Iglesia

Escribano recibe el palio arzobispal y encara su primer Pilar "con prudencia y una gran alegría"

El nuncio apostólico en España ha impuesto este domingo esta insignia al arzobispo ante una abarrotada basílica del Pilar.

Escribano, este domingo durante la imposición del palio en el Pilar
Escribano, este domingo durante la imposición del palio en el Pilar
Guillermo Mestre

El arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, ha recibido este domingo el palio arzobispal de manos del nuncio apostólico en España, Bernardito Auza. Al acto, celebrado en una basílica del Pilar en la que apenas quedaron asientos libres, han asistido, entre otros, los obispos de las diócesis aragonesas. El palio –una banda de lana blanca en forma de collar adornada con seis cruces de seda negra– es una insignia exclusiva de los arzobispos residenciales y simboliza la unión de la sede metropolitana, Zaragoza, con Roma.

"Recuerda aquello que nos decía Jesús; el que ejerce el ministerio sacerdotal lo hace como un pastor, se carga sobre los hombros a sus ovejas. De alguna manera, con el palio lo que se quiere simbolizar es esa oveja, esa es su filosofía y el trasfondo", ha dicho Escribano.

Él recibió el suyo de manos del propio papa Francisco. "Me dijo que rezara por él y que él, a cambio, lo haría por la diócesis", ha explicado. Para él, esta era una fecha más que especial, ya que, además, se cumplían once años de su ordenación episcopal.

Estas insignias, han señalado desde la archidiócesis, se confeccionan con lana de dos corderos blancos que, tradicionalmente, eran criados por las religiosas del convento de San Lorenzo en Panisperna y se bendicen todos los años el 21 de enero en la iglesia de Santa Inés. "Se guardan sobre la urna donde están colocadas las reliquias del cuerpo del apóstol San Pedro en el Vaticano hasta el día 29 de junio y son otorgados única y exclusivamente por el papa", han agregado.

Hasta hace unos años, ha apuntado Escribano, el palio se imponía "en la Santa Sede". "Los arzobispos íbamos a Roma y era el papa, el día de San Pedro y San Pablo, quien lo hacía, pero Francisco lo cambió. La Iglesia Católica es muy grande y había algunos arzobispos que tenían problemas para acercarse hasta Roma. Prefirió entregarlo y que la imposición se hiciera en las diócesis", ha añadido. Esta es, por tanto, la segunda vez que el Pilar acoge una ceremonia de estas características. La primera fue en octubre de 2016, momento en que se impuso el palio a Vicente Jiménez.

"Un símbolo de unidad"

El actual arzobispo ha estado acompañado por decenas de fieles en la basílica en una ceremonia que ha contado con la participación de los Infanticos, así como con la presencia de Julián Ruiz, obispo de Huesca; Eusebio Hernández, de Tarazona; Ángel Pérez, de Barbastro-Monzón; y José Antonio Satué, de Teruel y Albarracín. Durante el acto, el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha destacado la importancia del palio, "símbolo de unidad con el sucesor de Pedro, obispo de Roma".

Para Escribano, este será su primer Pilar como arzobispo, ya que, aunque su nombramiento se conoció a principios de octubre del pasado año, el relevo no se hizo oficial hasta finales de noviembre. Serán unas fechas marcadas por las consecuencias de la covid-19, de ahí que vaya a afrontarlas "con prudencia". "No podemos celebrarlas plenamente, pero a la vez, la tradición pilarista es un momento de mucha emoción para los zaragozanos. Personalmente, tengo una alegría interior muy grande de poder celebrar a la madre y vivir lo que se pueda con toda la intensidad posible", ha afirmado, al tiempo que ha aprovechado para desear que, aunque distintas, estas sean unas felices fiestas para zaragozanos y visitantes.

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