medio ambiente

Los incendios más terribles en la historia de Aragón

El del Maestrazgo en 1994 y el de Luna, 21 años después, han sido hasta la fecha lo más dañinos.

El triste título del incendio forestal más siniestro en Aragón todavía lo sigue ostentando el del Maestrazgo en 1994, donde se quemaron un total de 18.000 hectáreas, que de momento no han sido superadas por el de Ateca, que afecta a alrededor de 14.000. 

Aquel siniestro comenzó el 1 de julio de 1994 con un rayo de una tormenta seca. El fuego contó además con la ayuda de fuerte viento, intenso calor y, sobre todo, un terreno abrupto y escarpado donde las llamas corrían más que todos los efectivos antiincendios. Entonces, los habitantes de seis pueblos tuvieron que dejar sus casas para alojarse en Castellote y Cantavieja. Por suerte, no hubo que lamentar daños personales.

Años más tarde tuvo lugar otro terrible incendio en el verano de 2015, en esta ocasión las llamas afectaron sobre todo al municipio de Luna, pero también a los de Asín, Biota, Ejea de los Caballeros, Luesia, Orés y Uncastillo. El incendio se declaró el 4 de julio y las causas señalaron a la negligencia de un agricultor de la zona, que fue imputado como presunto autor de un delito forestal.

En total, resultaron calcinadas más de 14.000 hectáreas (las mismas que lleva ya el de Ateca y aún no está controlado), 7.000 de ellas de superficie forestal de gran valor ecológico y paisajístico. Además, se causó una grave afección medioambiental por tratarse de una zona semiárida, donde la vegetación juega un importante papel frente a la erosión y el mantenimiento de la biodiversidad.

El incendio de las Cinco Villas fue el mayor que se ha registrado en Aragón desde 1994. Las llamas se extendieron sin control durante varios días y obligaron a un gran despliegue de Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), operarios de protección de la naturaleza (APN), Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), trabajadores de Sarga, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y los vecinos de los diferentes municipios.

Según datos de la DGA, entre 2001 y 2020, 2.092 incendios se debieron a quemas agrícolas o ganaderas para el control de la vegetación; 1.775 estuvieron originados por un rayo, 1.120 fueron intencionados y 514 debidos a las chispas de motores o máquinas. Traducidos en superficie quemada, en veinte años casi 5.500 hectáreas han ardido a causa de rayos, más de 6.800 por quemas agrícolas y un total de 24.509 hectáreas por fuegos provocados por motores o máquinas.

Concretamente, hasta el 10 de julio, se habían quemado 73.114 hectáreas en España, más del doble que el año pasado en la misma época y un 80% más que la media de los últimos diez años. Además, se han contabilizado 12 grandes incendios, el doble que la media de la década y que los registrado en 2021. Solo el año 2012 registró peores datos en el mismo periodo, con 128.486,77 hectáreas quemadas, y 17 grandes incendios.

Así, ha ardido el 0,26% del territorio. El 53,94% se ha quemado en Galicia, Asturias, Cantabria y las provincias de León y Zamora; un 31,03%, en las regiones del interior más el País Vasco; y el 12,05%, en la zona del Mediterráneo.

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