medio ambiente

¿Qué pasaría si el agua del Ebro cotizara en bolsa?

Los expertos creen que la opción de que el agua entre en el mercado, como ha ocurrido con Wall Street, es inviable en España y supondría que este recurso acabara "en manos de los más poderosos".

Ribera del Ebro donde otros años había mosca negra.
Ribera del Ebro donde otros años había mosca negra.
José Miguel Marco

Como ya ocurre con el petróleo, el oro o el trigo, el agua ha empezado a cotizar en Wall Street. El índice Nasdaq Vales California Water Index se estrenó en el mercado de futuros con un valor de 486,53 dólares por acre-pie, una medida equivalente a 1,4 millones de litros. Este recurso básico entra así en el juego de la bolsa, una opción que parece lejana en España y Aragón pese a la creciente comercialización de la que alertan algunos expertos.

En España el agua es, por ley, un bien público. Lo más parecido que existe a una cotización son los contratos de cesión, que permite transferir los derechos de uso de unos particulares a otro. En el caso de los agricultores, tradicionalmente se ha hecho de manera informal, con una cantidad pactada entre ambos por los derechos de riego. Sin embargo, aquí son los organismos de cuenca, como la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los que garantizan el control público de los recursos de los ríos. Las que sí pueden cotizar son las empresas embotelladoras, que cuentan entre sus activos con derechos sobre el agua.

Quienes defienden la presencia del agua en los mercados financieros creen que una medida así facilita la gestión de los agricultores, que se aseguran un precio fijo a futuro, no sujeto a posibles vaivenes. Además, opinan que supondría hacer un uso más eficiente de los recursos. Sin embargo, sus detractores advierten de que estos recursos se acumularía en muy pocas manos y que el mercado acabaría con el caudal ecológico de los cauces.

¿Qué pasaría si el agua del Ebro cotizara en bolsa? Aunque los expertos lo ven prácticamente inviable, creen que el efecto sería inmediato: “El más poderoso compraría el agua y los pequeños productores y agricultores se quedarían sin ella”, apunta José Albiac, investigador en Economía del Medio Ambiante del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Además, habría que poner la “infraestructura necesaria para llevar el agua a donde da más dinero”, es decir, habría que ejecutar trasvases. “Como en el sudeste del país tienen invernaderos que dan más dinero, el agua se iría allí”, pronostica Albiac.

Marisa Fernández es la gerente de Zinnae, el clúster aragonés para un uso eficiente del agua, que reúne a empresas, administraciones y entidades del sector. En referencia a la cotización de los recursos hídricos de California en Wall Street, cree que en España “no cabría algo así” porque se trata de “un bien público”. Fernández destaca que el agua “es el bien más importante para la vida”, que “no se puede mercantilizar”. A su juicio, “hay que darle valor al agua”, pero eso “no se hace sacándola a bolsa”.

El aragonés Pedro Arrojo, relator especial de la ONU para los derechos humanos al agua y al saneamiento, alerta que la entrada del agua en bolsa supone “permitir la especulación con un bien básico” y permite que prime "el interés de quien más pague frente al interés general”. Arrojo señala que en 2008, con la crisis inmobiliaria, “muchos bancos en quiebra se metieron en el mercado de futuro de los alimentos, pese a no tener allí ningún interés. Lo que sucedió es que hubo un incremento especulativo del precio de la alimentación, y el trigo pasó en poco tiempo de 5 a 25 dólares”.

Si esto sucediera con el agua en España, lo que pasaría es que “el agua irá donde esté quien pague mejor”, y no “de donde hay mayor cota a donde hay menos”. Su salida a bolsa sería, a juicio de Arrojo, “un acelerador del mercado de expectativas a futuro”, considera que ya hay una comercialización excesiva de los derechos de uso. “La última vez que di una charla en Murcia me dijeron que quienes van a mandar en los trasvases son los mercados, y que hasta los regantes de Aragón pedirían el trasvase por el dinero que les podría llegar”, señala.

Por su parte, Víctor Viñuales, director de Ecodes (Ecología y Desarrollo), dice que la salida a bolsa del agua “no lanza un mensaje nada bueno”, ya que “es distinta a cualquier otra materia prima”. “La vida es agua organizada, es un recurso que no se le niega a nadie. Si el hombre va a Marte, se pregunta si hay agua, no cobalto”, reflexiona.

Viñuales cree que “hay que buscar elementos de racionalización y eficiencia”. “En Aragón, si tenemos una sequía enorme hay colisiones entre los usuarios del agua, los que la usan para beber, la industria, la ganadería, la agricultura. ¿Cómo se soluciona esto? ¿Le damos el agua al que pague más? Debe ser la CHE, o el Gobierno de Aragón, quien decida, por ejemplo, que no se pueden llenar las piscinas. No creo que el mercado ayude a tomar estas decisiones”, apunta.

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