historia 

Así se localizó la casa de Goya en Fuendetodos

Un anticuario y dos pintores sumaron fuerzas para lograr tan importante empresa.  

María Pilar y Aurora Merinero, las nietas del anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa, están alrededor del retrato suyo0 que donaron al Museo Provincial de Zaragoza en 2013 y se expuso en 2016.
María Pilar y Aurora Merinero, las nietas del anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa, están alrededor del retrato suyo0 que donaron al Museo Provincial de Zaragoza en 2013 y se expuso en 2016.
Heraldo

Mientras se puede contemplar en La Lonja la exposición “Zuloaga, Goya y Aragón: la fuerza del carácter”, organizada por el Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación Zuloaga (hasta el 8 de enero), las nietas del anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa (Aurora Merinero Villagrasa y María Pilar Casanova Villagrasa) recuerdan que el pintor Ignacio Zuloaga encargó a su abuelo y al pintor Rafael Aguado Arnal (Zaragoza, Zaragoza, 1880-Madrid, 1951) la localización de la casa de Francisco Goya en Fuendetodos para así poder recuperarla y hasta ponerle una placa. 

Corría el año 1912  cuando el anticuario y el pintor zaragozanos lograron dar con la vivienda en la que había nacido Goya. Dicho y hecho, se le encargó la placa identificativa  al escultor Dionisio Lasuén, que acabó su trabajo en 1913. En ese momento, Zuloaga decidió celebrarlo viajando a la localidad natal del pintor aragonés en el tren de Utrillas, acompañado por un grupo de artistas, intelectuales y periodistas.

El pintor Ignacio Zuloaga (Eíbar, 1870-Madrid, 1945) le escribió varias cartas y postales a Hermenegildo Villagrasa. Sus nietas señalan que esas misivas "se las hemos enseñado a su familia, a su nieta María Rosa, que vive en Pedraza (Segovia), donde tienen un castillo y un museo maravilloso, y se han quedado sorprendidos”, detallan Aurora y María Pilar. “Se conocieron porque Zuloaga vino a la tienda de nuestro abuelo en Zaragoza, que primero estuvo en la callé Méndez Núñez y luego en la calle San Lorenzo. Cuando Zuloaga compró la casa de Goya y comprobó el desinterés de las autoridades por aquel proyecto, él mismo compró piezas recuperadas por mi abuelo para ambientar la casa de Goya, desde camas a muebles”.

Una de las postales que enviaba el pintor Ignacio Zuluaga al anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa.
Una de las postales que enviaba el pintor Ignacio Zuluaga al anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa.
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Aurora y María Pilar desvelan que la amistad con Zuloaga condujo a Hermenegildo Villagrasa y al pintor zaragozano Rafael Aguado a localizar la casa de Goya para llegar a poner en contacto a los propietarios con el artista vasco, quien se empeñó en adquirirla primero mediante suscripción pública (donó 500 pesetas) cuando inauguraron la placa en 1913 y, al final, acabó comprándola él en 1915.

Las crónicas de la época relatan que el objetivo de Zuloaga era “ensalzar” la figura de Francisco de Goya y devolverle la representación e importancia que había tenido. Eso le llevó a realizar una fiesta conmemorativa en honor al pintor durante varios años. Por ejemplo, en 1917, acudió con el músico Manuel de Falla y la cantante lírica Aga Lahowska, que dieron un recital en la iglesia de Fuendetodos.

Un cartel de Hermenegildo Villagrasa y su tienda de anticuario en Zaragoza.
Un cartel de Hermenegildo Villagrasa y su tienda de anticuario en Zaragoza.
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Las nietas de Hermenegildo Villagrasa recuerdan que su abuelo solía ir por los conventos donde compraba desde cálices hasta patenas a las monjas de clausura, y solo él podía entrar, ni sus hijas podían acompañarle.

María Pilar recuerda que cuando Francisco Franco fue director de la Academia General Militar de Zaragoza, en 1927, también acudió a comprar a la tienda de su abuela

En 2013, uno de los tres hijos del anticuario, Rosendo Villagrasa, decidió donar un retrato de su padre, obra precisamente de Rafael Aguado, al Museo Provincial, con toda la documentación necesaria, y en 2016 se llegó a exponer en la primera planta, en la galería, reconoce el director Isidro Aguilera, aunque cuando llegó la pandemia, en 2020, se retiró.

Reatrato del anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa que pintó su amigo Rafael Aguado, donado en el Museo Provincial en 2013.
Reatrato del anticuario zaragozano Hermenegildo Villagrasa que pintó su amigo Rafael Aguado, donado en el Museo Provincial en 2013.
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A mi abuelo llegaron a brindarle un reconocimiento en la Exposición universal de 1908, con una medalla de plata por su aportación en el arte retrospectivo”, rememora Aurora Merinero mostrando una foto de aquel diploma.

Asimismo, sus descendientes recuerdan que el anticuario perdió pronto a su mujer, ella murió de cólera en los años 20. Hermenegildo Villagrasa tuvo que enviar a dos de sus hijas a Madrid, para que un familiar le ayudara a criarlas, mientras él se quedó con su hijo mayor. Hermenegildo Villagrasa falleció en 1934.

Sus nietas María Pilar, zaragozana, y Aurora, que reside en Madrid y perdió a su marido en el incendio del hotel Corona de Aragón, quieren que se reconozca la historia de su abuelo y abogan por que se vuelva a recuperar su retrato en la exposición del Museo Provincial.

Aurora sobrevivió al incendio del Corona, gracias a que fue rescatada por los bomberos, que la izaron en una cesta. Pero esa es otra batalla que tampoco deja de pelear en la Audiencia Nacional.

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