Aragón

vuelta a la normalidad en las clases

El porcentaje de aprobados en la Universidad de Zaragoza baja tras el repunte registrado en el confinamiento

El confinamiento y la evaluación continua dispararon las notas en títulos como Geología,    Matemáticas o Gestión Pública. El curso 2019-20 los alumnos superaron el 91,2% de los créditos, una cifra histórica que ha bajado al 87,12%.

Una clase en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza.
Toni Galán

El repunte de aprobados universitarios registrado durante el confinamiento se diluyó el pasado curso, cuando se retomaron las clases presenciales, que en la mayoría de los casos se compaginaban con la docencia en ‘streaming’. Según los datos del portal de transparencia de la Universidad de Zaragoza, en el curso 2019-2020, marcado por la pandemia durante gran parte del segundo semestre, los alumnos superaron el 91,2% de los créditos a los que se presentaron (conocido como tasa de éxito). Una cifra histórica que este año ha regresado a la normalidad, con un 87,12% de aprobados. Lo mismo ocurre si se compara la tasa de rendimiento (el porcentaje de materias superadas respecto a las matriculadas): de un 78% pasó al 84,15% y ahora retorna a lo habitual.

Y así se repite en la mayoría de las titulaciones, aunque se llegan a dar diferencias notables. Los matriculados en Geología fueron los más ‘beneficiados’ del confinamiento. Mientras que su tasa de éxito de los últimos cuatro años no alcanzaba el 78%, ascendió en el año de la pandemia hasta rozar el 90%. También obtuvieron mejores resultados los estudiantes de Matemáticas (al pasar de un 84% a un 92,59% de créditos aprobados), Gestión y Administración Pública (de 85,1% a 93,12%), Historia del Arte (de 84,03% a 91,55%) y Relaciones Laborales y Recursos Humanos (de 82,13% a 88,81%).

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La filosofía de la Universidad de Zaragoza -y de la educación en general- fue que nadie se viera perjudicado por una situación excepcional. Por ello, se apostó por la evaluación continua, en formato de trabajos y proyectos, y los exámenes que se llevaron a cabo en junio se hicieron de manera telemática. Aquellos que suspendieron esta convocatoria también los tuvieron ‘online’ en septiembre. Ambas medidas impulsaron el porcentaje de aprobados y solo Ingeniería Mecatrónica mantuvo unos índices similares a los de la media de los cuatro años previos, alrededor del 86%.

Un efecto ‘gaseosa’

Este efecto gaseosa’ se diluyó rápidamente. La vuelta a las clases presenciales provocó una caída abrupta de los aprobados, situándolos en los mismos términos que antes de la pandemia. Incluso, en algunas titulaciones, la puesta en marcha del modelo híbrido, por el que un grupo de alumnos seguía la docencia desde casa y otros podían estar en el aula, llegó a suponer un descenso superior al incremento registrado durante el año anterior.

Así le ocurrió a los matriculados en el grado de Gestión y Administración Pública, que durante el año de la pandemia vieron como su volumen de aprobados crecía en 8 puntos porcentuales para que solo un curso después cayeran en casi 12. Lo mismo les pasó a los de Ciencias Ambientales. Mientras que durante el confinamiento aprobaron el 85% de los créditos a los que se presentaron, al año siguiente no llegaban al 75% -una cifra incluso inferior a la media de los últimos cuatro años que se situaba en 81,12%- .

Para los alumnos de Química la situación no fue mejor, ya que durante el curso del confinamiento mantuvieron la tendencia ascendente que habían iniciado hace dos años, impulsada por el hecho de que cada vez hay una mayor demanda de estudiantes. Esto se traduce en una nota de corte más alta y que muchos cuenten con mayor costumbre de estudio y vocación. Sin embargo, la necesidad de contar con un modelo semipresencial para las clases teóricas que asegurara la presencialidad en las prácticas provocó que los aprobados cayeran a mínimos históricos, al pasar de un 83,42% al 73,34%.

No hay que olvidar que pese a que el campus público se dotó de más de 200 cámaras para poder retransmitir las clases en directo, se registraron determinados problemas técnicos que pudieron, en alguna ocasión, dificultar el aprendizaje a pesar de que se hizo mayor hincapié en la evaluación continua. A esto se le unió la propia adaptación del estudiante y del profesorado a esta nueva metodología y la ‘fatiga’ acumulada por la pandemia.

Pese a estos vaivenes, hubo titulaciones que apenas percibieron ambos cambios. Esto ocurrió en Medicina, que mantuvo unas tasas de éxito superiores al 97%, tal y como llevaban haciendo desde hacía varios años. Ciencias de la actividad física y del deporte, Enfermería, Física y Geografía y ordenación del territorio vivieron una tónica similar.