historia

El refugio antiaéreo de Zaragoza convertido en comedor privado

En pleno centro de la capital aragonesa se ubica este lugar, donde los vecinos de la zona se refugiaron durante los bombardeos de la Guerra Civil.

Varios monos cuelgan del techo del Bunkerbar, un restaurante de la calle de Jerónimo Zurita de Zaragoza. Tiras de colores hacen las veces de una salvaje selva. Esta exótica estética poco tiene que ver con el secreto que hay bajo los pies de los clientes.

Tras bajar los 17 escalones que hay en uno de los rincones del bar se llega a un comedor privado que sirvió de refugio antiaéreo para los vecinos de la zona durante los bombardeos de la Guerra Civil. Se trata de un amplio espacio abovedado con paredes de hormigón, lo que ayuda a adivinar ese bélico pasado. Carolina Lasmarías relata que cuando estaban buscando el nombre para el bar y vieron el búnker lo tuvieron claro: Bunkerbar. Tanto que ahora se ha convertido en la identidad del establecimiento y en un atractivo para los clientes.

A ambos lados se levanta unas bancadas, también de hormigón, y decorados con tapicería de terciopelo azulona. "Al poco tiempo de abrir vino una señora que se refugió de los bombardeos de la Guerra Civil aquí. Se sentó en uno de los bancos y nos contó cómo su madre le arropaba mientras las alarmas antiaéreas sonaban en la ciudad. Se me ponen los pelos de punta", asegura Carolina Lasmarías.

El edificio, proyectado por el arquitecto Teodoro Ríos, fue construido a principios de la década de los años 30 y está catalogado de interés ambiental, como se detalla en el informe histórico artístico del Ayuntamiento de Zaragoza. El local del Bunkerbar pertenece al número 17 de la plaza de los Sitios, este hecho podría explicar que el refugio antiaéreo esté conectado con otros de la zona.

El comedor privado del Bunker Bar, un refugio antiaéreo en el centro de Zaragoza.
El comedor privado del Bunker Bar, un refugio antiaéreo en el centro de Zaragoza.
Toni Galán

Antes del Bunkerbar, este local fue imprenta y otros bares, y en ambos casos el búnker era utilizado como almacén. "Ahora lo reservan los clientes e incluso ha tocado una orquesta aquí abajo, hemos puesto altavoces... Como se trata de un refugio está totalmente aislado, no se escucha nada al estar insonorizado", explica Lasmarías. 

Ella misma destaca que los arroces, las carnes cocinadas a la plancha, con carbón vegetal, atún rojo o pulpo a la brasa son algunas de sus especialidades.

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