coronavirus

Uno de cada cuatro aragoneses entre 25 y 40 años sigue sin vacunarse: "No tienen percepción del riesgo"

Los jóvenes se quedan rezagados en la ‘carrera’ hacia la inmunización y los expertos piden que se lancen mensajes que les lleguen “en su idioma”.

Vacunación a los universitarios en Zaragoza.
Vacunación a los universitarios en Zaragoza.
Toni Galán

Los jóvenes aragoneses de entre 25 y 40 años se han quedado rezagados en la ‘carrera’ de la vacunación por franjas de edad. Uno de cada cuatro no ha recibido siquiera la primera dosis, lo que les convierte con claridad en el colectivo más reticente a la inmunización. Los expertos coinciden en que algunas de las posibles causas son su baja percepción del riesgo, su mayor exposición a contenidos de dudosa calidad científica y la dificultad para hacerles llegar las campañas de información oficiales.

El caso es que hasta los aragoneses de 12 a 19 años, que llevan poco más de un mes con las agendas abiertas para todos, les han superado en porcentaje de vacunación. El 81% de estos chavales ya han recibido la primera dosis, mientras que en las franjas de 25-29, 30-34 y 35-39 el porcentaje oscila entre el 73% y el 75%, a pesar de que entraron antes en el proceso y han tenido por tanto más tiempo para pasar por los centros de salud.

En el tramo de 40 a 44 años el porcentaje ya se eleva al 82%, mientras que a partir de los 45 ninguna franja de edad baja del 90%. De hecho, de los 60 años para arriba la cobertura de vacunación es casi total, ya que oscila entre el 97% y el 100%. El retraso del proceso entre los jóvenes no ha pasado desapercibido a las autoridades, y la consejería de Sanidad va a empezar a aplicar una batería de medidas para tratar de ‘repescar’ a los aragoneses de estas edades.

Los expertos coinciden en que la causa principal de estas reticencias es la baja percepción de riesgo que tienen. “Piensan que nunca van a enfermar, que no les va a pasar nada”, señala Inmaculada Cuesta, enfermera jubilada que forma parte del grupo técnico de vacunación del Ministerio de Sanidad. No obstante, añade que este grupo de edad siempre es más reacio a recibir cualquier tipo de vacunas, ya que “creen que es una cosa de niños o de ancianos”.

Cuesta incide en que este colectivo tiene que ser un objetivo claro del proceso de vacunación, ya que “interactúan más con otras personas por su edad y por su trabajo”, lo que incrementa el riesgo de transmitir la enfermedad. “La vacunación tiene que ser global y solidaria, ya que nos vacunamos por nosotros pero también por el resto”, recalca. De hecho, los expertos siempre han recalcado que la inmunidad se tiene que alcanzar de forma global y homogénea en todas franjas de edad.

Bárbara Oliván, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Zaragoza, coincide en que los jóvenes “se sienten menos vulnerables”, ya que “conocen a gente de su edad que lo han pasado de forma leve o sin apenas enterarse”, a pesar de que se han registrado casos de jóvenes que han tenido complicaciones con la enfermedad.

Esta investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón recalca las dificultades que hay para llegar a este colectivo: “Los estudios dicen que los mensajes que lanzan las autoridades, los expertos o hasta los actores e ‘influencers’ les llegan mucho menos que al resto de la población”. Además, se informan mucho a través de las redes sociales, “donde no hay filtros con las informaciones”, por lo que son “más susceptibles de recibir informaciones falsas o medias verdades”. Por eso, cree que es importante insistirles “en que no se crean todo lo que les llega”, darles “mensajes en positivo” y hacerles ver “que la vacunación es algo colectivo en lo que todos tenemos una responsabilidad”.

La vacunación, en cambio, va mucho más rápido en los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 19 años. La psicopedagoga Olga Lázaro, que trabaja con estos chavales, señala que a esas edades “siguen bajo la tutela de sus padres”, por lo que los progenitores son los que “los dirigen y ponen las normas”. Esa influencia puede mantenerse unos años más, pero a partir de los 25 comienzan a tener “más independencia económica” y “se puede hacer menos desde el ámbito familiar”.

Esta profesional coincide en que la clave es “la baja percepción de riesgo” que tienen e incide en que “hay que cambiar el discurso” y “dárselo en su idioma”. “Hasta ahora han sido los últimos de la fila para vacunarse, y ahora se les dice que tienen que hacerlo rápidamente, en verano… La inconsciencia de la primera juventud te hace invencible, por lo que es complicado”, reflexiona.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión