Heraldo del Campo

viticultura

Las enfermedades ocultas de la vid, a análisis

La Escuela Politécnica Superior de Huesca organizó la semana pasada una jornada en la que se analizó el panorama de las enfermedades que afectan al tronco de la vid, su impacto económico en las explotaciones y las posibles soluciones para abordarlas.

Aragón cuenta con unas 36.000 hectáreas de cultivo de vid.
Aragón cuenta con unas 36.000 hectáreas de cultivo de vid.
UZ

Pese a que la superficie de cultivo dedicada a la vid no es muy extensa en Aragón -alrededor de 36.000 hectáreas-, este cultivo supone el tercer subsector dentro del sector agroalimentario, y el vino produce las mayores exportaciones (89 millones de euros en 2020). Todo ello, además, en una decidida apuesta por la calidad, ya que 105 de los 180 operadores del sector se encuentran adscritos a una figura de calidad, ya sea una denominación de origen o una indicación geográfica protegida.

Pero este sector no está exento de dificultades. Una de las que genera una creciente preocupación es la aparición de diversas enfermedades. "Algunas de ellas, principalmente las que afectan a la hoja, son visibles, pero hay otras que afectan a la madera que pueden permanecer ocultas y que cuando aparecen pueden acarrear desde una bajada de la producción hasta la necesidad de arrancar las vides", explica Pablo Martín Ramos, profesor de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Zaragoza, en el Campus de Huesca.

Por ello, el propio Martín Ramos y el también profesor de la misma escuela José Casanova organizaban una jornada técnica para abordar tanto el panorama actual de afecciones como el síndrome de yesca, la enfermedad de Petri o las de ‘pie negro’, así como diversas estrategias para abordarlas y para su control sostenible, impulsando, además, el empleo tanto de microorganismos como de fungicidas de origen natural.

Estas estrategias han de venir desde diversos frentes, enumera el profesor Casanova: "Uno de ellos es el de la investigación, y esa es una labor de la universidad: debe estar al servicio de los sectores económicos para ayudarles en su desarrollo. Otras medidas tienen que ver con la idiosincrasia y las costumbres, como la limpieza de las herramientas cada vez que se cambia de vid, o con el manejo, como el hecho de no forzar las producciones de las diversas variedades, ya que se debilitan y pueden aparecer enfermedades".

La jornada arrancó con las conferencias de los investigadores Josep Armengol, del Instituto Agroforestal Mediterráneo de Valencia, y de David Gramaje, del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, que ofrecieron una panorámica del estado de estos conocimientos y algunas experiencias de control biológico de enfermedades fúngicas.

Después, correspondió a Alberto Obregón, de Agromillora, explicar el uso de la multiplicación ‘in vitro’ de las plantas para evitar infecciones. Por su parte, Sergio Torres, director de Viticultura de Viñas del Vero, abordó el impacto económico sobre producción y costes de reposición que tienen estas enfermedades.

Cerró la jornada Natalia Langa, investigadora del Campus de Huesca, que explicó los resultados del proyecto ‘Nuevas composiciones bioactivas para aplicaciones fitosanitarias en viticultura’, consistente en el uso de plantas como la ortiga, la cola de caballo, el diente de león o la rubia temporera como nanotransportadores para el tratamiento del interior de los troncos de las vides.

Al encuentro asistieron 140 personas, principalmente investigadores y personal técnico de diferentes bodegas.

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