La montaña triunfa como destino en el verano de la covid

Agosto dispara la presencia de excursionistas en el Pirineo huyendo de las aglomeraciones y buscando naturaleza y espacios abiertos. Habituales de la playa descubren otro tipo de turismo.

Después de meses de confinamiento y con miedo a las aglomeraciones, muchos veraneantes han elegido los espacios abiertos y en plena naturaleza para pasar sus vacaciones. El Pirineo se ha beneficiado del tirón de la montaña, sobre todo en agosto, con un aluvión de visitantes que se ha reflejado en rutas clásicas como la Cola de Caballo de Ordesa o los ibones Azules de Panticosa. Si bien los hoteles han sufrido una caída de la ocupación, las segundas residencias han estado al cien por cien, los cámpines han rentabilizado las ganas de aire libre y también se han visto más autocaravanas que nunca.

No todos los caminos disponen de contadores para precisar la cifra de visitantes a la montaña, pero sí existen indicios que apuntan a un verano de récord: la afluencia a las estaciones de esquí, abiertas también estos meses, las encuestas de la campaña Montaña Segura o el paso por los refugios. Otro dato a considerar es el número de rescates, similar a otros veranos, pese a la epidemia. Desde finales de julio, la Guardia Civil ha auxiliado a más de 200 personas.

Vehículos aparcados de la presa de Llauset (Montanuy), de camino al refugio, con muchas furgonetas y autocaravanas, habituales este año
Vehículos aparcados de la presa de Llauset (Montanuy), de camino al refugio, con muchas furgonetas y autocaravanas, habituales este año
Guillermo Mestre

Las estaciones de Astún, Panticosa y Cerler pusieron en marcha en julio sus sistemas de transporte para acercar a los turistas a las cimas. La primera ha vivido su mejor verano en cuanto a cifras de visitantes, con un 20% más de usuarios en el telesilla Truchas. De hecho, ha decidido prolongar la apertura hasta el 6 de septiembre. También facturó más en la terraza de los Ibones, a 2.100 metros, abierta al público estos meses. "Ya lo preveíamos por la alta ocupación de las segundas residencias. La gente que otros años solo las usaba en invierno, ahora también ha venido en julio y agosto", afirma Andrés Pita, director comercial de Astún.

Panticosa, con el telecabina que sale del pueblo, y Cerler, con el telesilla del Aneto, también han tenido más usuarios que el año pasado, "en consonancia con lo que está pasando en el Pirineo y las zonas de montaña, con muy buena afluencia este verano", según el grupo Aramón.

Barranco de Barbaruéns, en la sierra de Guara. El barranquismo sí ha notado mucho el descenso, ya que buena parte de su clientela es francesa
Barranco de Barbaruéns, en la sierra de Guara. El barranquismo sí ha notado mucho el descenso, ya que buena parte de su clientela es francesa
Eduardo Recio

La mayor afluencia en 21 años

Los refugios son otro termómetros. "Llevo 21 años y nunca había visto tanta gente", asegura José Ángel Sánchez, guarda en la Casa de Piedra y los Ibones de Bachimaña, en el balneario de Panticosa. El perfil del visitante ha cambiado, con muchos grupos familiares y pocos extranjeros, asustados por la recomendación o la prohibición de sus países de viajar a España.

El negocio en los refugios se ha resentido por el límite de aforo en las habitaciones, pero han llenado las terrazas. "La facturación cayó un 30 o un 40%, en julio hicimos 500 pernoctaciones menos en Bachimaña, pero el batacazo ha sido menor porque ha ido bien en la barra. Todo el verano ha estado a tope. Para el negocio, ha sido el año más ruinoso, pero en el monte ha habido más gente que ningún otro", insiste Sánchez.

Montañeros en los ibones Azules de Panticosa, una ruta muy frecuentada que parte desde el balneario
Montañeros en los ibones Azules de Panticosa, una ruta muy frecuentada que parte desde el balneario
Mª José Villanueva

El parquin del balneario de Panticosa ha estado repleto muchos días. El ascenso desde aquí al refugio es un continuo peregrinar de excursionistas, sobre todo los fines de semana, camino de los ibones Azules, a 2.400 metros. Muchos sin mochila ni botas de montaña, en zapatillas deportivas, y que concluyen la subida con un baño en sus frías aguas.

