales, según este experto y que tienen que ver con las vías de comunicación. “La generalización de las videollamadas en el ámbito de las empresas es algo que faltaba por expandirse y consolidarse y, al utilizarse durante la pandemia y post pandemia, se han incorporado como un cambio estructural que perdura en el tiempo”, afirma el sociólogo.

Además, “en situaciones excepcionales, también tenemos comportamientos pro sociales excepcionales”, en referencia a los diferentes movimientos de solidaridad para ayudar a los afectados y a las personas mayores que se produjeron durante el confinamiento. “El apoyarnos unos a otros y los gestos simbólicos de los aplausos fueron aprendizajes colectivos que ayudaron a ampliar nuestra resiliencia como sociedad para poder superar las circunstancias traumáticas que se sucedieron”, concluye Gómez.

Con problemas de salud mental

La pandemia y el confinamiento causados por el coronavirus agravaron los problemas de salud mental de quienes ya los padecían e hicieron aflorar nuevas enfermedades mentales en muchas otras personas que se vieron desbordadas por la situación de emergencia sanitaria, el miedo al contagio o el aislamiento.

Lejos de estabilizarse, tres años después los casos de estas dolencias causadas por la pandemia siguen aumentando. Los expertos hablan de un incremento de más del 20% que ha ocasionado hasta un 30% más de consultas con los especialistas. “Hemos notado un gran incremento de la demanda de consulta. En más de 20 años de experiencia nunca me había pasado algo parecido”, dice Sergio Moreno, profesor de Psicología de la Universidad San Jorge y director del gabinete Psicología Zaragoza.

La mayoría de estas consultas “están relacionadas con la insatisfacción vital o el desgaste profesional”, afirma Moreno. “Hay que tener en cuenta que, durante la pandemia, hubo colectivos profesionales como los sanitarios o los docentes que no pararon e hicieron un sobreesfuerzo titánico, sin descanso alguno tras la vuelta a la normalidad”, explica este psicólogo.

Los jóvenes, los más afectados

La situación de emergencia sanitaria mundial “ha tenido un impacto grave entre los más jóvenes y han aumentado los casos de autolesiones e intentos de suicidio. Según algunos estudios, el incremento ha sido de hasta un 40% respecto a los datos anteriores a la pandemia”, dice José Antonio Aldaz, psicólogo clínico de la Unidad de Salud Mental de Sagasta-Ruiseñores. “La pandemia generó mucha incertidumbre en los más jóvenes y marcó su visión respecto a su futuro cambiado su tradicional optimismo propio de la edad por otra perspectiva mucho más pesimista de la vida”, sostiene Aldaz.

"La pandemia cambió el optimismo de los jóvenes por una perspectiva mucho más pesimista de la vida".

Coincide con Aldaz, Ana López Trenco, médico y gerente de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME). “Tras la pandemia hemos visto una avalancha de personas sufriendo. Ha tenido un efecto demoledor en la población y ha aumentado muchísimo la demanda de terapias con especialistas”, dice López. En esta asociación se ha duplicado el número de pacientes atendidos en 2022. De 162 en 2021 han pasado a 326 durante el último año. De ellos, el incremento entre la población infantojuvenil que acude a terapia ha sido del 165%.

 “El causante de este incremento es la pandemia y el confinamiento”, asegura López. A pesar de que han pasado ya tres años del inicio de esta emergencia sanitaria, "muchos de los casos se han detectado a posteriori porque el ser humano, ante un momento de crisis, tiene la capacidad de afrontar la situación aunque puede dejarnos secuelas posteriores”, explica la gerente de ASAPME. 

“El estrés generado nos hace estar alerta y salir adelante ante una dificultad, pero hay personas a las que puede costarles más recuperarse y sacan a la luz las secuelas de ese estrés causado por un hecho traumático meses después”, afirma López. Por eso pone énfasis en la importancia de acudir a terapia, ya que “es efectiva junto con otras acciones para encontrar soluciones globales e integrales a los problemas de estos pacientes”.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión