Alicia Sornosa: "El mundo no es tan hostil para las mujeres como nos quieren pintar"

Periodista y motera, ha recorrido miles de kilómetros a dos ruedas y ahora se ha subido a una moto eléctrica para viajar de Madrid a Suiza, con parada en Zaragoza para recargar.

Alicia Sornosa en Suiza, con la moto eléctrica con la que ha viajado desde Madrid.
Alicia Sornosa en Suiza, con la moto eléctrica con la que ha viajado desde Madrid.
A. S.

Alicia Sornosa (Madrid, 1973) es periodista y motera. Hace 10 años dio la vuelta al mundo en moto sola, convirtiéndose en la primera mujer de habla hispana en hacerlo, cuyo viaje relató en HERALDO. Durante aquella aventura, en las largas horas de carretera, fue tejiendo mentalmente su primer libro, '360 grados: una mujer, una moto y el mundo'. Ahora acaba de viajar de Madrid a a Suiza en dos 'Zero' y ahora acaba de publicar el su segunda obra, ‘Toda aventura comienza con un sí’, su lema para seguir rodando. Con su narración quiere motivar, con anécdotas y consejos a quienes se animen a buscar su camino sobre el asfalto.

Está en Lugano (Suiza) a donde ha viajado desde Madrid. 3.000 kilómetros en una moto eléctrica. ¿Cómo ha sido para una motera como usted no oír el rugido del motor?

Ha sido la primera vez que montaba en una moto eléctrica para hacer un viaje por carretera tan largo. Estaba promovido por Turismo de Suiza y quería recaudar fondos para la investigación del cáncer de próstata. La experiencia de la conducción es impresionante. Estás escuchando el ruido de los neumáticos en el asfalto en vez del motor en el casco. Si vas despacio escuchas los pájaros.

En Zaragoza capital paró en la electrolinera del grupo aragonés Zoilo Ríos, que ayuda a planificar este tipo de rutas con Advance Soluciones. ¿Hay suficientes puntos de recarga para pensar en un futuro eléctrico?

No hay muchas electrolineras. En España y Francia hay puntos de recarga que están alejados de las carreteras, en los pueblos, en centros comerciales. Llevo seis aplicaciones descargadas. Uno de los grandes fallos que tiene la red de recarga es que no está unificada en una app.

¿Qué le impresiona más del paisaje de Aragón?

Una de las zonas que más me gusta de Aragón es toda la de desierto en los Monegros. Trabajo organizando viajes por los lugares que más me gustan, para que la gente viva la experiencia que yo he tenido. Hay algunos muy especiales por su paisaje como Marruecos, la carretera austral en Chile o la costa californiana en EE. UU.

Este último viaje habrá sido un paseo comparado con la vuelta al mundo que dio hace diez años, aunque con la pandemia es para sentirse privilegiada.

Este viaje ha sido el primero después de la pandemia de covid. El último fue en febrero de 2020, uno entre Madrid y Senegal.

Tendría mono.

Estaba desesperada por salir. Hice un viaje de autor por España entre un encierro y otro, pero fueron 10 días. Me he sentido una privilegiada por los paisajes. Muchas veces nos empeñamos en salir del continente y aquí tenemos paisajes que no tienen nada que envidiar.

En estos años en la carretera, ¿ha tenido algún problema por ser mujer y viajar sola?

No. El mundo no es tan hostil para las mujeres como nos quieren pintar. No tenemos la imagen de agresividad que tiene un hombre, por eso, cuando llegas a un sitio todos ven en ti a una hermana o una hija y te intentan ayudar. Hay una cosa que se llama intuición, que solemos tenerla dormida, pero cuando sales a viajar se activa y eres capaz de cuidarte. Tampoco me he metido en la boca del lobo. No he ido a un país árabe donde no me dejaran conducir.

¿Es un mundo de hombres?

Va habiendo cada vez más mujeres que se animan a pasar a la parte de delante de la moto y dejar de ser acompañantes. Espero que poco a poco los padres se den cuenta de que es mejor que conduzca su hija, a la que han educado y de la que se fían, a que la lleven. Eso me decían los míos.

En su caso sería más fácil, su padre, Jaime Sornosa, es piloto de carreras.

Sí. Yo me he criado en los circuitos, he corrido en coches. Todo lo que sea motor es natural para mí. No ha habido miedo en mi casa por montar en una moto.

Se puede decir que lo llevaba en los genes.

Mis primeras dos ruedas fueron un Vespino a los 14 años, pero luego hasta los veintitantos no me saqué el carné de moto. Durante mi juventud utilizaba el coche.

¿Con qué momento más duro y más feliz se queda de estos años?

Duro, en la frontera entre México y Guatemala, donde viví un terremoto de 7,5 grados, que me pilló conduciendo. Fue un minuto y medio en que temí por mi vida. Y bueno, muchos, como encontrarme en Etiopía lloviendo a cántaros y que saliera de un camino un niño y me llevara a su cabaña.

¿Qué le aporta viajar?

Un año de viaje equivale a diez años de vida de experiencia. Viajar siempre te abre la mente y aprendes a hablar contigo mismo.

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