Fernando Zulaica: "En la futura Evau, el Ministerio va por libre y sin contar con la universidad"

Con 70 años y recién jubilado, el hasta ahora coordinador de la prueba de acceso repasa su larga trayectoria como docente y sus casi dos décadas en cargos de gestión.

Fernando Zulaica, en el edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, tras jubilarse.
Fernando Zulaica, en el edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, tras jubilarse.
Guillermo Mestre

Tras casi toda una vida, dice adiós a la Universidad de Zaragoza. ¿Cómo se siente?

Satisfecho. Han sido muchos años, mucho trabajo, he aprendido muchas cosas y evidentemente le debo mucho a la Universidad. Siempre he sido un firme defensor de la enseñanza pública y creo que he cumplido, no se si con creces, pero sí con aquello que pensaba que era mi obligación.

¿Qué es lo que más echará de menos?

Los compañeros, los estudiantes, el hecho de entrar todos los años a clase y encontrarte con 50 o 60 jóvenes que tienen sus inquietudes y te cuestionan cosas… Se aprende mucho con ellos.

Sin tener que lidiar con los alumnos ni con la burocracia. ¿Cómo se planteará su día a día?

Cuando ocupas cargos de gestión, la Universidad te exige el 100%. Llevo desde el 2016, cuando dejé el vicerrectorado de Estudiantes, aprovechando los veranos, disfrutando de la familia, que ha tenido que soportar muchas ausencias y le debo ahora la compañía que le he negado durante ese tiempo. Vamos al pueblo, donde tengo un terreno y planto tomates, pimientos, calabacines… Me enseñó mi suegro y sigo la tradición.

Se jubila como coordinador de la Evau. ¿Cómo accedió a la Universidad?

Soy de los de preuniversitario. Accedí en 1968. Lo cursé en Pamplona, pero para examinarse del acceso a la universidad había que venir a Zaragoza. Me acuerdo perfectamente de mi llegada a la selectividad, me impactó. Entiendo que los estudiantes digan que les asusta un poco porque deja huella.

¿Fue un alumno reivindicativo?

Mis padres me llevaron a estudiar inicialmente a la Universidad de Navarra y duré poquísimo porque me invitaron a irme rápidamente tras una sentada frente al Rectorado. Y entonces vine a Zaragoza, donde desde el primer momento estuve integrado en movimientos estudiantiles, trabajábamos en la clandestinidad, hacíamos asambleas, carteles, tirábamos panfletos… Eran años de conflictividad política y social. La historia nos pedía estar y supimos hacerlo.

Ha vivido cuatro tipos de selectividad. ¿Con cuál se queda?

El modelo que funcionaba perfectamente y que no habría que haber modificado era el de 2010. Cuando uno estaba en la selectividad previa, la implantada en los años 70, elegía un tipo de bachillerato y le condicionaba para escoger la carrera. En el de 2010 se unía el acceso y la admisión, se ponía una puntuación sobre 14 y no había ningún condicionante entre el bachillerato y la carrera. Era positivo porque el estudiante elegía la titulación con 18 años, cuando las vocaciones ya están definidas. Sin embargo, el entonces ministro de Educación, José Ignacio Wert, se equivocó modificándolo en 2016 y su sucesor, Íñigo Méndez de Vigo, hizo un formato híbrido.

Una de las quejas más repetidas es la dificultad de cada comunidad. ¿Se debería apostar por un examen al estilo MIR?

Es fundamental que haya un distrito único porque es un derecho de los estudiantes poderse matricular en cualquier universidad española. Lo contrario sería un retroceso brutal. Sin embargo, un examen único no tiene sentido. De hecho, la ley Wert lo planteaba. Tenía 300 preguntas tipo test. Las universidades no queremos eso, necesitamos una prueba que mida la madurez del estudiante.

Entonces sigue habiendo diferencias.

Si coges las medias de todas las universidades, en un análisis de brocha gorda, las diferencias están por debajo de un punto. Sin embargo, entre los centros educativos de algunas comunidades autónomas estas diferencias son de hasta dos puntos. Y el bachillerato supone el 60% del acceso a la universidad. En el ámbito universitario, la CRUE está también trabajando en ello a través de tres líneas. El primer objetivo es que las fechas de matrícula y admisión se unifiquen. El segundo es hacer un estudio, con más de 30 millones de datos que nos pasará el Ministerio de Educación para valorar si es verdad que hay exámenes más y menos fáciles. Y en tercer lugar, los coordinadores y armonizadores de cada una de las materias y universidades trabajan en una propuesta homogénea para el examen y los criterios de evaluación. Lo que lamento es que en CRUE se está trabajando en mejorar, pero el Ministerio va por libre con la nueva propuesta de la Evau y no cuenta con las universidades.

¿Qué le parece lo que plantean?

Esta muy en el aire todavía. En lugar de ir a un escenario en el que planifican a unos tiempos que son difíciles de cumplir, deberían solucionar los problemas actuales e ir mejorando poco a poco. Si quieren hacer una prueba de conjunto para ver cómo se aplican competencias, sin ningún problema. Eso sí, he de decir que muchos exámenes de la Evau ya son de competencias, no solo de conocimientos.

¿Cómo fue preparar la prueba del año de la pandemia?

Fue una pequeña locura y un empeño personal. Desde el primer día tenía muy claro que había que hacer las pruebas y que había que buscar las condiciones optimas, evitando la concentración de estudiantes. En marzo, abril y mayo, hicimos jornadas maratonianas con el Departamento de Educación planificando los centros y espacios. Logramos sacarlo adelante, pero con un esfuerzo brutal. Pasamos de 14 a más de 80 sedes. El trabajo y vocación del personal de acceso fue indispensable.

Antes de la covid, en 2009 tuvo que lidiar con la fiebre porcina.

Fue mi primera experiencia con una pandemia, concretamente con estudiantes de Veterinaria que habían ido a México en viaje de estudios. Cuando volvieron, nos pusimos en contacto con Salud Pública, con Francis Falo y Luis Gascón. El primer día los reunimos en Veterinaria para ver qué protocolo poníamos en marcha para evitar contagios. Estuvieron aislados durante 8 o 10 días en sus casas o colegios mayores. Cuando acabó la reunión, los trasladamos con nuestros coches particulares. No me contagié.

¿Cómo se imagina la Universidad de Zaragoza en diez años?

Como ahora, excelente. 

"El campus estuvo muchos años viviendo en precario"

Fernando Zulaica fue vicerrector de Estudiantes durante la anterior crisis económica, que se caracterizó por la eliminación de la tasa de reposición, subida del precio de grados y másteres y reducción de becas. "Tuvimos que poner en marcha unas ayudas para situaciones sobrevenidas para que los alumnos no tuvieran que dejar sus estudios", recuerda. Estas becas todavía en están en activo, "con muy buenos resultados". En aquel momento, el campus público vivía en "precario" debido a que el acuerdo marco con el Gobierno de Aragón "apenas costeaba un 80% de los salarios". "Y para obras no había ni un duro, ni siquiera para el mantenimiento de lo que se caía", lamenta.

Ahora, la guerra de Ucrania ha obligado a implantar medidas de ahorro energético para poder pagar las facturas, una decisión muy criticada por los estudiantes. "La situación es muy difícil, cada vez más difícil", reconoce el que fuera también profesor de Economía. En este sentido, explica que al país le falta soberanía energética, lo que sería "clave" para salir de esta nueva crisis y afrontar los problemas de "otra manera".

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