El Ayuntamiento de Zaragoza reconoce a los sanitarios con la medalla de Oro por "darlo todo frente a la covid"

En un acto en el Auditorio de Zaragoza, las víctimas de la covid, los detallistas de los mercados y la Policía Local han sido reconocidos como hijos predilectos. Joaquín Carbonell y Miguel Olaortúa, hijos adoptivos.

Superados los 13 meses de pandemia, el Ayuntamiento de Zaragoza ha entregado este miércoles su máximo galardón a todos aquellos que, desde los centros de salud y los hospitales, plantaron cara a la covid “en primera línea de batalla”. El colectivo sanitario ha recibido la Medalla de Oro de la Ciudad por “darlo todo” frente a la covid, incluso su propia vida. Y junto a ellos, recibieron los reconocimientos de hijos predilectos las víctimas de la covid, el Cuerpo de la Policía local, los detallistas de los mercados de Zaragoza, mientras que el cantautor Joaquín Carbonell y el sacerdote Miguel Olaortúa, fueron distinguidos como hijos adoptivos a título póstumo.

Sin el calor del pregón de las Fiestas del Pilar y en el insólito escenario de la sala Mozart del Auditorio para garantiza distancias y dar cabida a los 350 invitados, el Ayuntamiento de Zaragoza ha celebrado su acto institucional más solemne bajo la sombra de una pandemia que no acaba de desaparecer. En un tono sobrio y con el locutor Juanjo Hernández como maestro de ceremonias, bajo el lema ‘Zaragoza no olvida’, el acto se ha convertido en un homenaje a todos aquellos que han plantado cara a la pandemia o que han sufrido sus terribles efectos.

Tras un vídeo de homenaje que ha concluido con imágenes de la esperanzadora vacunación, el alcalde, Jorge Azcón, se ha encargado de leer la loa al colectivo sanitario, del que ha destacado su “trabajo encomiable” y su notable esfuerzo frente a la pandemia. Ha recordado que han sufrido la mayor tasa de contagio de la covid, que se cobró la vida del médico del centro San Pablo José Luis San Martín y del trabajador del hospital Miguel Servet Eloy Pérez. “Los profesionales sanitarios y de los servicios auxiliares se enfrentan a la enfermedad en primera línea de batalla”, ha destacado Azcón, que ha recordado los aplausos desde los balcones y la ola solidaria que acompañó a la pandemia. “Los profesionales lo han dado y lo dan todo con el único objetivo de proteger nuestras vidas”, ha añadido.

Al escenario de la sala Mozart han subido Concepción Ferrer, del colegio de Médicos, María Teresa Tolosana, del colegio de Enfermería, María Jesús Domenech, en representación de los técnicos de cuidados auxiliares y Raquel García, del Colegio de Farmacéuticos. La voz de agradecimiento la ha puesto Ferrer, que ha recordado los momentos más duros de la pandemia, los primeros meses, cuando médicos, enfermeras y personal auxiliar se jugaban la vida sin apenas protección en los centros sanitarios. Ha hecho un discurso duro, reivindicativo, en el que ha reclamado “aprender” la lección de la covid.

Por eso, ha pedido que la pandemia no se quede solo “en un mal recuerdo”, sino que la terrible experiencia sirva para cultivar valores como la “compasión” y la “sensibilidad” ante el “sufrimiento y la vulnerabilidad” de los otros. “Hemos querido mantenernos cerca, dar voz a los profesionales, traducir con prudencia y cautela las normas a una población asustada, temerosa, desorientada. Transmitir optimismo sin bajar la guardia, defender y explicar lo que la población no era capaz de comprender”, ha resumido tras recoger la distinción sobre la labor de todo el personal sanitario en este tiempo de pandemia.

También ha recordado a los trabajadores fallecido a causa de la covid y al resto de las víctimas y ha mandado un mensaje a las familias que por las restricciones no pudieron estar en esos momentos juntos a sus seres queridos: “Que sepan que tuvieron una mirada de cariño y una mano amiga en la partida”.

En una jornada de emoción, los hijos adoptivos y predilectos han recogido sus galardones. En nombre de la Policía Local, su superintendente, Antonio Blas Soriano, ha recibido la distinción de hijo predilecto tras la loa de la portavoz socialista, Lola Ranera. El agente ha reconocido el papel del resto de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como de las Fuerzas Armadas durante la pandemia, y ha destacado se que se ha sido ejemplo de coordinación. Hubo un momento de especial emoción cuando aplaudió el trabajo de las limpiadoras que mantuvieron los cuarteles sin virus y personificó ese esfuerzo en una de ellas, Olga, presente en la sala.

En un discurso poético, la presidenta de la asociación de víctimas de la covid-19, que ha sido presentada por María Navarro, del PP, ha afirmado que "la memoria se viste de gratitud con cada vida, por su huella, su presencia y su legado". Muy emocionada, cerró su intervención con un aplauso a las víctimas. 

Tras un sentido discurso de Fernando Rivarés (Podemos) y los acordes de ‘Me gusta el mar’, se ha rendido homenaje al cantautor Joaquín Carbonell, hijo adoptivo de Zaragoza a título póstumo. "Le habría encantado estar aquí. Me hace sentir orgulloso que se ponga en valor su aportación a la cultura aragonesa", ha dicho  su hijo Alejandro.

Julio Calvo, de Vox, ha recordado la figura del sacerdote Miguel Olaortúa, que trabajó durante muchos años en el Colegio Agustinos y llegó a obispo. Falleció el pasado noviembre. "Era un enamorado de Zaragoza"; ha afirmado su hermano Javier.

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