Alberto Martínez, paciente de cáncer de próstata

"Es una lucha muy dura contra tu cuerpo y tu mente, mi riesgo de morir era muy alto"

Alberto Martínez, paciente de cáncer de próstata, cuenta su experiencia al descubrir que padecía este tipo de tumor.

Alberto Martínez, en el paseo de la Independencia.
Alberto Martínez, en el paseo de la Independencia.
Guillermo Mestre

Aunque no le gusta el tópico de batalla, Alberto Martínez no puede evitar mencionar su pelea contra el cáncer de próstata al hablar de este tema. "Es una lucha muy dura contra tu cuerpo y tu mente", asegura. Este hombre, de 50 años y docente de Geografía e Historia en el instituto Ramón y Cajal de Zaragoza, padece este tipo de tumor desde hace tres años. Todavía no está libre de él, aunque ha logrado pasar la peor parte. "Mi riesgo de morir era muy alto antes de la operación", explica. Según las estimaciones de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), 1 de cada 5 personas que sufren esta enfermedad fallecen. Además del riesgo de morir, la enfermedad tiene unos efectos secundarios que pueden llegar a ser devastadores para la salud mental del paciente.

Todo comenzó en 2019, cuando en un análisis de sangre ordinario, el médico también comprobó los niveles de PSA (antígeno prostático específico) que, en caso de ser elevados, denotan riesgo de padecer cáncer de próstata. "Si el umbral es entre 1 y 5, me salió 40 y pico", rememora Martínez. Tuvo que someterse a una cirugía, que fue "muy complicada", ya que se había producido metástasis y el tumor se había extendido. Este zaragozano asegura que tenía cero síntomas y ningún dolor, por lo que de no haberlo detectado en ese análisis de sangre, "podría haber muerto".

Uno de los factores de riesgo -junto a la edad y la raza- son los antecedentes familiares. "Mi padre tuvo cáncer de próstata. También lo han tenido mis tres hermanos", indica este zaragozano. Alberto considera que le debe la vida a su cirujano, aunque critica que durante el proceso "apenas hubo comunicación". "Entiendo que no puedan generar expectativas, pero estuve mucho tiempo sin saber qué pasaba conmigo exactamente", dice. Aboga, por lo tanto, por que la Sanidad trabaje más en la humanización del tratamiento.

"La fisio aprendió conmigo"

Martínez también se muestra crítico con algunos mensajes que envían en estas situaciones. "No me gusta lo de ‘ánimo’ o ‘fuerza’. Igual no tenemos ánimo o fuerza", expresa. Él quiere trasladar que hay que intentar buscar alternativas y, sobre todo, hablar para evitar que sea un tema tabú. Precisamente, buscando algo diferente, Alberto encontró el camino para seguir con su vida a pesar de todo lo vivido. "Mi fisioterapeuta me dice que cuando entré por la puerta por primera vez lo hice doblado, tanto de cuerpo como de mente", relata. La profesional y él aprendieron a la vez, descubriendo qué técnicas podían funcionar mejor en el cuerpo de Alberto Martínez.

Para él, las mujeres son referentes con respecto al cáncer de mama. "Tienen un día, hablan, realizan actividades... Deberíamos aprender de ellas", manifiesta.

Por otra parte, critica que el robot DaVinci, que permite hacer operaciones más precisas, todavía no haya llegado a la sanidad pública aragonesa, y reclama a la DGA que esta situación "no sea un síntoma de otras cosas" y que cuando la innovación llegue "la Comunidad no sea la última en toda España".

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