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Escuelas de Segunda Oportunidad en Aragón: "A veces para algunos jóvenes es la primera vez que aprueban en años"

Cerca de 500 alumnos estudian en alguno de los siete centros que hay en la Comunidad, en los que encuentran oportunidades de formación y se les busca su integración laboral tras abandonar el sistema educativo reglado.

Alumnos de la E2O de la Fundación Rey Ardid en una de las clases, este miércoles en Zaragoza.
Alumnos de la E2O de la Fundación Rey Ardid en una de las clases, este miércoles en Zaragoza.
Guillermo Mestre

"Somos una alternativa de Primera y muy necesaria". De este modo, la maestra Pilar López reivindica el papel de las Escuelas de Segundad Oportunidad (E2O), en las que se persigue dar una respuesta al abandono escolar temprano y al desempleo juvenil. En Aragón hay siete escuelas acreditadas (todas en Zaragoza) y una de ellas es la que gestiona la Fundación Rey Ardid, de la que López es su coordinadora y donde también imparte formación.

"Son escuelas donde vienen chavales (en nuestro caso de los 16 a los 25 años, porque tenemos una escuela taller en La Alfranca) que no han titulado en la ESO por razones diversas: debido a su contexto social o su discapacidad. Y también pueden ser jóvenes extranjeros (menas). Para todos ellos, la educación reglada se ha acabado y la FP básica a lo mejor no es lo que quieren y buscan una formación diferente. Necesitan otro tipo de respuesta educativa más individualizada", explica. 

La E2O de Rey Ardid se puso en marcha en 2018, aunque la Fundación imparte programas de cualificación inicial (PCI) para jóvenes desde 1996. En la actualidad, cuenta con 56 alumnos (divididos en seis grupos) y siete profesores, que imparten PCI en cuatro especialidades: peluquería, cocina, jardinería y digitalización y grabación de datos (estas dos últimas dirigidas a chavales con discapacidad intelectual). La formación básica se da en la sede del Actur y la específica ("lo que es aprender el oficio"), en los centros que tienen en La Alfranca y Cogullada. Además, los alumnos hacen prácticas en empresas a final de curso.

Cada escuela de Segunda Oportunidad tiene sus programas educativos, pero trabajan de forma coordinada entre ellos. "Si aquí viene alguien y quiere hacer una especialidad y no la tenemos, le enviamos a otro centro y viceversa; y pueden pasar por varios. Lo que se busca es el éxito del joven y su integración en el mundo laboral", destaca Pilar López, que apunta que cerca de 500 chavales se forman cada año en las siete E2O en la Comunidad. "Una cantidad importante", añade.

Lo que tienen en común todas ellas es dar un itinerario completo en el que el alumno obtiene un certificado de profesionalidad de nivel 1 y una formación básica para que el que quiera se pueda "reenganchar" en el sistema educativo reglado, se trabaja transversalmente la formación prelaboral (asistencia, puntualidad, respeto a las normas...) y realizan prácticas en compañías (120 horas por curso). En el caso de la Fundación Rey Ardid se trabaja además el tema emocional (cuentan con un psicólogo) y se ponen en contacto con el trabajador social si detectan dificultades en el entorno del joven.

"Vienen rebotados y frustrados, creen que no tienen cualidades, que no sirven ni incluso para trabajar. Siempre han suspendido y eso les hace mucha mella. Todo eso se trabaja también"

Pilar López habla de la implicación del profesorado ante un alumnado que, en general, es "difícil". "Vienen rebotados y frustrados, sienten que les han tratado mal, creen que no tienen cualidades, que no sirven para los estudios ni incluso para trabajar... Siempre han suspendido y eso les hace mucha mella. Todo eso se trabaja, a parte de darles la formación. A veces para algunos jóvenes es la primera vez que aprueban en años", dice.

Pilar López, coordinadora de la Escuela de Segunda Oportunidad de la Fundación Rey Ardid en Zaragoza.
Pilar López, coordinadora de la Escuela de Segunda Oportunidad de la Fundación Rey Ardid en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Los jóvenes Gabriel Castellano (18 años), Cristina Perochena (18), Daniel Orós (21) y Rubén Lacueva (16) -todos de Zaragoza y con discapacidad intelectual- son cuatro de los alumnos de la E2O de Rey Ardid. Los dos primeros estudian digitalización y grabación de datos y los otros dos, jardinería. Los cuatros dejaron atrás la enseñanza reglada al no poder alcanzar el nivel curricular que se les pedía para acabar la Educación Secundaria Obligatoria. Ahora están contentos con los programas de cualificación inicial que han elegido y valoran estar en clases con menos ratios (10 estudiantes por aula).

Experiencias de cuatro alumnos de la Fundación Rey Ardid

En el caso de Cristina es su segundo PCI; hizo uno de Administración en otro centro. "Hace dos años dejé el instituto, me resultaba difícil seguir las clases con mis compañeros. Ahora puedo participar y eso me hace sentir bien", afirma esta joven, que aprende digitalización para complementar su formación.

También Gabriel hace hincapié en lo positivo de que sean menos alumnos en clase. Él dejó 4º de la ESO hace medio año y acudió a esta escuela de segunda oportunidad por consejo de los orientadores del centro en el que estudiaba. "Me gusta la informática; es lo que más se lleva. Es una experiencia más venir a un sitio nuevo y estoy bien", confiesa.

Mientras, Daniel, al que le encanta la jardinería (son dos cursos), viene de un colegio de educación especial. "Son educaciones diferentes. Para mí, esta es una oportunidad formativa y laboral. Estoy aprendiendo a manejar máquinas y lo que más me gusta es podar. Espero aprender muchas más cosas", señala.

Arriba, Cristina Perochena y Gabriel Castellano. Abajo, Rubén Lacueva (izquierda) y Daniel Orós.
Arriba, Cristina Perochena y Gabriel Castellano. Abajo, Rubén Lacueva (izquierda) y Daniel Orós.
Guillermo Mestre

Por su parte, Rubén (que estudiaba en un aula TEA, de espectro autista) resalta que está desarrollando su autonomía personal y valora que el aprendizaje se haga en un entorno real. "Es una oportunidad para en un futuro ser jardinero. Estoy aprendiendo y cada vez me siento más a gusto", comenta.

Pilar López apunta que cada año adaptan los contenidos a las necesidades formativas de los nuevos alumnos. "Es una formación más práctica e individualizada, que te permite conocer a cada uno de los estudiantes. Además, al final reciben una orientación académica o laboral: se les busca la oferta educativa que quieran hacer y los que deciden entrar en el mercado laboral cuentan con nuestra agencia de colocación", explica esta profesora, que tras su experiencia como coordinadora de la E2O de Rey Ardid considera que a estos centros les falta todavía "un reconocimiento de las administraciones públicas". "Nosotros no tenemos un concierto con Educación y vamos a subvención anual (de la DGA). Los cursos son gratuitos para los estudiantes e implica un coste económico importante. Ese reconocimiento pasaría por un concierto que dé estabilidad económica a los programas. Las escuelas de segunda oportunidad son un recurso necesario", concluye.

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