naturaleza

Mapaches, aviones roqueros, erizos africanos y otros 3.200 ejemplares ingresaron en La Alfranca

Casi 1.300 animales chocaron el año pasado contra molinos de viento y otras estructuras artificiales.

Fotos de archivo de un mapache, un erizo, un urogallo, un cerdo vietnamita y una marta
Fotos de archivo de un mapache, un erizo, un urogallo, un cerdo vietnamita y una marta
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El año 2020 fue distinto para todos. Para los humanos, que permanecieron encerrados dos meses en casa… y para los animales salvajes, que durante ese lapso de sesenta días camparon a sus anchas por el medio natural e, incluso, por algunas ciudades. Y aunque esa interrupción en la cotidianidad no impidió que la cifra de ingresos en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca mantuviese unos guarismos cercanos a los de años anteriores, desde la instalación consideran que el estado de alarma “pudo haber influido en la llegada de ejemplares a través de algunos de los grupos de donantes”.

Vivos o muertos, hasta 3.218 animales de 152 especies de vertebrados protegidos en Aragón ingresaron en las instalaciones, según se extrae del informe anual publicado por el centro. Si bien durante los últimos años prácticamente eran equiparables el número de ejemplares ingresados con o sin vida -estos últimos son sometidos a un estudio forense-, este último año se observa un número mayor de ejemplares muertos respecto a los vivos. En el último trienio, de hecho, se ha duplicado el volumen de ingresos de ejemplares sin vida.

La lista de animales que recibieron atención es de lo más variada. Un mapache (que fue encontrado muerto junto a la carretera N-232 a la altura de Quinto), dos erizos africanos, dos cerdos vietnamitas, cuatro aviones roqueros (una ave de la familia de las golondrinas) son algunas de las especies más llamativas. Pero lo cierto es que la enumeración parece casi infinita: tritones jaspeados, un urogallo, tres martas, una culebra viperina...

Como excepcional, el informe subraya el ingreso de la osa Saurosse, muerta por el disparo de un cazador durante una batida en Valle de Bardají el mes de noviembre. Nacida en Eslovenia, tenía 21 años y fue liberada en Francia en 2006. Cuatro años después se trasladó a la vertiente sur y se instaló en el macizo del Turbón donde tenía su área de campeo.

Un cerdo vietnamita trapado por agentes de protección de la naturaleza del Gobierno de Aragón y trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de La Alfranca.
Un cerdo vietnamita trapado por agentes de protección de la naturaleza del Gobierno de Aragón y trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de La Alfranca.
Asociación APNs Aragón

Por número, predominan con 2.616 ejemplares las aves, que representan el 81% de los ingresos. Las rapaces diurnas suponen el 41% del total y la mitad de las aves. Las especies con más atenciones son el buitre leonado (561 ingresos) y la cigüeña blanca (271). Durante la primavera y el verano no se alcanzaron temperaturas tan extremas como el año anterior. Pese a ello, la llegada de especies como el vencejo común y el avión común fueron muy elevados, con un total de 198 y 114 ejemplares respectivamente, en su mayoría pollos. Entre las rapaces nocturnas destaca el búho real. Los mamíferos que precisaron de más ayuda fueron el tejón y el murciélago enano, mientras que entre los reptiles predominaron la culebra bastarda y la tortuga mediterránea.

Chocar, la causa de ingreso más frecuente

La causa más frecuente de entrada a La Alfranca fue, con 1.281 ingresos (el 40% del total), la colisión de aves y murciélagos contra las aspas de los molinos de viento cables de tendidos eléctricos, o cristaleras de las pistas de pádel. “Las colisiones contra los aerogeneradores afectan a un elevado número de especies de aves y murciélagos. En total ingresaron por esta causa cien especies diferentes, siendo las más frecuentes el buitre leonado, el murciélago enano, el murciélago de Cabrera, el milano negro, la calandria, el cernícalo primilla y el cernícalo vulgar”, indica el texto oficial, que relaciona el incremento en el número de parques eólicos con la creciente aparición de más cadáveres.

Las causas secundarias de ingreso son variadas y van desde los atropellos (626 casos) y los disparos (29) hasta las electrocuciones (18).

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