guerra en ucrania 

"Mando unos regalos navideños de Zaragoza para mis hijos en Kiev"

Un militar ucraniano que ha perdido un brazo en la guerra proclama que "es mejor morir con el arma en las manos que ser una colonia de los rusos".

Igor B., el militar ucraniano, compra unos imanes del Pilar de Zaragoza para mandársela a sus dios hijos de 28 y 30 en Kiev, la capital de Ucrania.
Igor B., el militar ucraniano, compra unos imanes del Pilar de Zaragoza para mandárselos a sus dos hijos de 28 y 30 años en Kiev, la capital de Ucrania.
Guillermo Mestre

Igor B. es un militar ucraniano herido. Acaba de probarse por primera vez su brazo izquierdo ortopédico, que le han colocado en el Hospital Militar. Perdió la extremidad  el pasado 17 de mayo por una mina. A sus 57 años tuvo que volver al Ejército. Fue herido y tras pasar por varios hospitales de su país en plena guerra, fue seleccionado para trasladarlo a Zaragoza, donde llegó a primeros de octubre.

Cuando yo salí de Ucrania, había 800 personas esperando recibir prótesis de brazos o piernas, heridos a la espera de poder salir de allí para ser atendidos. La guerra siempre es muy mala y provoca mucha muerte e inocentes con lesiones”, reconoce Igor B., que facilita la entrevista a HERALDO con la traductora Alina Klochko, presidenta de la Asociación Ucraniana de Residentes en Aragón (AURA). “No quería esconderme sin luchar y fui como voluntario porque mi ciudad fue atacada desde el primer día de la guerra. Es mejor morir con un arma en las manos que ser una colonia de Rusia”, declara como principio.

Este ferroviario nacido en Chernigiv, al norte del país, fue herido en la región de Donetsk, en el este, donde se empeñan a fondo las tropas rusas. Es uno de los 36 militares ucranianos atendidos este año en el Hospital Militar de Zaragoza, institución que recibió el premio Extraordinario del Ministerio de Defensa por su entrega con la atención a los heridos. Ahora hay 11 de ellos ingresados. Otros 24 ya retornaron a su país y un piloto de avión reside en un hotel con su novia, desde donde acude a rehabilitación y sesiones de fisioterapia al tener fracturados los tobillos: saltó de su cazabombardero atacado, pero en la eyección no se le abrió el paracaidas.

Igor sale de su habitación del Hospital Militar, se sube al tranvía y lo deja en la parada del Mercado Central próxima al río Ebro. Es un viaje muy singular porque quiere llegar a la plaza del Pilar para comprar un regalo navideño relacionado con Zaragoza para sus hijos Alejandro, de 28 años, y Ángela, de 30. A su mujer la perdió a causa de un cáncer. Es la primera vez que va a vivir las Navidades fuera de su país.

Los misiles Patriot de Estados Unidos

He visto que el presidente (Volodimir Zelenski) ha estado en Estados Unidos y ha conseguido que nos envíen ‘Patriot’ (una batería de misiles de largo alcance). Se lo ha prometido el presidente Biden”, comenta el militar ucraniano al bajar del tranvía.

Al pasar por los puestos situados frente a la basílica, Igor recuerda que en Zaragoza somos cristianos y ellos son ortodoxos, pero eso no les separa. Con la única mano que le queda prueba a coger unas bolas terapeúticas en un puesto que lleva Óscar con las que puede hacer movimientos con sus cinco dedos, le gusta y casi se las regalan.

El militar ucraniano sale de la tienda El Maño de comprar los regalos navideños.
El militar ucraniano sale de la tienda El Maño de comprar los regalos navideños.
Guillermo Mestre

“Quiero buscar algo de recuerdo de Zaragoza para mis hijos”, comenta el ucraniano, y opta por entrar en la histórica tienda ‘El Maño’, situada en la plaza de la Seo. Compra dos imanes de la basílica del Pilar con el rótulo de Zaragoza debajo y una taza pequeña verde que recuerda algunos lugares de la ciudad como la Puerta del Carmen, la Seo, la Fuente de la Hispanidad o la basílica del Pilar...

