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Miguel Bello: "Teruel opta a un proyecto más grande que la Agencia Espacial"

El comisionado del perte aeroespacial defiende la decisión de llevar el nuevo organismo a Sevilla y ve a Aragón favorita para ganar un concurso de microsatélites que crearía 200 empleos.

Miguel Bello, comisionado del perte aeroespacial y director interino de la Agencia Espacial Española
Miguel Bello, comisionado del perte aeroespacial y director interino de la Agencia Espacial Española
Enrique Cidoncha

Una vez resuelto, ¿cómo valora el proceso de selección de la sede de la Agencia Espacial?Hay que recordar que antes todo iba a Madrid, solo plantear llevar algo fuera ya es interesante. Luego, cada organismo tiene sus necesidades y hay que hacerle su traje. Esta agencia tenía que ser muy rápida, porque va a gestionar proyectos del perte aeroespacial que si no están acabados en 2025 hay que devolver el dinero. Por eso se valoraba tener un edificio disponible a principios de año. Además, el 90% de los programas son europeos, los gestores de la Agencia van a estar en un avión todas las semanas y por eso se valoraron las comunicaciones.

Sevilla era la gran favorita. ¿Hubo presiones políticas?
Ninguna, absolutamente. Los ministerios de Ciencia y Defensa emitieron un informe que fue al de Política Territorial y de ahí al Consejo de Ministros, que aprobó la propuesta inicial. No hemos sentido ningún tipo de presión porque el análisis técnico que se hizo no fue cambiado.

¿Cree que el Gobierno generó falsas expectativas en Teruel?
Abrir el abanico fuera de Madrid ya es un mensaje claro, pero dependiendo del tipo de organismo hay sitios adecuados y otros no. Si fuera una agencia de astronomía, Javalambre lideraría la candidatura. Se ha tratado de ser lo más objetivo posible, pero se entiende la frustración.

Las bases hablaban de fomentar la vertebración territorial...
La Agencia es un organismo de gestión, coordinará actividades que estarán en los territorios. La ubicación de la Agencia no diría que es un tema anecdótico pero sí menor. Tiene impacto desde el punto de vista mediático pero en todos los territorios habrá actividad del perte y vamos a trabajar en red. Al final, es casi más importante que te caiga un proyecto como el de los microlanzadores de satélites por el que opta Teruel.

¿En qué consiste?
Los satélites son cada vez más pequeños, por eso nos interesan los microlanzadores. Van a ser el futuro y Teruel tiene un centro de pruebas. Vamos a sacar un concurso que, a falta de resolverlo, creemos que podría tener un gran impacto allí. 

¿Qué inversión o puestos de trabajo generaría?
Seguramente sea más grande que la propia Agencia Espacial, supondrían 200 o 300 puestos altamente cualificados que, además, estarán al pie del cañón. Hoy en día, con el teletrabajo, los empleos son muy volátiles, pero en un centro de pruebas de microlanzadores tienes que estar ahí probando, son puestos que generan arraigo y empleo indirecto. Teruel puede convertirse en un centro de referencia no solo de España, sino de Europa, donde hay unos quince proyectos en marcha.

Siguen en los tribunales los recursos de Aragón contra la designación de la Agencia Espacial. ¿Está condicionando su estreno?
Seguimos trabajando porque no podemos parar, tenemos unos plazos muy exigentes y si no cumplimos perderemos mucho dinero y empleos. Si prospera algún recurso habrá que reaccionar y se hará lo que diga la justicia. Pero no podemos pararnos.

¿Cuándo estará operativa?
Los estatutos se aprobarán en los próximos días. Estamos diseñando los planes de traslado, en total habrá en torno a 75 personas, y aún tardaremos un tiempo pero para el segundo semestre, con la presidencia española del Consejo de la UE, estará plenamente operativa.

¿Quién será su director?
Habrá un proceso de selección. De momento seré yo el director interino, pero será un consejo rector, con participación de los distintos ministerios, el que elegirá. 

La Agencia es solo una pequeña parte del perte aeroespacial. ¿Cómo va su ejecución?
El perte contempla 18 líneas de actividad, unas aeronáuticas, otras espaciales y otras transversales. Algunas han empezado y están acabando, otras las vamos a empezar ahora. En global vamos al 40% de evolución. Todo cofinanciado, de forma que hay parte privada y parte pública. La parte pública son 2.200 millones, pero estamos negociamos con Bruselas una adenda. 

¿Qué tipo de proyectos se están impulsando?
Un centro de test de drones, proyectos de navegación aérea de Enaire, los microlanzadores de satélites… Están dirigidos a la digitalización, la seguridad y la sostenibilidad. Uno de los proyectos de mayor impacto se llama IRIS2 y se trata de una constelación de satélites de conectividad cuántica en la órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros de la Tierra. 

¿Hay suficiente personal cualificado para todos estos proyectos?
Los transversales se centran fundamentalmente en la formación, porque todo esto no es posible si no tenemos físicos, matemáticos e ingenieros. Las empresas están carentes. Además, buscamos la transformación de la industria. Antes se hacía un satélite cada tres años, ahora hay que hacer uno a la semana, algo más parecido a como se hacen los coches.

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