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Un matrimonio turco pide desde Zaragoza ayuda para los niños huérfanos y los 80.000 heridos en el terremoto

Ahmet Saglik, nacido en una de las ciudades más afectadas por el seísmo, Adiyaman, donde acudieron los Bomberos de Zaragoza, lleva 29 años regentando restaurantes en la capital aragonesa. 

Ahmet Saglik y su mujer Gu8ngor Ekinci, en el paseo de Independencia.
Ahmet Saglik y su mujer Gungor Ekinci, en el paseo de Independencia.
José Miguel Marco

Ahmet Saglik, un turco que lleva viviendo en Zaragoza desde 1994 y es muy conocido por su restaurante La Medusa, y su mujer Gungor Ekinci se emocionan cuando hablan con HERALDO para transmitir su dolor por el terremoto declarado en el sureste de Turquía y Siria hace una semana, que ya ha provocado “cientos de niños huérfanos, casi 40.000 muertos y 80.000 heridos”. 

Aunque en su país necesitan mantas o calentadores para superar el invierno porque las víctimas residen fuera de sus casas, la pareja turca clama por apoyar a su país para sacar adelante a “los niños sin padres”, porque “no saben qué van a hacer con ellos”, y “los heridos y sin casa”, que también se multiplican.

Es el desastre del siglo y está muy extendido al menos por diez ciudades grandes de la península de Anatolia, en Turquía. No ha sido un terremoto en círculo sino que se ha abierto una falla de varios kilómetros”, valora Ahmet Saglik. Conoce bien los efectos porque tiene varios familiares afectados en la ciudad de Adiyaman, donde él nació en 1966 y donde acudieron la semana pasada los Bomberos de Zaragoza.

La pareja se sabe de memoria las consecuencias de los dos seísmos que sufrieron en Turquía (sobre todo) y Siria: el primero fue de 7,8 grados de magnitud en la escala de Richter a las tres de la madrugada y el segundo de 7,5, a las diez de la mañana. Aunque recuerdan que en Estambul vivieron un terremoto de 7 grados en 1999, donde también perdieron amigos, creen que las consecuencias del terremoto de la semana pasada, con una gran falla, han sido “demoledoras”.

“Menos mal que entre uno y otro la gente salió de las casas, pero ahora van a tener que enterrar a los muertos como en las fosas comunes de la Guerra Civil por motivos de sanidad. Quedan muchas viviendas sin levantar todavía”, apunta el matrimonio turco respecto al número de víctimas mortales, que crece cada hora.

Los bomberos desplazados a Turquía regresan a Zaragoza.
Los bomberos desplazados a Turquía regresan a Zaragoza.
Toni Galan

El matrimonio agradece profundamente el gran trabajo que los Bomberos de Zaragoza  han realizado en dicha ciudad turca de 329.000 habitantes. La sienten muy cercana porque en Adiyaman residen tres de los once hermanos del dueño del restaurante. El equipo que acudió desde la capital aragonesa rescató a una mujer de unos 60 años que estaba atrapada tras el derrumbe de una vivienda que estaba aterida de frío. 

Queremos ir a verlos (a los Bomberos de Zaragoza) para llevarles unas flores y algún otro presente, como la 'baklava', un postre típico de Turquía, y un ojo de suerte para protegerlos”, anunció el matrimonio turco que reside en Zaragoza, como otras 30 personas de la misma nacionalidad.

En este sentido, los turcos agradecen el apoyo de España a Turquía en un momento tan crítico a través de los Bomberos de Zaragoza, la Unidad Militar de Emergencias o la Cruz Roja (España pudo ver lo mismo con el accidente del Yak-42 en Trabzon en 2003, con la muerte de 62 militares). “Cómo ha sido el nivel del terremoto que hasta Grecia, un país que tiene tensas relaciones con el Gobierno turco, nos ha apoyado”, apunta el dueño del restaurante en Zaragoza.

Un grupo de 50 turcos se han metido en un garaje de un hermano de Ahmet en Kahta (Turquía) para refugiarse.
Un grupo de 50 turcos se han metido en un garaje de un hermano de Ahmet en Kahta (Turquía) para refugiarse.
Heraldo

Muertos de frío o un garaje como vivienda

Varios de los familiares del matrimonio turco se han quedado sin vivienda y han sufrido las consecuencias de sufrir heridas graves y tener fallecidos en su entorno. “Un familiar de mi cuñado que tenía 65 años ha muerto de frío después de haber estado unos días metido en un coche en Adiyaman”, relata Ahmet. El terremoto ha dejado miles de personas fuera de sus viviendas y están pagando las consecuencias de que ocurra en pleno invierno.

Las consecuencias del seísmo han provocado una campaña de solidaridad entre los turcos, por encima de su propio Gobierno, y este matrimonio menciona la asociación Ahbap (significa “conocido o amigos”, cuentan) como el símbolo alternativo para recuperar a la sociedad turca después de este suceso tan dramático para Turquía. “Tengo mucha confianza en esa asociación para que ayude a los afectados del terremoto, más que la Cruz Roja de Turquía (Kizilay)”, apunta Ahmet, crítico con el Ejecutivo turco.

De hecho, apunta un ejemplo de apoyo que ha visto con un familiar del dueño del restaurante de Zaragoza: “Un hermano mío que reside en Estambul ha dejado un garaje suyo que tiene en la ciudad de Adana (una ciudad situada al oeste del epicentro y cerca del mar Mediterráneo) para que pueda refugiarse un grupo de unas 50 personas. Lo han utilizado como alojamiento”.

El hermano de Gungor (la turca que reside en Zaragoza) rescata a una niña en Hatay.
El hermano de Gungor Ekinci rescata a una niña en Hatay.
Heraldo

Salvado una semana después 

Gungor cuenta que un hermano suyo trabaja en el Ayuntamiento de Estambul pero ha sido destinado a un poblado cerca del epicentro del terremoto, en Hatay, para rescatar a todos los afectados que pudieran. “Salvaron a la gente de los pueblos, pero luego no está llegando la comida y está todo muy difícil. Esta ciudad se ha convertido en un lugar fantasma porque han sufrido muchos muertos”, lamenta tras conocer lo que ha vivido su familiaren el rescate tras el terremoto. “Los bomberos de México que fueron a esa ciudad localizaron a un niño de once años 162 horas después y pudieron salvarlo una semana después de que se produjera el terremoto”.

Otra de las consecuencias del seísmo ha sido que el Gobierno turco ha cerrado los colegios universitarios mayores para que sus edificios puedan acojan a los turcos que han perdido sus viviendas. Mientras tanto, los estudiantes van a seguir las clases on line. “Esto se podría hacer con los hoteles porque en invierno no hay turismo, pero la necesidad les ha llevado a adoptar esta decisión”, señala Ahmet.

Creen que el terremoto va a dejar un efecto psicológico que todavía no se ha medido. “Llora todo el mundo porque hubo unos días que se oía a la gente gritando debajo de las casas, pero había sitios en los que no había nadie para sacarlos porque no tenían material”, lamenta el matrimonio turco. “Mucha gente no sabe qué va a pasar con tantos niños huérfanos, desde los que tienen 20 días a los de cinco años”, se despide Gungor llorando y tapándose los ojos.

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