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La tormenta del viernes abrió las celdas de aislamiento de la cárcel de Zuera
Los 32 presos del módulo más peligroso de la cárcel salieron al irse la luz y se produjo una situación muy tensa con los funcionarios.
La fuerte tormenta que se produjo el pasado viernes por la tarde provocó un hecho inédito en el centro penitenciario de Zuera: se abrieron las 36 celdas del módulo de aislamiento, donde están los presos más peligrosos (había 32), como consecuencia de haberse ido la luz y se produjeron unos momentos de gran tensión entre los internos y los funcionarios.
Los presos salieron de las celdas y podían moverse por las cuatro galerías que tiene el módulo (cada una tiene diez celdas y una de ellas seis), con el consiguiente riesgo. La singularidad del hecho llevó incluso a alguno de los internos a avisar a los funcionarios situados en la garita de control para que supieran lo que estaba pasando con los presos más peligrosos.
“Hubo una tensión brutal con los presos de aislamiento porque no funcionaban los sistemas y se abrieron todas las puertas al irse la luz. Gracias a la profesionalidad de los funcionarios y los jefes de servicio no pasó nada, aunque todos los internos estuvieron juntos”, describieron fuentes penitenciarias sobre el riesgo que vivieron. “Se puso un sistema manual para que no se abrieran las puertas por la noche y al día siguiente volvió a no funcionar”.
Esta situación tan peligrosa se solucionó de manera temporal por un informático de guardia de la empresa CYMI (Control y Montajes Industriales S. A.) durante el fin de semana, pero este lunes estaba trabajando un equipo completo para evitar nuevos momentos tan tensos como el que ocurrió el pasado viernes a media tarde. “Al día siguiente, cuando algunos internos iban a salir a las 6.30, tampoco funcionó el sistema hasta las 8.30”, agregaron las mismas fuentes.
Cambios en los módulos de la prisión
El sistema informático de software, que mantiene contacto con el cambio de seguridad integral de la torre de control, se había modificado hace casi dos años, cuando empezaron las obras en el centro penitenciario, pero nunca había pasado nada similar por una tormenta. Es la primera vez que el grupo electrógeno que lo apoya ha tenido este problema.
Las obras de la prisión de Zuera, que dirige la Sociedad de Infraestructuras de Equipamiento Penitenciaria (SIEP), incluyen también un nuevo método de interfonía (comunicación de los presos desde la celda) y el de detección de incendios. Este proceso acumula un retraso considerable, según los sindicatos, porque el plazo previsto era haber concluido los 14 módulos entre un año y medio o dos años.
Solo han acabado las obras en menos de la mitad de los módulos y el de aislamiento fue el primero que se hizo (esa situación provocó el traslado de Igor el Ruso), además de los 13 (mujeres), 14 (relacionados con drogas), 7-8 y 9-10.
Presos incompatibles
Un funcionario relata que los presos de aislamiento no pueden coincidir entre algunos de ellos debido a sus difíciles relaciones. Por eso solo pueden estar en el patio o en la sala con tres como máximo y siempre que se lleven bien. Incluso si acaban sus problemas tienen que remitir un informe a la prisión para que puedan convivir con otro preso en las zonas comunes.
Por ese motivo, los funcionarios describieron que este problema que se vivió en el módulo de aislamiento tuvo un “riesgo potencial muy alto”, aunque se superó de manera coyuntural y la empresa afronta que un corte de luz no pueda provocar una situación con tales problemas.
De hecho, todos los días, entre las 8.45 y las 9.30, los presos de aislamiento reciben el desayuno en su celda y comunican a los funcionarios sus salidas al patio, a la sala o al médico para que pueda organizarse sin que pueda haber problemas en los contactos que deben revisarse con lupa cada día con el fin de que no haya riesgos con los contactos.
El problema más claro en el módulo de aislamiento se reiteró también en otros departamentos porque un funcionario tenía que abordar el corte de luz con un centenar de presos con las puertas de las celdas abiertas. De los catorce módulos hay doce abiertos y los otros dos están en obras.
“La revisión con el recuento de los internos se dilató hasta casi media hora para comprobar que no había bajas entre los que se encontraban en las celdas, el patio o la sala”, señalaron fuentes penitenciarias.
Alguno de los presos peligrosos llegó a comentar al día siguiente que “si hubiera pasado algo”, respecto a los problemas de seguridad con otros internos, habría tenido que “contestar”.
En 2018, una cigüeña provocó una avería eléctrica que dejó a oscuras el Centro Penitenciario de Zuera durante una hora y media para los 1.200 presos y también inutilizó buena parte de sus sistemas de seguridad.