estadística

Aragón es la cuarta autonomía que más población nacional gana en el último año

Consigue crecer en 1.619 residentes nacionales y consolida el cambio de tendencia tras una década de saldo negativo. La Comunidad logró ganar 10.000 habitantes en 2019 gracias a la llegada de extranjeros, que compensó las defunciones.

Gente con mascarilla en una calle de Zaragoza
Gente con mascarilla en una calle de Zaragoza
Oliver Duch

Aragón no solo ha logrado frenar su sangría demográfica, sino que ha conseguido revertir la fuga hacia otras autonomías. Los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2020, los últimos disponibles, constatan que se ha convertido en la cuarta comunidad autónoma que más población nacional ha ganado en el último año, 1.619 personas, solo superada por Madrid (4.442), Valencia (3.363) y Baleares (1.837), pese a carecer del tirón que supone la capitalidad del país o estar situada junto al mar.

El flujo de migración interautonómica con origen o destino en Aragón se mantiene principalmente con Cataluña y le siguen Valencia, Andalucía y Madrid, y la evolución constata un cambio de tendencia en 2017, cuando se cortó el saldo negativo de salida hacia otros territorios para ganar población española a lo largo de los dos últimos años.

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El director del Instituto Aragonés de Estadística, Alfredo Peris, recalcó que el saldo siempre había sido negativo, especialmente en lo concerniente a población española. De hecho, solo se había registrado un balance positivo en 2008 y 2011, pero limitándose la ganancia a 66 y 32 habitantes, respectivamente, porque Aragón no ha sido un destino de referencia. La serie arroja pérdidas en el balance interautonómico hasta 2017, cuando se redujo únicamente a 27 personas. La curva cambió en 2018 al venir 968 españoles más de los residentes en Aragón que partieron a otras autonomías y se consolidó en 2019 con otros 667 más.

Si se incluye a los extranjeros que ya vivían en España, la cuantía total se eleva a los citados 1.619 nuevos residentes. «Es un número importante, supone un pueblo entero de Aragón. No hay que olvidar que más del 70% de nuestros municipios tienen menos de mil habitantes», dijo.

El fenómeno de Cataluña

Uno de los fenómenos que más llama la atención es la inversión del flujo de residentes entre Aragón y Cataluña. Históricamente salían más aragoneses a la comunidad vecina de los que venían aquí, pero en los dos últimos años el cambio de tendencia llama especialmente la atención: de Aragón a Cataluña se trasladaron a vivir 5.451 personas, mientras al revés lo hicieron 6.631.

El director del Iaest se mostró muy prudente, pero apuntó que el fenómeno independentista podría explicar este cambio. De hecho, el número de aragoneses que optan por cambiar su residencia a algún municipio catalán no deja de caer desde 2014. Entonces, se marchaban 3.409 residentes y en el último año se ha limitado a 2.667, el dato más bajo de la última década.

Si se observa el cómputo global, los que abandonan Aragón para irse a vivir al resto de España también se reduce de forma sostenida desde 2010, mientras los que llegan de otras autonomías se ha recuperado a niveles de hace una década tras superar un bache de seis años.

No obstante, el mayor aporte de población sigue siendo, con muchísima diferencia, en Aragón y en el resto del país, el de los extranjeros que acuden en busca de oportunidades. El saldo migratorio con el exterior fue positivo en 12.251 personas, lo que la coloca como la undécima autonomía. No obstante, dos tercios del total se concentró en cuatro comunidades, Madrid, Cataluña, Valencia y Andalucía.

En el sentido contrario, el crecimiento del número de aragoneses inscritos en el extranjero se ha logrado atenuar desde 2016, hasta el punto de reducirse a la mitad, del 5%-6% al 3% anual. Eso sí, hay 18.232 que residían fuera al cierre del pasado ejercicio.

Lo que no se ha logrado corregir ni de lejos es el saldo vegetativo, tal y como refleja la serie histórica del Instituto Aragonés de Estadística, que se remonta a 1991. Solo un año hubo más nacimientos que defunciones, en 2008, con un crecimiento demográfico de 277 personas, mientras que el peor dato se dio en 2018, con la pérdida de 4.123 aragoneses. El año pasado se logró mitigar la caída, pero siguió siendo elevada, con un saldo negativo de 3.965 aragoneses.

Pese a todo, el balance fue favorable porque este año comenzó con 1.330.445 residentes, casi 10.000 más. El problema es que la positiva evolución se verá truncada cuando acabe el ejercicio como consecuencia de la pandemia. «Va a ser un año duro de verdad», advirtió Peris.

Javier Allué: «No existen varitas mágicas para la lucha contra la despoblación. Crear empleo y oportunidades en el medio rural es sin duda la mejor medicina»

Balance

El comisionado aragonés para la lucha contra la Despoblación, Javier Allué, destacó que si se tiene en cuenta la serie de población residente de la última década, las tres provincias venían perdiendo habitantes hasta que se produjo el inicio de la reversión hace dos años. Ypor muy poco, por tan solo ocho personas, no arrojó un dato positivo la provincia de Teruel, sumándose a las de Zaragoza y Huesca. «No existen varitas mágicas para la lucha contra la despoblación. Crear empleo y oportunidades en el medio rural es sin duda la mejor medicina», añadió.

Allué consideró que el impulso de los sectores estratégicos, como son la agroindustria, las energías renovables o el turismo, mediante la colaboración público-privada resulta «la palanca necesaria para generar oportunidades y fijar población en el medio rural». A su juicio, esto explica que el saldo migratorio interior y exterior sea positivo y compense el vegetativo, que sigue cayendo. «Esto no ocurre en la mayoría de las autonomías con retos demográficos», aseveró.

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