Desescalada en los hogares de mayores: "Los centros prestan ya un servicio y poco a poco se irá a más"

Al centro Picarral del IASS de Zaragoza, que cuenta con comedor, acuden cada día unos 200 socios que esperan que se organicen más actividades.

"En los hogares de mayores hay que intentar hacer más actividades, aunque sea al aire libre, en el jardín, en grupos pequeños. Sobre todo ahora que viene buen tiempo". Lo dice Víctor Vacas, presidente de la junta de gobierno del Hogar Picarral del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) en Zaragoza.

Un sentir generalizado entre muchos socios de estos centros (el IASS tiene 31 en Aragón) que han visto muy limitada su vida activa y social. Antes de la pandemia, por este hogar con 4.000 socios cada día alrededor de medio millar participaban en todo tipo de talleres y clases. Ahora, ya desde junio funcionan el servicio de peluquería y podología con cita previa y el programa de promoción de la autonomía personal (sesiones de terapia ocupacional y fisioterapia) en grupos de seis personas como máximo. Una veintena de usuarios pasan cada día por ellos.

La cafetería a pie de calle en la que funciona el comedor registra una mayor afluencia. Cerca de 200 personas se acercaron este jueves hasta la hora de comer y se sirvieron medio centenar de menús por seis euros con paella como plato estrella. Por supuesto, se les toma la temperatura, se limpian las manos con gel hidroalcohólico y quedan registrados. La cafetería apenas pudo abrir quince días en septiembre y a mediados de diciembre retomó su actividad con todas las restricciones de la hostelería.

"El comedor puede estar en marcha porque disponemos de un espacio muy amplio y con grandes ventanales que nos permiten mantener una buena ventilación. Ahora puede haber cuatro comensales en cada mesa, pero antes solo dos. Hay gente que viene casi a diario", cuenta la directora del hogar, Charo Jordano. Comprende que después de un año los socios estén deseando volver a llenar su agenda y encontrarse más entre ellos, "reclaman juntarse, socializar", pero dice que también son "conscientes" de que no hay que dar un paso en falso.

Manuel Cubillo y su mujer son comensales asiduos en la cafetería del Hogar de Mayores Picarral
Manuel Cubillo y su mujer son comensales asiduos en la cafetería del Hogar de Mayores Picarral
Guillermo Mestre

Manuel Cubillo es uno de los comensales que acude casi a diario con su mujer. "Vivimos cerca de aquí y nos viene de perlas. Mientras estuvo cerrado nos íbamos apañando cocinando entre los dos y con los que nos traía nuestra hija, pero de esta forma vemos también a la gente del barrio. Esto es como una gran familia", señala. 

La petanca es aquí la excepción. En el jardín hay tres pistas y desde diciembre los aficionados, que jugaban en una explanada cercana a las instalaciones, pueden utilizar dos por las mañanas para así mantener las distancias. El presidente de la junta de gobierno, monitor de tai-chi, plantea que en este mismo lugar se podría recuperar la práctica de esta "gimnasia cardiosaludable en la que se hacen 52 movimientos en una hora".

Mientras llegan los primeros comensales, en la primera planta siguen las sesiones de terapia ocupacional y fisioterapia. Feli Calabaza se jubiló el pasado junio y es fiel a la cita desde noviembre. "Vine sobre todo para hacer rehabilitación por la espalda, pero al final me apunté a todo el programa. Soy muy activa y venir aquí me da vida, si no tendría que buscar otra cosa que hacer", señala. Las tarjetas con las que hace un juego para identificar las siglas están plastificadas, lo que permite desinfectarlas después de cada uso.

El hogar tiene un horario de 9.00 a 16.00. El pasado cinco de marzo fue el primer festivo que abrió y recibió a unas 120 personas. Ahora está valorando hacerlo también el Jueves y Viernes Santo. "El hogar de mayores presta ya unos servicios y poco a poco se irá a más", concluye su directora.

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