Que le haya premiado hace unos días la Asociación Catalana de Protocolo, y encima por votación de sus miembros, es para estar orgulloso, ¿no?Me hace ilusión porque procede de los compañeros. Es la primera vez que premian a alguien de fuera y creo que puede ser porque durante la pandemia pusimos en marcha algunas cuestiones pioneras, que luego llevaron adelante otras instituciones, incluidas las centrales como la Casa del Rey o la Moncloa.

Han resaltado su marca personal. ¿Cómo la definiría?Todo tiene que ver con la edad. Mis anteriores jefes de Protocolo (Tomás Solans y Ángel Pérez) solían encargarme las cosas raras como, por ejemplo, los Juegos Mundiales Universitarios de Invierno, en Jaca en 1995, y los primeros congresos mundiales que había de empresas. También los Días de Aragón fuera de Zaragoza o la Expo. He ido desarrollando herramientas informáticas para la gestión de actos y eso ha llamado mucho la atención en muchos ámbitos profesionales. En algunos sitios se utilizan herramientas parecidas a las nuestras. Y luego también creé una herramienta de consulta, que la tiene mucha gente del mundo del protocolo.

Digo yo que les llevaría algún regalo a sus compañeros catalanes.Nosotros fabricamos los regalos; enfocamos nuestra actividad, la organización de actos, como algo que comunica. Cuando estudiaba en la Escuela Diplomática, hice un trabajo sobre el Ceremonial de 'Consagración y Coronación de los Reyes de Aragón'; está escrito en lengua aragonesa del siglo XIV. Es de Pedro IV el Ceremonioso, que nació en Balaguer, es decir, en tierras catalanas actuales. Así que lo que hice fue llevar a la Asociación Catalana de Protocolo una miniatura de ese ceremonial. Hice una edición numerada de 150 ejemplares y es la traducción de ese ceremonial para que se entienda protocolariamente. Por cierto, algunos de esos pasos del ceremonial los veremos repetidos el 6 de mayo cuando se corone Carlos III en el Reino Unido. Igual que algunos de los ritos que hemos visto en los funerales de la reina Isabel ya los hacían los reyes de Aragón.

Si tuviera que hacerle un regalo a la princesa Leonor, ¿cuál sería?Algún día se producirá la primera visita oficial a Aragón de la Princesa de Gerona. Llamo la atención sobre la denominación porque todo el mundo dice la Princesa de Asturias, que está bien, pero en los territorios de la antigua Corona de Aragón su título es Princesa de Gerona. Seguro que sería algo que tenga que ver con la creación del título, que lo crea Pedro IV.

¿Y al entrenador Luis Enrique?Propondría algo vinculado a la Recopa y al gol de Nayim, algún momento de gloria del Zaragoza o al gol de Marcelino en la primera vez que España gana la Copa de Europa en 1964… Algo que tuviera que ver con el Real Zaragoza.

Ahora lo estará pasando un poco mal con el Real Zaragoza.A los que somos zaragocistas, lo seguimos aunque pierda. Para mí, no hay ningún partido aburrido del Zaragoza. Y probablemente tiene más valor sufrir de vez en cuando, porque así cuando llegan alegrías (que ya llegarán) son mayores.

Usted fue futbolista de Tercera División con el Ejea.Sí. Era muy buen deportista; lo que pasa es que la vida te lleva. Mi padre murió muy joven, con lo cual todo cambió. Ya no tenía tiempo para estudiar y entrenar. Tenía que estudiar y trabajar.

Igual nos hemos perdido a un buen jugador de fútbol.Jugaba en el centro del campo. Casi me dedico a lo mismo; era un juego de distribución de tareas.

¿Qué virtudes tiene que tener un buen jefe de Protocolo?Hay que estar dispuesto a formarse cada día; que nadie se crea que ya lo sabe todo. Tener en cuenta que nuestro trabajo está en la sombra y que a veces estás en medio. Y prudencia.

¿Qué personaje con los que ha tratado ha entendido mejor la importancia del protocolo?En Aragón tenemos mucha suerte. Las instituciones han respetado este trabajo casi desde el principio. Cuando se crea la Diputación General de Aragón, en Calatayud, en su primera reunión toma dos decisiones en cuanto a la estructura de órganos de apoyo: la comisión jurídica asesora y una unidad para organizar actos. Desde el primer momento de la constitución de la DGA, aquellas autoridades ya comprendían que hacía falta gente para organizar las cosas. Hemos tenido mucha suerte con las instituciones y, por supuesto, con las personas que las han presidido, porque siempre han comprendido y respetado nuestro trabajo.

¿Cuál es el evento organizado del que se sienta más orgulloso?Depende de sentimientos diferentes. El más complejo fue la Expo, sin ninguna duda.

¡Ahí adelgazó 10 kilos!En 9 meses. Eso fue porque en la Expo perdí los hábitos normales de vida; organizamos más de 9.000 eventos en 93 días. Pero el acto que más me llegó, por razones diferentes, fue todo lo que tuvimos que organizar cuando ETA asesinó a Manuel Giménez Abad. Teníamos protocolizado qué había que hacer si mataban a un diputado; casi nadie sabe eso.

Esta profesión le está dando muchos reconocimientos. Pero, ¿le ha quitado cosas?Me gusta mi trabajo; todos los días son diferentes y aprendes cosas. Te quita tu tiempo personal. Si en tu casa no lo comprenden es una faena tremenda. Muchos compañeros están separados.

En su caso no es así.No. Con mi mujer llevo toda la vida. Somos del mismo pueblo y, además, fuimos padres jóvenes. Lo que más te quita esta profesión es el tiempo para los tuyos. Es una paradoja: nosotros nos ocupamos del orden, pero nuestra vida personal es desordenada. Las semanas no empiezan los lunes ni acaban los viernes, empiezan y acaban cuando toca.

¿Tiene algún sueño por cumplir a nivel profesional?No soy nada ambicioso. Las cosas que me han pasado son imposibles. Que haya una Expo en Zaragoza con 105 países, con un montón de jefes de Estado y de Gobierno sucede en muy pocas ciudades del mundo. Protocolariamente no tengo sueños por cumplir.