Seguimiento masivo en la huelga en Adient Calatorao contra el cierre de la planta

Las partes apuraban ayer el tercer día de negociaciones en el SAMA tratando de alcanzar un preacuerdo

Los trabajadores de Adient Calatorao, en huelga, protagonizaron ayer una marcha de protesta hacia el centro del municipio contra la decisión de cerrar la planta de la multinacional.
Los trabajadores de Adient Calatorao, en huelga, protagonizaron ayer una marcha de protesta hacia el centro del municipio contra la decisión de cerrar la planta de la multinacional.
Macipe

La factoría de Adient en Calatorao, que produce piezas para automóviles, tuvo ayer al grueso de la plantilla fuera de las instalaciones. Los únicos trabajadores que entraron fueron los de mantenimiento. CGT, convocante de la huelga contra el cierre, junto a CC. OO., calificó de «éxito total» el seguimiento de la huelga en los turnos del domingo noche, lunes mañana y lunes tarde. Aunque en la tercera reunión de las partes en el SAMA, que comenzó pronto, la empresa advirtió que vinculaba la que era su última oferta a la desconvocatoria del paro, el pulso se mantuvo hasta última hora de la noche. Al cierre de esta edición se veía todavía muy complicado alcanzar un preacuerdo, por lo que el paro se extendería al turno de anoche.

Mientras tanto, la primera jornada de paro se desarrolló sin incidentes y con un clima de unión. Así, desde la noche del domingo los empleados, en sus correspondientes turnos, se fueron concentrando frente a la planta, cuya actividad productiva –según anunció la empresa- se quiere trasladar a Pedrola y Alagón. En el caso de los del turno de mañana, desplegaron tapetes para jugar a las cartas y un balón de fútbol para pasar el tiempo, a la vez que de forma espontánea protagonizaron una marcha con pancartas hasta el centro del pueblo en defensa del trabajo en el municipio y contra la despoblación que puede acarrear el cierre.

«Esta es la única forma de hacer fuerza ante la empresa: unirnos e ir todos a una como la familia que somos en esta fábrica», reconocía Daniel Casedas, trabajador de 29 años y miembro del comité de empresa. «Es un palo muy gordo para el pueblo, porque la planta lleva aquí 25 años, y además tenemos un antecedente muy reciente, el de Zufrisa, que nos deja sin industria», comentaba Ruth López, de 46 e integrante de la coordinación del paro. «Hay gente que se ha comprado piso aquí al tener un trabajo fijo, que tiene un proyecto de vida y con esto te cambia todo», decían ambos, nacidos en Calatorao.

Mediante esta protesta, que se repitió por la tarde, la plantilla puso de manifiesto su postura contraria al cierre de la planta. «Ofrecen recolocaciones, pero no a todos», precisó López. En este punto, Casedas recordó que «50 puestos se quedarían por el camino, mayormente indirectos, oficina, logística, calidad…» cuando «con los proyectos que hay teníamos garantía de continuidad durante 5 años más», dijo.

Para Ruth López, la decisión del cierre de la planta de Calatorao es «incomprensible» si se tienen en cuenta las recientes inversiones realizadas. «Hace año y medio se amplió con una nueva nave y tienen recién entregada otra nave de 2.000 metros cuadrados que se habilitó para mejorar las instalaciones que destrozó la borrasca Filomena», indicó.

A todo eso se unen las propuestas lanzadas por el Ayuntamiento de la localidad para invertir hasta 12.000 euros al año en mejoras, además de bonificaciones en el alquiler de las naves y en impuestos como el IBI o el IAE. «No hay otra explicación que la inquina que nos tienen desde que nos compraron a Johnson Controls porque somos una familia, trabajamos muy bien y somos los más rentables», explicó Óscar Marín, que se traslada a diario desde Aniñón, en la vecina comarca Comunidad de Calatayud. En su caso son 21 años los que lleva haciendo el mismo camino: «Tengo 53 años y no sé qué podré hacer, porque estoy en una edad muy mala, pero añadir más distancia….».

Similar es el caso de Héctor, de Calatayud, que lleva allí 5 años, 11 si se cuentan los que hizo como temporal. «Venimos gente de Munébrega, de Miedes, de Calatayud… El traslado supone 30 minutos más de carretera, que está peor, a lo que ya hacemos ahora. Esta decisión es un palo», incidía. Pensaban continuar con las protestas y la huelga mientras en Zaragoza seguían negociando ‘in extremis’.

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