historia

¿Por qué la Puerta del Carmen tiene una gemela en Madrid?

Muchos aragoneses se sorprenden al toparse con un monumento que conocen de sobra paseando por la Casa de Campo.

La puerta del Carmen madrileña está en la travesía del Vivero de la Casa de Campo.
La puerta del Carmen madrileña está en la travesía del Vivero de la Casa de Campo.
Heraldo

Sabido es que en el Pueblo Español de Barcelona hay una reproducción de una casa típica de Albarracín, pero quizá resulte más desconocido que en la Casa de Campo de Madrid ‘resiste’ una Puerta del Carmen idéntica a la de Zaragoza. ¿Qué demonios hace allí? ¿Por qué reproduce fidedignamente los destrozos de la aragonesa?

Es una Puerta del Carmen idéntica porque se trata de una fiel reproducción de la original hecha, incluso, a escala real. Se puso en pie en torno a 1956 y es sorprendente la minuciosidad con la que se recogen los impactos de proyectil y los desperfectos que las batallas y el paso del tiempo han provocado en su hermana gemela.

Pero, ¿quién tuvo la idea de replicar el monumento? Cuentan desde el área de Turismo de la Comunidad de Madrid que esta puerta es uno de los escasos testimonios que quedan de lo que fueron las llamadas Ferias del Campo, que comenzaron a organizarse en los años 50 del pasado siglo y que se celebraban cada dos años. "Estaba la puerta junto a otras copias de monumentos y edificaciones típicas de distintas provincias españolas, que aspiraban a mostrar la variedad y riqueza del patrimonio nacional". Allí podían verse hórreos de inspiración asturiana o patios semejantes a los de Córdoba. También hay bocetos de una casa ansotana que estaba llamada a ser "la morada del conserje" de la Feria del Campo, pero que parece que no dio el salto del papel a la construcción real. Entre otras construcciones aragonesas que se recrearon -con mayor o menor fortuna- figuran la lonja de Alcañiz, una casa de Alquézar, la fuente del Torico y una cruz de término.

En junio de 1956 HERALDO informaba de la celebración del Día de Aragón en la Feria.
En junio de 1956 HERALDO informaba de la celebración del Día de Aragón en la Feria.
Heraldo

Pero, ¿cuál era el contenido de aquellas expos? En el encuentro se mostraban desde los últimos ingenios en cuestiones de maquinaria (¡la primera fábrica de hidronitro de Monzón!) hasta los productos agrícolas y ganaderos mejores de cada tierra. También había numerosas exhibiciones de folclore -muy del gusto de la época- y Aragón deleitó con la jota en el "certamen agro español", que así denominaba HERALDO a la cita en 1956. En el día de la exaltación aragonesa -se cuenta- se sirvieron "renombrados caldos de Cariñena, con jamones y embutidos de toda la comarca". Se presentaron las novedades confiteras de Calatayud (los bizcochos de La Dolores) y se llevaron también -cómo no- adoquines de caramelo.

Todo era organizado por las cámaras sindicales agrarias y las hermandades de labradores y ganaderos, si bien contaba con tanto respaldo institucional, que incluso los alcaldes (Luis Gómez Laguna), los rectores (Juan Cabrera) y los gobernadores civiles (José Manuel Pardo de Santayana) se dejaban caer por el recinto.

Aquellas ferias fueron languideciendo con el paso de los años y desaparecieron por completo en 1975 tras la caída del régimen franquista. Muchos monumentos se eliminaron o fueron destinados a otros usos, dado que aún hoy, por ejemplo, la asociación de restauradores de Madrid se ubica en lo que fue antaño el pabellón de Álava.

La réplica madrileña muestra los mismos impactos de proyectil que la original.
La réplica madrileña muestra los mismos impactos de proyectil que la original.
Heraldo

La Puerta del Carmen, sin embargo, permaneció incólume y pervivió -eso sí- en un rinconcito de la Casa de Campo en la que fueron surgiendo edificios de nueva creación e, incluso, acabó casi insertada en un aparcamiento cercano. Corrían entonces los años 80 y los escasos monumentos que supervivientes de las Ferias se reconvirtieron en restaurantes. La Puerta mucha utilidad no tenía, pero aún así se libró de ser víctima de piqueta. Su meritoria semejanza a la construcción original y, acaso, el hecho de hermanar acontecimientos históricos -los Sitios y las batallas napoleónicas, en Zaragoza y Madrid- bastaron para que se mantuviera.

En el panel explicativo que se sitúa a los pies de la construcción madrileña se dice que la  puerta original se ubica en una de las entradas históricas a la ciudad de Zaragoza (en época medieval hubo, al menos, doce documentadas) y que fue declarada Monumento Nacional en el año 1908. En las fichas de Patrimonio se descubre cómo "estructuralmente recuerda a un arco triunfal romano" y se informa de que fue diseñada por el arquitecto Agustín Sanz en 1789.

Dicen en las webs turísticas de la capital -y no sin razón-, que la réplica es más accesible que la original, que está en una rotonda circundada por intenso tráfico, lo que permite prestar mayor atención a los detalles. Señalan las mismas fuentes que la guerra que dio fama a la Puerta del Carmen comenzó un 2 de mayo en Madrid y “puso a prueba el heroísmo de toda la nación”. No en vano, es sencillo ver todavía hoy muchos impactos de proyectiles en la piedra y hay leyendas que -sin mucho fundamento- sitúan en este punto el episodio de la férrea defensa de Agustina de Aragón.

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