Heraldo del Campo

Alimentación

Un nuevo número para un viejo cultivo

El melón blanco de Torres de Berrellén ya es una variedad de conservación. Lo certifican los dígitos con los que ha sido registrado (20200182), tras seis años de investigación.

Melón blanco de Torres de Berrellén
Melón blanco de Torres de Berrellén
Chuma Sahún

Todo comenzó hace seis años gracias al empeño de Chuma Sahún y Jesús Causape por recuperar el cultivo del melón de Torres de Berrellén, una producción que hasta mediados del siglo XX había dado apellido y fama a su pueblo natal, conocido también como el pueblo de los melones. Y comenzó también con el hallazgo de un bote de semillas que aún conservaba en su granero el agricultor Jesús Ferrer.

Desde entonces, tras años de esfuerzo, investigación y colaboración con los centros tecnológicos aragoneses, esta iniciativa ha hecho realidad uno de sus objetivos. Su melón blanco ya tiene número. Es el 20200182, unos dígitos con los que ha quedado registrado como Variedad de Conservación. Se cumple así, señalan sus impulsores, el primero de los dos hitos marcados por el proyecto de Recuperación del Melón de Torres de Berrellén, una variedad estrella de los campos de esta localidad zaragozana hasta los años 60.

Desde entonces, dicho manjar había prácticamente desaparecido de las tierras agrícolas de Torres y probablemente nunca hubiera vuelto a cultivarse si no hubiera contado con el empuje de la Asociación Amigos del Melón de Torres de Berrellén, cuyo trabajo, en colaboración con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y otras instituciones, ha permitido recuperar su semilla y sacar del olvido a este cultivo que gozaba de fama y reconocimiento en los mercados por su calidad y su "gran dulzor", además de su considerable tamaño, entre cuatro y seis kilos aunque también se pueden encontrar ejemplares que alcanzan los siete kilos.

El CITA ha realizado la investigación en torno a este cultivo estrella hasta mediados del siglo pasado.
El CITA ha realizado la investigación en torno a este cultivo estrella hasta mediados del siglo pasado.
M. T.

"Tras seis años de proyecto, el registro del Melón Blanco como variedad de conservación ya es un hecho", señalan sus impulsores, que reconocen que hasta conseguirlo ha sido necesario recuperar "valiosa información científica e histórica hasta superar un proceso de evaluación en el que la variedad ha sido examinada para constatar su homogeneidad y rasgos diferenciados de otras variedades de melón registradas".

Satisfechos con la consecución de este registro, Sahún y Causape, explican que este es un paso decisivo para la consolidación de un cultivo histórico en la zona. La variedad se ha registrado a nombre de la asociación, pero las semillas se guardan en el CITA así como en un banco de semillas de Madrid.

Melón verde

No es este el único hito que quiere ver cumplido esta asociación. Queda por delante, reconoce Sahún, el segundo y último objetivo de este proyecto, "sin duda de mayor envergadura", que no es otro que el registro de la variedad de melón verde de Torres. Mucho más hibridado por cultivarse junto a otras variedades de melón, Sahún reconoce que esta pretensión está requiriendo de un minucioso y duradero proceso de depuración de semilla, que, sin embargo, "pronto llegará a su fin", afirma.

Chuma Sahún y Jesús Causape, impulsores del proyecto.
Chuma Sahún y Jesús Causape, impulsores del proyecto.
Melón de Torres

Para ello, el trabajo Fin del Máster de Agronomía de la Universidad Politécnica Superior de Huesca que se desarrollará este verano "proveerá sólidos datos científicos que permitirán afrontar con garantías de éxito su posterior registro como variedad de conservación", explica el impulsor de esta iniciativa.

De este modo, insiste, se culminará un proyecto que se habrá prolongado durante prácticamente una década y que dejará bajo la tutela del Banco de Germoplasma Hortícola del Gobierno de Aragón dos variedades de semillas, "disponibles para ser cultivadas con la marca del afamado Melón de Torres de Berrellén", señala.

Si importante es la consecución de estos registros, no menos lo son los reconocimientos internacionales que ha obtenido este producto que, como dicen los impulsores de su recuperación, "sabe a melón de toda la vida". De hecho, el movimiento internacional Slow Food acreditó al Melón de Torres de Berrellén como producto dentro de su catálogo ‘Arca del Gusto’, un documento que protege y valora a nivel mundial aquellos alimentos únicos para la conservación de la biodiversidad.

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