Las bajas por covid siguen sin alcanzar el pico y ya son más de 18.200 los aragoneses que la han solicitado en las dos últimas semanas tras hacerse una prueba diagnóstica en su domicilio. Los datos del Departamento de Sanidad evidencian que el problema, que ha obligado a multitud de negocios a reajustar su actividad o cerrar de forma temporal, está lejos de remitir. En las últimas jornadas se han tramitado más de mil diarias: el pasado domingo fueron 1.174, el lunes 1.527 y el martes, 1.247.

Las organizaciones empresariales, muy críticas en un principio con el sistema, reconocen que dar a la vez las altas y las bajas está ayudando a agilizar el proceso, aunque aún esperan semanas complicadas. El virus se extiende a todos los sectores, según explicaron desde Cepyme-Aragón, aunque afecta especialmente a negocios familiares o de menor tamaño en los que el teletrabajo no es una opción. En las últimas semanas han sido varios los bares, tiendas, fruterías o panaderías que han tenido que cerrar unos días.

La parte positiva, dijeron los empresarios consultados, es que la mayor parte de los empleados se están pudiendo reincorporar a la semana tras haber superado la covid-19 de forma leve o asintomática. Los hay que incluso siguen trabajando, aunque desde casa, hasta cumplir los siete días de rigor y dar negativo.

La carga, por el momento, continúa recayendo en los médicos de Atención Primaria, que en ocasiones están teniendo serias dificultades para dar con el nombre de la empresa o establecer la fecha de inicio de síntomas. Sanidad sigue teniendo sobre la mesa la opción de incorporar a inspectores médicos, aunque, por el momento, no hay nada en marcha.

Precisamente, esta es una de las tareas que se les está encomendando a los médicos jubilados que se han presentado voluntarios para ayudar en esta séptima ola. Según cuentan, "faltan manos" y es complicado tramitar todas las solicitudes al día, aunque se confía en que el volumen de trabajo vaya remitiendo.

Desde Cepyme confirmaron que, por el momento, el goteo de bajas sigue, aunque "no con la intensidad de la semana pasada". Los datos del Ejecutivo autonómico muestran que las peores jornadas se vivieron en torno al 10 de enero, día de la vuelta al cole. Entonces se solicitaron 2.463 bajas, cifra récord desde que se habilitó el sistema. Un día antes fueron 2.015, y el siguiente se contabilizaron otros 1.823.

Tras los cambios en el protocolo de rastreo, los autotest se han convertido en uno de los principales métodos para comunicar un positivo. Solo el martes, última fecha de la que se tienen datos, se notificaron 3.134 casos por esta vía y el lunes, 3.558.

La mayor parte de los que recurren a él se hacen el test tras presentar síntomas. Esto hace que el número de asintomáticos que aparecen en las estadísticas de la Consejería de Sanidad se quede en torno al 15% en jornadas como la del pasado martes.

Saturación de líneas

Los usuarios tienen dos vías para comunicar su positivo por autotest: un número de teléfono –el 876 503 741– y un apartado en la web de Salud Informa. El problema, denunciaron desde Cs, es que la primera está saturada y la segunda "se colapsa", lo que "dificulta de una manera extraordinaria la comunicación de los positivos", según advirtió su portavoz de Sanidad, Susana Gaspar, que preguntará a la consejera sobre el tema en el pleno de las Cortes.

"Un lastre más" que se une a la subida de precios

Para los autónomos, las bajas por covid se han convertido en un lastre más que se une a la subida del precio de la luz o el gasóleo. Su efecto está siendo "muy importante", según reconoció la presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Aragón (ATA), Mayte Mazuelas. "La situación sigue siendo muy complicada, al igual que para el resto de la población. Estamos teniendo un tsunami de bajas, tanto de autónomos como de trabajadores por cuenta ajena", manifestó.

Esto ha hecho que la cuesta de enero esté siendo "especialmente pronunciada" este año. "Todos deseamos que las cifras vayan a la baja, pero por el momento sigue habiendo muchas solicitudes de incapacidad temporal. Estamos en un pico bastante alto. Veremos qué ocurre lo que queda de semana", dijo.

Según Mazuelas, muchos locales, al ser familiares, "ni siquiera pueden abrir", cuestión que repercute directamente en su facturación y que amenaza con empañar este inicio de año. "Llevamos desde 2020 conviviendo con la pandemia, que ha hecho que las ventas ya no sean tan ‘alegres’, y meses de subidas de precios. Esto es otra piedra más en el camino", agregó.

Las estrategias para encarar esta séptima ola están siendo "variadas", desde empresarios y trabajadores que se están sometiendo a test de antígenos a diario para evitar contagios masivos a negocios que han reforzado sus protocolos sanitarios incluyendo medidas no contempladas anteriormente.

En muchos casos, los contagios están provocando retrasos en los pedidos y la producción. La reducción de la cuarentena de diez días a siete se recibió como una noticia positiva, pero, según los consultados, es probable que hasta finales de mes o principios de febrero no se vea una mejoría.

La incógnita, también entre empresarios y autónomos, es cómo será el descenso de esta séptima ola: si pronunciado o en forma de meseta como en otras ondas. Aunque las plantillas, según cuentan, "se han adaptado" a esta nueva situación, "no es un escenario que pueda mantenerse en el tiempo", ya que, de persistir, podría complicar la actividad de todo el primer trimestre.

Primeros casos de picaresca

Aunque no es lo habitual, desde que el pasado día 3 se activara el sistema de autodeclaración de positivos en Aragón se han detectado casos de "picaresca"; empleados que se han hecho pasar por positivos sin estar contagiados.

"Sabemos, por ejemplo, de una persona que envió a su jefe una imagen de un test positivo. Le dijo que estaba enfermo y no podía ir a trabajar, pero se lo encontraron esquiando. Evidentemente, se confía en el buen hacer de todos, pero se están dando casos como este", admitió Mazuelas.