125 historias de heraldo de aragón

Los bares y cafés, nuestra segunda casa

La profunda remodelación que sufrió el café Ambos Mundos puso de manifiesto el afecto de los parroquianos a sus locales preferidos.

Cuando abrió, en 1841, el café Ambos Mundos era considerado el más grande de Europa
Cuando abrió, en 1841, el café Ambos Mundos era considerado el más grande de Europa
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El café zaragozano Ambos Mundos cerró para siempre el 2 de septiembre de 1955, después de casi 75 años de vida. Cuando se abrió, el 4 de octubre de 1881, en los números 32 y 34 del paseo de la Independencia, en la esquina con la calle del Marqués de Casa Jiménez, fue catalogado como el café más grande de Europa y se cuenta que en el local se alineaban unas 210 mesas de mármol. Fue uno de los fabulosos establecimientos hosteleros que ha acogido este céntrico paseo a lo largo de la historia, y entre los que cabe citar Las Vegas (que reabrió en 2014), Salduba, Hergar, Los Espumosos, La Maravilla, Ceres, Roma, Abdón, Sukro, Avenida o Girasol.

La desaparición de estos lugares de encuentro, ocio, urdimbre de amores y hasta de trama de conspiraciones -el Ambos Mundos fue lugar de reunión de los movimientos libertarios y republicanos hasta la dictadura franquista- siempre ha causado incomodidad cuando no verdadera conmoción entre quienes frecuentan sus mesas. 

Bien conocido es que los españoles somos muy dados a buscar la mínima excusa para ir a fichar a nuestros bares y cafeterías de referencia, ya sea para tomar el café con los compañeros de trabajo, el vermú con la familia o las cañas con los amigotes mientras discutimos de política o vemos un partido de fútbol por televisión. Otras veces, vamos solos porque queremos explayarnos con alguno de los responsable de la barra, esos servidores que bien podrían considerarse psicólogos y confesores que nos ayudan a sobrellevar nuestras quejas y nuestras frustraciones.

De tal forma que los bares a los que acudimos con frecuencia son como nuestra segunda casa y allí nos sentimos amparados y queridos, y en muchos de esos sitios se esconden no pocos recuerdos de nuestra infancia, de nuestra juventud o de toda una vida.

Así que cualquier cambio y no digamos ya el cierre de nuestro bar de referencia puede causar auténticos traumas o, cuando menos, arduas disquisiciones filosóficas, como las que expresa Pascual Martín refiriéndose a la profunda remodelación de la que fue objeto el Ambos Mundos en 1928.

La puesta en marcha de medidas como las que se adoptaron recientemente a causa de la pandemia del coronavirus y su repercusión en el sector hostelero puso en jaque de nuevo esos lazos sentimentales, que la mayor parte de la ciudadanía se propuso reforzar en cuanto hubo oportunidad, volviendo a las terrazas -primero- y a las cafeterías y restaurantes después, para retomar las seculares costumbres que han hecho que los españoles nos sintamos en los bares y cafeterías como en nuestra segunda casa. Y parece que así será en el futuro.

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