Igor cuenta que va a mandar estos regalos a sus hijos que residen en Kiev,  y espera que lleguen a tiempo. En su país celebran San Nicolás, el 19 de diciembre, y la Nochevieja-Año Nuevo, que empieza con el discurso del presidente ucraniano y sigue con botellas de champán. El 6 y el 7 de enero culminan las celebraciones con otra fiesta.

Ahora dicen que en Ucrania se celebrará también los días 24 y 25 (Nochebuena y Navidad), como en Europa. Al principio se notaba falta de apoyo europeo en la guerra, pero ahora hay mucho más”, destaca Igor. Este militar tiene claro que “Putin no quiere firmar la paz o un acuerdo”, y les empuja a “ganar o perder” como única opción.

La taza de Zaragoza que adquire el militar ucraniano para mandarlo de regalo navideño a Ucrania.
La taza de Zaragoza que adquire el militar ucraniano para mandarlo de regalo navideño a Ucrania.
Guillermo Mestre

El militar ucraniano describe que sus hijos se encuentran ahora “a cinco bajo cero” y parte del día no les funciona la calefacción en sus viviendas. “Mi hija es traductora de alemán, inglés y polaco. Suelo hablar con ellos por teléfono”, precisa. “Ninguno tiene hijos todavía, pero espero que algún día me harán abuelo”.

Doce platos de trigo 

Su traductora, Alina, que lleva ocho años en Zaragoza, comenta que en estos días siguen la costumbre ucraniana de hacer 12 platos de trigo, sin carne, ni huevo ni leche. Primero se los dan a los animales, por respeto, y luego ellos se los comen. Se llama Kutia. A los heridos del Hospital Militar también les llevarán estos alimentos para no perder la costumbre.

Llevo tres meses aquí y me siento como en mi casa en el Hospital Militar. No tengo ningún problema, la gente que nos trata es muy agradable y estoy muy cómodo”, reconoce Igor, al quitarse la mascarilla del tranvía.

Después de haber realizado la primera prueba de su brazo nuevo, se siente nuevo en estas Navidades tan diferentes. De todo lo que le han dado a probar, se queda con el chocolate porque lo de comer las 12 uvas de Nochevieja, una costumbre de España, no le dice nada…, todavía.

Entre sus paseos diarios, Igor ya conoce el Pilar, el Teatro Romano, la estatua de Julio César frente al Mercado Central y el Parque de Atracciones. Era un deportista, pero haber perdido uno de los brazos le ha hecho cambiar andar por correr. Como España le ha acogido como víctima de una guerra, decidió que iba con Argentina en la reciente final del mundial de fútbol contra Francia.

Óscar regala al militar ucraniano Igor unas bolas imanes para ejercitarse con su única mano, tras perder un brazo por una mina en la guerra de Ucrania.
Óscar regala al militar ucraniano Igor unas bolas imanes para ejercitarse con su única mano, tras perder un brazo por una mina en la guerra de Ucrania.
Guillermo Mestre

Llevar a la gente de España en el corazón 

Igor, que es aficionado a la novela negra, sostiene que “tardará tiempo en llegar el final de la guerra” porque Rusia tiene mucha población (140 millones de habitantes) y un millón y medio de militares, frente a los 1.200.000 de ucranianos.

Aprende clases de español en Youtube, quiere leer algún libro de historia antes de volver a su país, cuando le coloquen definitivamente la prótesis en el brazo. Está ya próximo a la jubilación (con 60 años), y está convencido de que no será útil como militar y lo convertirán en minusválido, aunque piensa que puede tener una oportunidad  como instructor.

Quiero agradecer al Hospital Militar y las miembros de AURA que nos traducen. Cuando vuelva a Ucrania volveré con el cariño de la gente de España en el corazón”, reconoce con emoción. “Espero que mi país llegue a la paz, sea parte de Europa y podamos reconstruirlo”.

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