Presos y salud mental
La celebración del Día mundial de la salud mental nos condujo ayer a recordar que un 30% de los 1.100 internos de la cárcel de Zuera están siendo tratados con medicamentos psiquiátricos, según denunció el sindicato Acaip-UGT, y más del 20% ha intentado de alguna forma quitarse la vida.
Apenas hace un mes, HERALDO contó que un interno con problemas mentales quiso degollar a otro preso en la prisión de Daroca, pero pudo librarse de la agresión por casualidad aunque se llevó varias heridas en el cuello. Al final, Instituciones Penitenciarias optó por la necesidad de su traslado del centro penitenciario al psiquiátrico del barrio de Delicias, aunque lo hizo por otra causa pendiente. Eso hizo superar el riesgo vital detrás de las rejas y consiguió que se mejorara el tratamiento del preso relacionado con la enfermedad mental, como llegó a comentarlo con su familia.
Está claro que la salud mental es una de las asignaturas pendientes en nuestra sociedad y esa situación se potencia al vivir en un entorno cerrado. Las propuestas del sindicato es no dejar caer el sistema sanitario penitenciario y ofrecer más plazas de las que tienen en dos hospitales psiquiátricos (apenas 50) en Sevilla y Foncalent (Alicante). El Gobierno prepara un macropsiquiátrico penitenciario para 500 internos en Sietes Aguas (Valencia).
Varias asociaciones ligadas a la patología dual (sufren alguna adicción y una enfermedad mental) remitieron al Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, una carta para sacar a esos internos de las prisiones y tratarlos fuera de las rejas. Dicen que su lugar adecuado no es la cárcel. La salud mental necesita mirarla de frente.
