Acabar 2020 y empezar 2021 uniendo gastronomía y naturaleza en Gallocanta

El albergue Allucant, situado en la localidad del Campo de Daroca, plantea un programa de actividades con propuestas para alojarse allí y realizar un paseo por el entorno de la laguna.

Gallocanta
Gallocanta
Albergue Allucant

Iniciar el año 2021 viendo el amanecer y con el sonido de las grullas como banda sonora. Esa es la propuesta que ha lanzado el albergue Allucant, situado en Gallocanta, al pie de la reconocida laguna que se encuentra a caballo entre las provincias de Teruel y Zaragoza. En el caso de este espacio, han lanzado una programación especial tanto para la Nochevieja de 2020 como para el día de Año Nuevo.

Así, incluye alojamiento y desayuno los dos días con habitación doble con baño, cena especial de despedida de curso, comida especial en la jornada inaugural y cena el mismo día. Entre medias, prevén varias salidas: un amanecer con la famosa ave y un paseo por la laguna autoguiado. El precio total que incluye todo es de 300 euros por pareja.

"Queremos lanzar esta idea especialmente al público zaragozano, porque habitualmente es una visita muy corta: vienen, dan una vuelta y se van", reconoce Javier Mañas, veterano gestor de estas instalaciones. Así, su planteamiento es diferente: "Queremos retenerlos en la zona, con una oferta mejor y que valoren el entorno de una forma más pausada", subraya.

En total, el albergue cuenta con 54 plazas, pero han habilitado solo 12, repartidas en seis habitaciones dobles. "Además incluimos ideas nuevas en lo culinario, como paletilla de cordero a baja temperatura con salsa de pera, arroz basmati al azafrán y jachet", indica. En las cartas se fusionan tanto ingredientes locales como otros más exóticos.

Un año "pésimo"

Aunque las visitas al entorno de la laguna son una constante, Mañas reconoce que el año ha sido "pésimo". "Nunca habíamos trabajado tan poco ni pensábamos que íbamos a llegar a una situación así", reconoce. En este sentido, recuerda cómo en marzo "íbamos muy bien, porque habíamos conseguido trabajar con grupos extranjeros, ingleses por ejemplo, que además de a la temporada de grullas, también iba a venir en primavera".

Pero aquello se "cortó" de raíz con el decreto del estado de alarma y las posteriores restricciones a la movilidad. "En verano confiábamos en trabajar un poquito más, pero ha sido penoso. También pensábamos que podríamos estar mejor en temporada alta y tampoco", asume con resignación. Así, en noviembre estuvieron cerrados "y después hemos abierto alguna vez para repartir comidas para llevar y poco más".

A pesar de ello no se resigna: "Queremos animar a que el turismo de la provincia de Zaragoza conozca el entorno y lo disfrute de otra manera".

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