Heraldo del Campo

entrevista

Javier Sierra: "En un futuro, por primera vez en la vida, detrás de cada plato puede que ya no haya un agricultor"

El consejero de España ante la oficina de la ONU en Ginebra asegura que el agroalimentario es el sector económico más presionado actualmente.

Javier Sierra, durante una visita a Zaragoza para participar en el foro ‘Verde que te quiero verde’.
Javier Sierra, durante una visita a Zaragoza para participar en el foro ‘Verde que te quiero verde’.
F. Jiménez

¿En qué esta ocupado y preocupado el consejero permanente de España ante la oficina de la Naciones Unidas y los Organismos Internacionales con sede en Ginebra (Suiza)?

Mi trabajo consiste en seguir las negociaciones comerciales que afectan al sistema agroalimentario español y europeo en materia de pesca y de agricultura, defender la posición española ante el equipo negociador de la Unión Europea y ver qué es lo que está pasando que nos pueda influir a todos los niveles. Puedo entrar una mañana en las negociaciones de pesca o seguir el debate sobre cuestiones agrícolas, sobre acuerdos sanitarios y cómo afectan al comercio, o estar pendiente de lo pasa en la OMS. Estoy ocupado y preocupado en temas muy variados.

Dice la ONU que la inseguridad alimentaria se encuentra en un nivel catastrófico y sin precedentes ¿Comparte esa visión?

Los informes de los principales organismos que tienen foco sobre el hambre en el mundo evidencian que con la pandemia hay 120 millones de personas más en situación vulnerable por la inflación, porque hay menor acceso a productos básicos debido al alto precio por las restricciones de la crisis sanitaria o porque ha habido un desplazamiento de consumo hacia dietas menos saludables, ya que hay menos rentas. Y eso ha sido así. Se nota también la ruptura de algunas cadenas de suministro de alimentos y su impacto en los comercios locales, que no ha sucedido en España por la fuerte resiliencia del sector agroalimentario y una cadena que ha funcionado perfectamente, pero en otros países sí.

Aquí también comienza a preocupar la subida de los alimentos. ¿El riesgo a esa inseguridad alimentaria está más cerca de lo que parece?

Sí, así es. No soy un experto, pero creo que ha habido un shock de oferta y de demanda en unas cadenas de suministro que ya estaban tensionadas y jugando al límite. Ha habido también problemas de regulación de los marcos políticos energéticos derivados del cambio de energías fósiles a energías más renovables y factores geopolíticos añadidos, como la menor exportación de gas a Europa y una mayor demanda en Asia. Según la directora general de la OMC, para el próximo año estará solucionado, pero esto no lo sabe nadie. Lo que es verdad es que somos tremendamente vulnerables desde el punto de vista de las cadenas de suministro. La gran fábrica del mundo que es China se ha hecho con el control de la logística, lo que ha hecho que las cadenas de suministro se hayan enlentecido mucho por la covid, que haya problemas de contenedores, acumulación de navieras, fletes más caros… Se ha formado un carajal. Y eso impacta en todo, también en la inflación y en nuestra vida doméstica.

En las guerras comerciales siempre sale mal parado el sector agrario. ¿Es el más vulnerable?

Sí, es el sector más sensible porque lo necesitamos para alimentarnos. Por eso, cuando se quiere hacer daño a un país se eligen cuestiones que no solo son racionales, sino sobre todo emocionales y el alimentario es un sector emocional. Todos tenemos vinculación más o menos directa con la tierra y el campo y cariño hacia nuestros alimentos, por lo que una forma de atacar a un país es atacar a sus alimentos y a los intereses comerciales ligados a ellos. Y eso no solo produce un impacto en el mercado, sino que además cambia las dinámicas del comercio, ya que hay triangulaciones, compras de posicionamiento de empresas para seguir abasteciendo a esos países... El problema es que cuando se pierde un mercado cuesta mucho recuperarlo.

Con todas las exigencias que tiene que cumplir el sector agroalimentario, ¿va a ser competitivo y rentable?

Yo creo que se pide demasiado al sector alimentario. No existe un sector económico en estos momentos con tanta presión, con la estrategia De la granja a la mesa, con la de la biodiversidad, con el escenario de cambio climático, con la obligación de producir muchos más alimentos con menos recursos. A lo mejor en un futuro no muy lejano, por primera vez en la vida, detrás de algunos platos ya no haya un agricultor o un ganadero, sino sistemas de producción de alimentos que pueden ser fermentadores, que utilizan laboratorios o impresoras. Y afortunadamente, porque si no, con la forma que producimos alimentos actualmente, en el 2050 no hay planeta.

China nos tuvo en vilo en los momentos más duros de la pandemia con el control del material de protección; controla la logística, fabrica los deseados microchips… ¿Se hará también dueña de la alimentación?

Eso jamás. De China nunca comeremos. Esa parte del mundo es importadora neta de alimentos. Tienen mucha población. No tienen tierras. Y disponen de la cuarta parte de la media de agua per cápita en el mundo. Así es imposible que con sistemas tradicionales puedan ser una potencia alimentaria.

Quizá no con medios tradicionales, pero tal vez sí produciendo en laboratorio.

Puede ser, tienen que alimentar a una gran población. Pero todos tenemos que convivir con esas formas de producción, porque también aquí habrá gente que fabrique con esos sistemas y que los consuma, porque la ciencia va a ser imparable.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión