Tras semanas de especulaciones, la portavoz socialista, Lola Ranera, ha dado este miércoles el paso y ha anunciado que concurrirá al proceso de primarias que ha abierto el PSOE para elegir al candidato a la Alcaldía de Zaragoza. Y a la espera de que se cierre el plazo de candidaturas el 19 y 20 de septiembre, lo hace con la vitola de favorita. 

Como avance de lo que va a ser su campaña, Ranera ha reivindicado el legado "transformador"  de Juan Alberto Belloch frente “a las flores, las fotos, los guiños y la política de gestos” del alcalde actual, Jorge Azcón, a quien ha acusado de ser el responsable “de la parálisis de la ciudad”. “Lo más digno de destacar es que no ha pasado nada. Esta es la razón fundamental por la que anuncio mi candidatura”, ha asegurado.

En la plaza de San Bruno, ante el paño mudéjar de la Seo, la veterana concejal, que cumplirá 16 años como miembro de la corporación en 2023, ha avanzado el primero de los pasos que va a dar para lograr su objetivo. Lo ha hecho sin que ninguno de sus compañeros concejales ni los secretarios generales de las agrupaciones le acompañaran, para evitar transmitir la sensación de que tiene todas las de ganar. 

La realidad es que la concejal socialista no tiene contestación interna y cuenta con el respaldo tácito del aparato del PSOE zaragozano y del secretario general, Javier Lambán, quien no se espera que la apoye expresamente hasta que el proceso de primarias concluya. 

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“Yo soy el mirlo blanco”, bromeó a preguntas de los periodistas, consciente de los rumores que se han producido sobre posibles fichajes para la candidatura municipal. Pero ha evitado entrar en polémicas y, tras defender que todo militante tiene derecho a presentarse, se ha centrado en empezar a perfilar su mensaje a la militancia. 

Ha asegurado que la decisión de optar no es solo propia sino que llega acompañada de “una reflexión con el partido”, una muestra más del amplio apoyo interno con el que cuenta. Ha hecho gala de su larga experiencia municipal y de su conocimiento de la institución y de los barrios, que ha recorrido durante los dos años y medio que ha sido portavoz. "Soy una chica de barrio”, ha comentado, recordado su infancia en Las Delicias y su etapa actual como vecina del Arrabal.

Después de buscar la referencia de Belloch y reivindicar su “liderazgo”, ha atacado la gestión de Azcón, a quien le ha responsabilizado de “no resolver” la huelga del bus urbano, “la más larga que ha vivido Zaragoza”. Ha acusado al alcalde de no estar centrado en la ciudad y estar más pendiente de la política nacional o autonómica que de la local. “No prioriza Zaragoza”, ha dicho. 

¿Habrá rival?

Al margen de los mensajes políticos, la clave ahora es si Ranera tendrá rival en las primarias. Descartado el mirlo blanco, diversas fuentes consultadas ven difícil que pueda haber a estas alturas una candidatura solvente con capacidad de ganar unas primarias frente al aparato. Las citadas fuentes indican que el partido quiere que este proceso de primarias sirva para exhibir cohesión interna en un momento de crisis económica y con unas elecciones a la vista con las encuestas en contra. En este contexto, las fuentes consultadas consideran que sería extraño que aparezca alguien que quiera correr riesgos en unas primarias de quedar fuera de las listas.

En cualquier caso, el PSOE ha reconocido el trabajo de Ranera tras la salida de la hoy ministra Pilar Alegría del Ayuntamiento de Zaragoza a principios de 2020, que dejó en una situación muy difícil al PSOE municipal. 

No ha sido un tiempo fácil para el grupo socialista en el Consistorio, que ha tenido que superar múltiples vicisitudes y que incluso lleva meses con un concejal menos tras el proceso judicial que vivió el concejal Ignacio Magaña por violencia de género y del que salió absuelto. Con el PP en lo más alto de las encuestas, Ranera ha recorrido los barrios uno a uno, manteniendo activas a las bases socialistas y dándose a conocer en la ciudad.

Pero sobre todo la concejal socialista ha demostrado una gran lealtad a la dirección del partido. Tras el enfrentamiento que se produjo entre Lambán y Alegría por las listas electorales de 2019, se abrió una profunda grieta entre ambos. La llegada de Ranera alineó sin la más mínima desviación al grupo socialista con la estrategia política del Pignatelli, incluso pese a suponerle dificultades en su labor de oposición en el Consistorio. Con Ranera no hay riesgos de futuras disidencias, al menos a priori. Y la lealtad, en el complejísimo escenario que se abriría en 2023 si el PSOE pierde las elecciones, será el bien más preciado.