El GR-11 que pasa por el refugio de Bachimaña es uno de los 11 lugares elegidos por Montaña Segura para realizar encuestas, dada su alta frecuentación. La coordinadora de la campaña, Marta Ferrer, reconoce que este verano, los mismos días y en las mismas franjas horarias, se han hecho casi 1.000 entrevistas más por el mayor número de visitantes, un fenómeno que se ha apreciado sobre todo en los valles de Tena y Benasque. "Son turistas de destinos cercanos y muchos de fin de semana", aclara. A falta de analizar los resultados de las encuestas, la sensación es de "más personas desubicadas que acudían por primera vez a la montaña". Una prueba es la hora tardía de inicio de las rutas. "A las 12.00 había gente que iba camino de algún lado". Ferrer confía en que quien este año ha probado la experiencia repita y se asiente en las prácticas seguras.

Refugio de Góriz en los últimos días de agosto. Pese a la limitación de aforo para el alojamiento al 50%, las terrazas y bares de los refugios han tenido muchos clientes.
Refugio de Góriz en los últimos días de agosto. Pese a la limitación de aforo para el alojamiento al 50%, las terrazas y bares de los refugios han tenido muchos clientes.
Joan María Vendrell

También el guía de Benasque Carlos Carracedo constata la presencia de más excursionistas poco habituados a la montaña, y "más gente durmiendo en el monte", quizá por el límite de plazas en los refugios o porque se buscan los espacios abiertos.

"Muchos habituales de playa han venido por primera vez y han descubierto un nuevo tipo de turismo. Aunque no ha sido un buen verano, hemos llegado a clientes a los que antes no habíamos llegado, esperamos que repitan", señala por su parte Chus Montañés, secretaria de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón.

Aparcamiento de Astún, que ha prolongado la apertura del telesilla ante el éxito este año
Aparcamiento de Astún, que ha prolongado la apertura del telesilla ante el éxito este año
Astún

Pero no solo hay neófitos. También muchos habituales, que este año no han podido ir de vacaciones a otros lugares y con ganas de patear el monte después de semanas confinados. Son los clientes de refugios de alta montaña como Góriz, que ha vivido un verano "menos internacional". Sí han venido franceses, pese a la recomendación de su gobierno, pero no de países más lejanos. Otra singularidad, según el guarda Joan María Vendrell, es "el regreso a la tienda de campaña de forma masiva para mantener las distancias". Con el aforo al 50%, a ellos les ha salvado la autorización de la pernocta en el exterior.

Bañistas en el ibón de Vallibierna
Bañistas en el ibón de Vallibierna
Jordi Clariana

Vendrell destaca el buen comportamiento de los clientes. "Solo hemos llamado la atención a dos por la mascarilla. La gente respetaba las distancias". Han tenido más visitas de las esperadas, dadas todas las limitaciones. La clave, a su juicio, está en las ganas de disfrutar de espacios abiertos más seguros. "Aquí salen a tomar una cerveza a la terraza y, aunque haya 80 personas, no están apretadas. Los que van al monte a pasar el día tienen la sensación de disfrutar como cualquier otro año y de olvidarse por unas horas de que estamos viviendo una pandemia".

Excursionistas este domingo en Zuriza, donde la caída de las temperaturas se notó en la afluencia de visitantes
Excursionistas este domingo en Zuriza, donde la caída de las temperaturas se notó en la afluencia de visitantes
Verónica Lacasa

"Mucho playero"

"Ha venido más gente del país y mucho playero", asegura el presidente de la Asociación de Guías del Valle de Benasque, Jordi Clariana, que ha notado este año la presencia de más gente novata, sin experiencia para moverse por la montaña. Atónito se quedó hace unos días al ver a 30 personas bañándose en el ibón de Vallibierba, a 2.200 metros de altitud, una práctica que en contra de lo que él pensaba no está prohibida en este espacio protegido, que forma parte del Parque Posets-Maladeta. "Hubo dos personas que incluso dieron la vuelta al ibón nadando. Hice una fotografía y se la envié a la guardería forestal. Me sorprendió la respuesta: sí, te puedes bañar". No ocurre lo mismo en el caso del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, lo que no evita que algunos visitantes se metan en las aguas de lagos como el de Marboré.

La falta del saludo tradicional entre los montañeros cuando se cruzan en un sendero o la presencia de más basura, asegura Clariana, son otros indicativos del nuevo perfil de quienes frecuentan el Pirineo este verano. También ha observado, añade, algunas prácticas imprudentes, como la falta de equipación, "iban con bañador y zapatillas deportivas", o el inicio del itinerario pasadas las 12.00, "cuando otros ya volvíamos". Lamenta que una parte de los visitantes sigan considerando los valles del Pirineo "un parque temático". 

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