Rafting con mascarilla y sin rebrotes pero con una fuerte caída de clientes

Las 300 empresas de turismo activo han perdido entre el 15 y 50% de los turistas.

Un descenso de rafting con mascarilla por las aguas del río Gállego este verano.
Un descenso de rafting con mascarilla por las aguas del río Gállego este verano.
Ur Pirineos

Las empresas de turismo activo están viviendo una temporada que definen como una "montaña rusa". Al parón de más de dos meses por el estado de alarma le siguió un repunte de las reservas gracias a la desescalada, para dar paso luego a la caída de las contrataciones por los rebrotes y el veto de otros países.

Distintas empresas consultadas del sector (hay más de 300 inscritas en el registro obligatorio de Aragón) cifran la bajada de clientes entre un 15 y un 50%. Este último es el caso del descenso de barrancos, según la Asociación de Guías de Guara. "Con el miedo que se empezó a crear desde Francia y Bélgica hemos visto como los turistas se iban. La temporada la han salvado los españoles, ya que afortunadamente gente que otros años se marchaba a la playa, este verano ha descubierto la sierra de Guara", afirma el secretario de la asociación, Eduardo Recio, satisfecho porque no se haya producido ningún rebrote. "El turismo activo ha demostrado ser seguro", dice, y más con la normativa que hay en Guara, "el único sitio de Europa donde está regulado", con grupos máxios de 10 personas por guía, cuando en otros destinos van 30 o 40.

La temporada empezó con muchas dudas de difícil solución. "No sabíamos cómo se podía transmitir el virus en nuestras actividades". Les tranquilizó el hecho de que entre los primeros clientes hubiera médicos o enfermeros en sus vacaciones tras la primera oleada de la pandemia. "Pasados dos meses no conocemos de ningún rebrote relacionado con nuestra actividad", afirma Recio. Aunque lamenta el elevado número de cancelaciones, "ha ido mejor de lo que nos temíamos en un principio".

Descenso por el barranco del Gorgonchón, en la sierra de Guara.
Descenso por el barranco del Gorgonchón, en la sierra de Guara.
Eduardo Recio

Algunas empresas no han abierto y otras lo han hecho con menos trabajadores, según la secretaria de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón, Chus Montañés. "Las que han estado operativas han trabajado todos los días, aunque con menos clientes", dice. Culpa de ello "al maltrato" que recibió Aragón a raíz de los rebrotes. "Yo he tenido llamadas preguntándome si había carreteras cortadas». Montañés recuerda que se ha perdido la primavera, pero es optimista porque "mucha gente que antes iba a la playa ha descubierto un turismo nuevo".

Un ejemplo del verano que ha vivido el sector es Ur Pirineos, de Murillo de Gállego, una de las empresas de mayor volumen en Aragón. En julio y agosto tuvo 4.456 clientes, un 14% menos que en los mismos meses de 2019. Cayeron las actividades de barrancos (-15%), rafting (-8%), otras acuáticas (-27%) y de montaña y tierra (-32%). Y la cifra aún descienden más (un 30% en general) desde el arranque de la campaña, en junio, cuando dio por finalizado el Erte.

La temporada de los centros escolares y la primavera representan más del 50% del negocio. "En ese periodo hemos perdido unos 10.000 clientes", afirma Gustavo Ortas, de Ur Pirineos. Esta empresa redujo la plantilla de guías un 20%. "Muchos días teníamos más demanda que oferta y hemos estado completos pero desde el minuto cero optamos por dar las máximas garantías sanitarias". La superficie de los vestuarios, los escalonamientos de los clientes para que no coincidieran en la base… no les permitió emplear a más guías ni tener más clientes. La inversión en mascarillas hidrofugadas, barreras o virucidas ascendió a 12.000 euros. 

No obstante, a nivel de facturación, las perdidas no serán tan pronunciadas, ya que este año han tenido actividades de día o programas multiaventuras cortos que no conllevan tantos descuentos. En julio, por ejemplo, la facturación fue de un 5% menos con una afluencia un 14% menor.

En el balance final, será un año complejo para amortizar los gastos con el parón de 3.5 meses desde marzo y 300.000 euros menos de facturación que en 2019. Ya solo queda mirar a septiembre, afirman desde Ur Pirineos, con la esperanza de alarga al máximo la temporada.

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