La hostelería se reinventa: Bloody te lleva a casa la comida… y un vídeo tutorial para servir el cóctel

En plena segunda ola el establecimiento zaragozano se reinventa ofreciendo comidas y cenas maridadas con cócteles, todo en formato 'take away'.

Los establecimientos hosteleros de la capital aragonesa continúan reinventándose y adaptándose a tiempos de pandemia para tratar de resistir el batacazo que está suponiendo la crisis provocada por el coronavirus. Un claro ejemplo de ello es el local zaragozano Bloody, el cual, en plena segunda ola, ha optado por reinventarse ofreciendo una completa oferta de comidas y cenas maridadas con cócteles, todo ello en formato ‘take away’.

Además, la oferta se completa con unos video tutoriales en los que se explica cómo servir cada trago, siguiendo los pasos del equipo de la escuela ‘Cocktails & Foodschool’ de Zaragoza, de la mano de uno de sus profesores, Roland López, y de su director, Jimmy Valios, uno de los copropietarios del local. "Llevábamos varios meses explorando nuevos formatos, pero la llegada de la crisis sanitaria se acabó convirtiendo en el empujón definitivo. Si no dejan venir a los clientes, tendríamos que ir nosotros", admite Valios.

Una nueva forma de consumo que viene de otros países europeos y que comienza a extenderse tímidamente en nuestro país y, cómo no, en Aragón. Así pues, tras meses de pruebas, salieron a la luz cuatro de sus cócteles más conocidos: “Tenemos desde clásicos como el Negroni o la Paloma, que es un trago mexicano, hasta los de autor creados por nosotros como el Ginger Aperitive y el Ironman, los más vendidos en el bar”, detalla Valios.

"Llevábamos varios meses explorando nuevos formatos, pero la llegada de la crisis sanitaria se acabó convirtiendo en el empujón definitivo"

Además, en la escuela siguen explorando en cuanto a formatos. Precisamente uno de ellos se comercializa envasado al vacío -es el caso del Negroni- mientras que el resto vienen gasificados y embotellados. “Van acompañados de complementos como fruta deshidratada, así como ‘twist’ -o lo que es lo mismo, la piel de cítrico que se utiliza para perfumar o decorar una copa-, al tiempo que explicamos cuál es el tipo de vaso idóneo o damos algunos trucos para servirlo”, añade el 'bartender'.

A pesar de ser tiempos complicados, Valios asegura que la idea es seguir creciendo: “De hecho, para diciembre pretendemos lanzar cuatro más". Se trata de un proceso totalmente artesanal en el que el fin último es lograr el disfrute del cliente a través de una experiencia diferente.

“El papel del hostelero en tiempos de pandemia está siendo fundamental, aunque en ocasiones no esté reconocido. La gente viene al bar porque les tratamos bien y es algo que necesitamos más que nunca”, advierte el Valios quien reconoce que, tras varios meses desde el inicio de la crisis sanitaria, la situación comienza a hacerse “demasiado pesada”, sobre todo a nivel psicológico. “Son muchos días recibiendo malas noticias, improvisando, luchando y tratando de seguir con la mejor sonrisa. Aun así, seguimos adelante”, concluye.

Jimmy Valios y Roland Lopez, de Bloody
Jimmy Valios y Roland Lopez, de Bloody
Bloody

Por otro lado, el establecimiento ofrece una carta de ‘Street food’ diseñada el chef José Cáceres -Chef London-, la cual "marida a la perfección con cada uno de nuestros tragos". Así lo asegura Cristian Moratiel, copropietario del local. "Disponemos de una amplia variedad de platos con sabores sorprendentes inspirados en distintos lugares del mundo que van desde un guacamole, el ramen o nuestras gyozas, hasta el ternasco masala o el Rock & roll de rabo de toro", explica.

La coctelería, ubicada en el 38 de la calle San Miguel, ve la luz en junio de 2019. “Bloody nace con una idea clara, apostar por el mundo de la coctelería llevando la personalización al máximo exponente”, asegura Moratiel. De hecho, a parte de la carta de cócteles cualquier cliente puede improvisar el trago que quiere beber: “Le preguntamos por sus gustos y apetencias en ese momento y el bartender se lo prepara en el acto”.

Moratiel recuerda perfectamente el inicio del primer estado de alarma del pasado mes de marzo. "Estábamos pasando un buen momento y la verdad es que supuso un parón absoluto y un gran impacto, no solo económico sino también para nuestra plantilla. Cualquier proyecto se basa en el equipo que hay detrás, y estar más de dos meses cerrados ha sido un golpe muy duro”, asegura.

"Cualquier proyecto se basa en el equipo que hay detrás, y estar más de dos meses cerrados ha sido un golpe muy duro"

La incertidumbre, las prórrogas y, sobre todo, el desconocimiento frente a una situación de estas características; se convirtieron en parte de su día a día. "Veníamos cada semana a dar vuelta, a revisar las neveras, a ver cómo estaba todo… era descorazonador y muy triste ver todo paralizado. Cada prórroga era 15 días más de sufrimiento", reconoce.

Sin embargo, la reapertura del mes de junio supuso un respiro pues "la gente lo pilló con gana". "Lamentablemente, a mediados de julio sufrimos una fuerte subida de contagios y eso volvió a transmitirse entre la ciudadanía. Los bares somos unos buenos termómetros de este tipo de situaciones pues vemos a la gente cada día", asevera Moratiel.

"Somos más necesarios que nunca"

La llegada de las nuevas restricciones se añadía a la adquisición de productos de limpieza, geles y mascarillas. “Luego se prohibió el uso del interior del establecimiento y se limitó la terraza, ahora dependemos del ‘Take away’, nuestras ocho mesas en terraza y del tiempo que haga cada día”, destaca el hostelero.

Sin embargo, a pesar de que en estos momentos el negocio no es viable, decidieron apostar por la apertura: "Cada día que pasa nos acerca un poco más al cierre, pero es mejor estar así que no trabajar, al fin y al cabo, estamos ofreciendo un servicio que hace falta, la gente necesita tomarse ese café o sentarse a desconectar. En tiempos de pandemia, los hosteleros somos más necesarios que nunca”.

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